Laia Sanz, la campeona de todo
La capacidad de adaptación de la piloto española le ha permitido reinar en el trial, el Dakar y ahora en el enduro
A sus 26 años, el camino que aún le queda por recorrer a Laia Sanz (Corbera de Llobregat, Barcelona, 1985) es difícil de delimitar. Lo hará, en cualquier caso, subida a una moto, sea de trial o de enduro, las dos especialidades que domina como ninguna otra mujer, acreditada esta condición por los 13 títulos mundiales que acumula, los 12 primeros de trial y el último, logrado este domingo en Francia, el primero de enduro de su palmarés. Además, la piloto catalana ha ganado en su categoría las dos últimas ediciones del Raid Dakar, una prueba que volverá a afrontar a partir del próximo mes de enero y para la que se ha marcado el objetivo de superar la 39ª posición de la clasificación general de la última vez.
Sanz llegó a Barcelona este mismo lunes procedente de la localidad francesa de Brignoles, donde el día anterior terminó la segunda y se proclamó campeona del mundo de forma inmediata, un título con el que completa la triple corona con el Mundial de trial y el Dakar. “Probablemente, este es el más especial de los que he conseguido en este 2012. Ha sido muy duro, tanto física como mentalmente”, aseguró la motociclista, que durante estos últimos meses las ha pasado canutas por una doble fractura en el dedo gordo del pie derecho que se hizo en junio, durante el transcurso del Enduro de Italia, una carrera que ganó a pesar de todo. Desde entonces, mucho dolor, dos meses en el sofá tirada y sin poder entrenarse y un regreso doloroso pero de lo más fructífero.
“Lo peor fue volver a subirme a la moto de trial, porque los movimientos de esta disciplina me molestaban mucho más que los del enduro”, asegura la corredora, que en su primer año en Gas Gas le ha dado a la marca gerundense tres títulos de un plumazo.
Estos últimos meses las ha pasado canutas por una doble fractura en el dedo gordo del pie derecho
“Después de estar tanto tiempo parada, volver a subirme a correr me costó un poco. Este fin de semana lo he pasado un poco mal, con dolores, pero al final he podido conseguirlo”, añadió la española, que corrió con una bota especial, con la parte del dedo gordo un poco más grande de lo normal. “Debido a la lesión, me costaba mucho frenar, no podía hacerlo normalmente”, añadió Sanz, que ha terminado el año con seis puntos de ventaja sobre su principal rival, la francesa Ludivine Puy, a quien seguramente volverá a encontrarse en el próximo Dakar: “Ahora tengo que pasar de la Gas Gas de enduro a la del Dakar, y eso supone pasar de una moto de 115 kilos a otra que pesa 160, significa pasarme muchas más horas entrenando, coger más resistencia y hacer más kilómetros”. En definitiva, nada que una criatura con la capacidad de adaptación de esta chica para todo no pueda afrontar con probadas garantías de éxito.
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