“Tuve que recurrir a un psicólogo por autoexigirme tanto”
El mediapunta argentino repasa su trayectoria y su presente en el Rayo Vallecano que esta noche recibe al Barcelona en Vallecas (22.00, C+ Liga/GolT)
A Alejandro Chori Domínguez (San Francisco Solano, Quilmes, Argentina; 31 años) le brillan los ojos cuando habla de sus tres hijos. De lo que les gusta el fútbol. De cómo Agustín y Bautista, que viven con él en Madrid, juegan entre ellos. El mediapunta del Rayo es educado y agradable. No jugó al fútbol en la calle porque a sus padres no les gustaba y querían protegerle. Tarda un poco en romper el hielo, pero luego se abre y cuenta la ansiedad que le creó autoexigirse siempre tanto y no concederse un margen para el error. Llegó a no poder subirse a un avión. Y buscó ayuda.
Pregunta. ¿Ha encontrado su dimensión en el Rayo?
Respuesta. Me siento muy cómodo; los compañeros me hacen sentir cómodo. Empiezo a sentirme importante para el equipo y para el grupo. Me encontré con buena gente. Me ayudaron a estar bien físicamente para competir.
P. ¿Necesita sentirse querido?
R. Rindo mejor cuando tengo una buena relación con los compañeros. Tener un buen grupo facilita las cosas para competir.
P. ¿Era complicado en Rusia hacer grupo?
R. En el Zenit, sí porque había más estrellas. En el Rubin Kazán era como aquí, una gran familia. Íbamos a cenar juntos con nuestras esposas e hijos. Si conseguimos ganar la liga, meternos en la Champions y ganar al Barcelona fue por el grupo que teníamos.
P. ¿También River es una gran familia?
R. En Argentina hay otra cultura. Algunos creen que un buen grupo no garantiza los triunfos.
P. ¿Qué le impactó al llegar a Rusia en 2004?
R. En el Rubin me entregaron una bolsa para que lavara mi ropa. Vi a mujeres mayores trabajando de albañiles. Había una gran distancia entre los más pobres y la clase media.
P. ¿Cómo era entonces el fútbol ruso?
R. No estaba todavía abierto del todo al mundo. Nadie, salvo ellos, televisaba los partidos. Nadie nos veía en Europa.
P. ¿Por qué se fue a Rusia?
R. Estaba en River y llegó la oferta del Rubin. En ese momento pensé que irme fuera me daría la posibilidad de conocer el fútbol europeo, de estar más cerca de él, de tener más posibilidades para ir a la selección absoluta.
P. ¿No se dio cuenta al llegar de que ese fútbol no estaba al nivel que se había imaginado?
R. Puede ser. Pero no me puse a pensar en eso. Solo pensaba en que tenía que adaptarme a vivir ahí y a ese fútbol tan distinto. Solo quería triunfar en Rusia sin pensar en a qué nivel estaba.
P. ¿Qué aprendió allí?
R. Aparte del idioma, a valorar mucho lo que tengo y a que uno juega como se entrena. Si te entrenas al ciento por ciento, compites igual.
En este Rayo aporto predisposición y buena cara"
P. ¿En Argentina no era así?
R. Se piensa distinto. Como hay más calidad, se cree que con ella se puede ir tirando.
P. ¿Es el mismo futbolista que hace diez años?
R. No. Cambié mucho mi forma de jugar porque cambié mi forma de pensar. Me tomo los partidos, los entrenamientos y el cuidado personal con más seriedad. Trabajo con mi cuerpo y me he dado cuenta de que cuanto más tiempo le dedico mejor me siento en el campo.
P. ¿Hacía muchas locuras?
R. No, pero con 20 años no te cuidas de la misma forma.
P. ¿Qué aporta a este Rayo?
R. Predisposición y buena cara.
P. Llegó al Valencia como una estrella y fue perdiendo prestigio a los pocos meses. Incluso le apartaron. ¿Por qué pasó eso?
R. Elegí mal. Creí que el Valencia podía permitirme seguir creciendo y me equivoqué. Me encontré con un entrenador [Unai Emery] que no iba conmigo. Después dijeron que salía mucho por la noche, que no estaba comprometido y no me entrenaba. ¡Pero ya no tenía 20 años! ¡Estaba con mi familia! Mi gran error fue discutir con el director deportivo porque nunca estaba de mi lado. Si volviese atrás, elegiría otro equipo.
P. ¿Intentó arreglarlo con Unai Emery?
R. Sí, pero de mi lado había honestidad y del otro lado no. En el fútbol hay mucha falsedad y eso no va conmigo. Era normal que con el tiempo volviéramos a tener problemas.
P. ¿Lo pasó tan mal como para tener ansiedad?
R. La ansiedad la tenía antes, en Rusia. Por querer conseguir cosas importantes, por ser muy autoexigente, por no darme un margen para equivocarme. Eso te hace sobrepasarte.
P. ¿Dónde buscó ayuda?
R. Utilicé todo lo que estaba a mi alcance: leía libros de autoayuda, iba al psicólogo dos veces a la semana. Hoy estoy bien.
P. ¿Ya se concede un margen para equivocarse?
R. No se crea… A veces ni te das cuenta de lo duro que llegas a ser contigo mismo. Pero no reniego de eso Me ayudó a cumplir mi sueño de ser profesional.
Contra el Barça jugaremos como siempre, tomando la iniciativa”
P. ¿Qué le hace sentir cómodo en el Rayo?
R. Me he encontrado con un entrenador que es muy frontal. Al llegar, sabía que no había hecho la pretemporada. Me ayudó a manejar esa ansiedad de querer jugar. Me dio el tiempo necesario para ponerme bien físicamente y poder competir al mismo nivel que los demás.
P. ¿Con Dick Advocaat también tuvo problemas?
R. Sí, pero eso fue por mi problema de la ansiedad. No podía viajar en avión. Llegó un momento en que tuvimos que decidir y bueno…
P. Siempre dice que su padre fue su referente. ¿Por qué?
R. Porque pasaba mucho tiempo conmigo. Pasaba horas tratando de que mejorara varias cosas… Si hoy le puedo pegar al balón con la derecha y con la izquierda es gracias a él.
P. ¿Qué puntos débiles tiene el Barcelona?
R. [Se ríe] Debe de tener alguno, pero, si se lo digo, es capaz de arreglarlo antes del partido… Nosotros vamos a jugar como siempre, tomando la iniciativa.
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