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Míchel, en su madurez, lidera al Levante

El medio lanza al cuadro granota a la goleada (3-0) ante un alegre pero inocente Twente

Míchel celebra el primer tanto ante el Twente.
Míchel celebra el primer tanto ante el Twente.HEINO KALIS (REUTERS)

Descartado en su día por el Valencia, donde se había formado, Míchel inició una penitencia en el Depor, el Hércules y el Levante en la que tenía dos opciones: desaparecer del mapa o resurgir. Eligió la segunda. Y su llegada al Levante se ha convertido en una bendición para el equipo de JIM. Ubicado en la media punta, Míchel produce en cantidades industriales, en lo fino y en lo grueso. Al trallazo del domingo pasado en Getafe, le agregó esta vez el liderazgo en la victoria ante el Twente, tan alegre en ataque como inocente en defensa, víctima inevitable de un Levante de un oficio tan afilado. Aunque cambiara de piel para la Liga Europa, el conjunto granota compite como un grande.

LEVANTE, 3 - TWENTE, 0

Levante: Navas; Lell, Ballesteros, Rodas, Karabelas; Ríos, Diop, Iborra, Juanlu (Rubén, m. 73); Míchel (Barkero, m. 86); y Gekas (Ángel, m. 63). No utilizados: Munúa, Pallardó, Juanfran, Pedro López.

Twente: Mihaylov; Rosales, Douglas, Bengtsson, Braafheid (Cabral, m. 63); Brama, Gutiérrez (Schildler, m. 63), Landzaat (Janssen, m. 69); Tadic, Castaignos y Chadli. No utilizados: Boschker, Wisgerhof, Breuckers y Boyata.

Goles: 1-0. M. 58. Míchel, de penalti. 2-0. M. 77. Pedro Ríos. 3-0. M. 87. Pedro Ríos.

Árbitro: Vladislav Bezborodov. Amonestó a Karabelas, Douglas, Juanlu, Schindler, Ángel, Ballesteros y Bengtsson.

8.565 espectadores en el Ciutat de València.

Una estampa inhabitual en el Ciutat de València: la grada poblada de paraguas y de chubasqueros, empapados los jugadores hasta los huesos. Solidarizándose, JIM se plantó fuera del banquillo mientras McLaren, el técnico inglés del Twente, se escondió toda la noche. La lluvia no dio tregua y el campo fue calándose. El fútbol, sin embargo, salió a flote. Los holandeses nunca decepcionan: siempre al ataque no importa en qué circunstancias. El marroquí Chadli, por el extremo izquierdo, y el serbio Tadic, por el derecho, conciliaron el agua con los regates, los recortes y los disparos. El travesaño de Navas escupió uno de ellos. Otro, un tirazo de Castaignos desde 30 metros, acabó en las redes, anulado por el árbitro ante la sorpresa general: supuestamente por fuera de juego posicional de uno de los compañeros de Castaignos.

El Levante sabe aguantar una tromba, pero le faltó salida porque Míchel, el más claro con el balón, se encontró demasiado solo en las contras. Gekas no es un delantero para jugar al espacio, como le gusta al Levante, sino para rebuscar dentro del área. De ahí que el cuadro de JIM, en la primera parte, se sintiera atrapado en su propio campo.

Así siguió al menos hasta encontrar a un amigo en el Twente: Douglas. El central brasileño-holandés no medía sus fuerzas: recibió una amarilla, el árbitro le perdonó la segunda y, como postre, cometió un penalti al tocar el balón con la mano. Lo transformó con mucha serenidad Míchel, sin coger carrerilla, muy ajustado al palo. Con el marcador a favor, el Levante ya es imparable. Sobre todo cuando entran Ángel y Rubén, mucho más incisivos. El equipo de JIM incrementó su ferocidad defensiva y se desplegó con todo. La avalancha la concretó dos veces Pedro Ríos, rematando desde cerca. La fiesta ya era coral: Iborra se agiganta en la recuperación, Lell sube como una centella y Ángel agita el árbol con su movilidad. El Levante también es un señor equipo en Europa.

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