Cortese pierde los papeles

No lo dudó Danny Kent. No tenía órdenes de equipo. KTM quiere ganar el Mundial de Moto3, claro. Pero a falta de cuatro carreras nadie consideró que fuera necesario frenar a uno de sus pupilos. El británico había logrado el sábado la primera pole de su carrera, en su segundo año, a sus 18. Y quería completar el fin de semana con una victoria. Poco le importaba que su compañero en el equipo oficial de la marca austriaca, Sandro Cortese, tuviera ya opciones matemáticas de ganar el título. Y la carambola que debía producirse parecía poco probable: debía terminar Salom con cero puntos en su casillero y Maverick Viñales quedar fuera del podio. Y como esto son carreras, la carambola empezó a tomar forma en la última vuelta.

El guion, dramático, no podía estar mejor escrito: en una curva de derechas Salom, hasta este domingo segundo clasificado del Mundial, quiso fabricar un adelantamiento imposible, demasiado cerrado, se coló y terminó llevándose por delante a Jonas Folger, que lideraba el pequeño pelotón de siete pilotos que se jugaba el podio en los últimos giros. La moto de Salom –que sería sancionado por dirección de carrera con perder cinco posiciones en la parrilla de salida de la carrera del domingo próximo en Malasia por “pilotar de manera irresponsable”– besó el asfalto, la de Folger, otra Kalex con motor KTM como la del mallorquín, dio unas cuantas volteretas por los aires. En aquel momento, Viñales rodaba en la séptima posición. Y todos los pronósticos se cumplían. Era el escenario perfecto para Cortese. Solo que no contaba con el desparpajo de su compañero de equipo a quien nadie le había dicho que tuviera que dejarse ganar. Así que, obviamente, no lo hizo.

El germano debía terminar en primera posición para llevarse ya la corona. Y se dispuso a tomar la delantera. Pero Kent, una de las promesas salidas de la Red Bull Rookies Cup amparada por el Mundial y que el año que viene correrá en Moto2, le adelantó. Lo hizo a las puertas del túnel de Motegi. Faltaban unas pocas curvas. Y en ese preciso instante, a falta de escasos segundos para el final, Cortese perdió los papeles. No quería esperar más. Quería llevarse el campeonato allí mismo. Y la precipitación, que tan pocas veces le ha podido a lo largo del curso, pues es más racional que pasional, le comió la moral. Intentó un adelantamiento imposible con Tonucci y Kent a su izquierda y algo más adelantados. Y acabó chocando con el italiano y deslizándose peligrosamente por el asfalto. Kent logró la primera victoria mundialista de su vida. Viñales sacó tajada de semejante cúmulo de despropósitos y cruzó en segundo lugar la línea de meta. Y Tonucci, que solo se había desestabilizado en el choque, terminó en el tercer escalón del podio.

El germano debía terminar en primera posición para llevarse ya la corona

Cortese volvió a subirse a su moto, terminó el séptimo, y se lanzó a la búsqueda y captura de Kent. Su desesperación le podía. Cuando le cazó, celebrando eufórico el triunfo, descargó sobre su colega toda su rabia. No podía entender cómo no le había cedido el paso. “Ya lo había dicho, si podía ganar, iba a intentarlo. Y estoy tranquilo porque mi adelantamiento ha sido totalmente limpio”, concedió Kent después de la carrera y de recibir un rapapolvo de su colega: “No he hablado todavía con él, en pista solo ha hecho que gritarme, no entendía qué quería decir”. Poco después Cortese pidió disculpas por su comportamiento: “Lo siento mucho por mi comportamiento de hoy, reaccioné mal, vi que podría haber ganado ya el título y me sentí muy decepcionado con todo lo que pasó después”, escribía en su cuenta de Twitter. “Espero que la gente pueda entender cómo me sentía; he trabajado toda mi vida para ese momento y ver que se escapa en el último segundo no es fácil”, añadió. Y entonces, ya en paz consigo mismo, felicitó públicamente a Kent por su primer triunfo. El alemán, con 56 puntos de ventaja sobre el segundo, de nuevo Maverick Viñales, tendrá que esperar para llevarse el título.