Suecia descompone a Alemania

Parecía haber recobrado Alemania la normalidad después del holgado triunfo frente a la Irlanda de Trapattoni la semana anterior, con seis goles como soles, con un fútbol de alta alcurnia. Los susurros críticos que se deslizaban sobre el técnico Joachim Löw se diluyeron, esos que decían que en la Eurocopa el equipo no había dado la talla, que Italia en las semifinales le había dado una tunda y que el equipo no había dicho ni pío, algo impropio para una generación predestinada al éxito, solo consentida la derrota ante la todopoderosa España. Todo parecía olvidado, sobre todo cuando Klose se subrayó de nuevo como el ariete más prolífico de la Mannschaft (67) con dos dianas, Mertesacker hizo su red y Özil redondeó el resultado frente a Suecia. Un expresivo 4 a 0, un resultado que despejaba dudas. Pero no.

Ibrahimovic, que cuenta 12 goles en 13 encuentros en esta temporada, cazó un balón a falta de media hora y lo envió a la red. Le calcó dos minutos después Lustig y el siseo de descontento de Berlín acrecentó. Alemania tiritaba, incapaz de enhebrar jugadas, de repartirse el cuero. Pesaba la ausencia de Hummels en la zaga, de Mario Gómez en el área rival. Así que apareció Elmander y estrechó el duelo. Tanto, que en la última jugada del encuentro, Elm aprovechó un pase hacia atrás en el balcón del área y descompuso a Neuer, a Alemania y a Löw para instaurar las increíbles tablas (4-4) definitivas.

Suecia celebró el empate como un triunfo y los germanos, abatidos, apenas alcanzaron a dar la mano al rival. Su ventaja, en cualquier caso, es de cuatro puntos, suficiente para aterrizar pronto en el Mundial, pero también suficiente para expresar tics nerviosos como el vivido anoche en Berlín.

Menos apuros pasa Holanda, después del batacazo de la pasada Eurocopa, cuando se le daba como uno de los favoritos y se deshizo en su terrible grupo ante Alemania, Dinamarca y Portugal. Varapalo que acabó con las ácidas críticas de Johan Cruyff (oráculo del juego orange por la imborrable reminiscencia de La Naranja Mecánica y del Ajax de principios de los años 70) y con la dimisión del seleccionador, Van Marjwick. Debatido hasta la extenuación el doble pivote, se vio a Van Gaal como una alternativa e incluso como una extensión del purismo holandés, que también pone a dos ejes (aunque también jugó al final con un 4-1-4-1), pero que apuesta por extremos abiertos y trescuartistas de toque y composición. Y, siempre efectivo, ya ha dado todo un vuelco al equipo. Aparecen nombres poco conocidos como Vlaar (Aston Villa) y jóvenes como Martins Indi (Feyenoord), Narsingh (PSV Eindhoven), Van Rhijn (Ajax), Lens (PSV)... Y funciona de rechupete.

En el Arena de Bucarest, bullicioso y efervescente porque Rumanía contabilizaba todos sus duelos por triunfos y ya se veía posible la clasificación para el Mundial, gesta que no consigue desde 1998, Holanda demostró ser un equipo de lo más competitivo. Se repuso del susto de Torje, punta del Granada, que envió una falta al larguero, y Lens remató a gol desde fuera del área con la cabeza un mal despeje del portero con los puños. Martins Indi firmó el segundo, Van der Vaart no falló desde el punto de penalti y Van Persie liquidó al final. De nada sirvió el tanto de Marica (1-4). Van Gaal parece haber dado con la fórmula con 13 goles en cuatro encuentros, a más de tres de media.

Lo mismo le ocurre a Capello con Rusia, que ya superó la semana pasada a Portugal en el césped artificial de Luzhniki e hizo lo propio frente a Azerbaiyán (1-0) por más que sudara tinta con un gol de penalti sobre la bocina materializado por Shirokov. Un triunfo que le catapulta en la tabla y que hace temblar a Portugal con una posible repesca (como ya le ocurriera en los dos últimos grandes torneos), puesto que debe vencer a los rusos en la vuelta y tiene a Israel en la chepa (venció por 3-0 a Luxemburgo con dos goles del mallorquinista Hemed). En nada le ayudó a los lusos su empate de anoche contra Irlanda del Norte (1-1), la noche en que Cristiano Ronaldo celebraba infructuosamente su partido número 100 con la zamarra de Portugal, el tercero que más en la historia, solo por detrás de Figo (127) y Couto (110). El gol de McGee abrió el duelo y solo Hélder Postiga, a falta de un cuarto de hora, atinó en el disparo. Una rémora que se acentúa en el equipo de Paulo Bento y que no le permite más errores.

También está en ebullición Italia, que redujo a Dinamarca (3-1) gracias a Montolivo, De Rossi y Balotelli, solo incomodados por el tanto de Kvist y la expulsión de Osvaldo. La selección azzurra se escapa en la tabla con 10 puntos, con cuatro de ventaja sobre la Bulgaria de Penev, que no conoce la derrota, pero que lleva una victoria y tres empates.

Bielorrusia, por su parte, encuadrada en el grupo de España, venció con facilidad a Georgia por 2-0 (más allá de una trifulca de Hleb con un cabezazo sancionado con tarjeta amarilla) con goles de Bressan y Dragun, por lo que trepa posiciones, todavía lejos de pelear a Francia la segunda plaza del grupo. Una jornada de lo más variopinta aderezada con la suspensión del encuentro Polonia- Inglaterra (se disputará hoy) por las fuertes lluvias.