Demasiado viejo para 900.000 euros
El juez ordenó reducir a un tercio el contrato de Movilla con el Rayo porque tenía 36 años
Una sentencia de julio de un juzgado de lo mercantil de Madrid ha conseguido lo que decenas de años de historia no habían logrado: dar por sentado que el salario de un futbolista profesional español pueda responder a alguna lógica que no sea la del lucro de todas las partes. No solo eso. Además, el juez da valor de ley a una teoría, la del descenso del rendimiento según aumenta la edad del deportista, un aspecto sobre el que ni siquiera los más eminentes fisiólogos han logrado ponerse de acuerdo.
Todo ello figura en la sentencia que reduce de 900.000 euros a poco más de 300.000 el salario percibido por el centrocampista José María Movilla, que disputó los 38 partidos de la temporada pasada con el Rayo Vallecano.
El 15 de febrero de 2011, Movilla renovó por un año su contrato con el Rayo, entonces en Segunda y en una grave situación económica. El futbolista y el club pactaron, condicionado a que el equipo ascendiera a Primera, lo que finalmente consiguió: prorrogar un contrato de 2009 que fijaba unos ingresos brutos de 900.000 euros más variables por partidos jugados y objetivos y más una ayuda mensual para vivienda.
Las circunstancias no eran las mismas que al celebrarse el contrato"
Pocos meses después, el Rayo, que ya por entonces tenía embargadas las taquillas y los ingresos televisivos, adeudaba mensualidades a sus jugadores y no pagaba ni a Hacienda ni a la Seguridad Social, se declaró en concurso de acreedores bajo la tutela de un administrador concursal. Recién comenzada la nueva temporada, la 2011-2012, este decidió impugnar el contrato de Movilla ante un juzgado por considerar que constituía, además de “un pasivo elevado”, “una carga no justificada”.
“Las circunstancias no eran las mismas que al celebrarse el contrato que se prorrogaba [julio de 2009] ni tampoco el jugador, que tenía ya 36 años”, expone en sus argumentos.
El juez mercantil da la razón al demandante y decide anular el contrato fijando para Movilla unos ingresos de 327.589,76 euros exactamente. A esta cifra no llega por ciencia infusa, sino que es la que fija un informe de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) como salario medio de un jugador de 36 años o más en un club con el presupuesto del Rayo. Coincide con ese precio Pedro Bravo, agente de futbolistas, agente también, precisamente, del entonces entrenador del Rayo, José Ramón Sandoval, y miembro del comité de valoración de jugadores de la LFP.
A Movilla, actualmente en el Zaragoza, también en Primera y también titular, no le ayudaron precisamente ni el testimonio de su testigo estrella, el director deportivo, Felipe Miñambres, ni la actuación del abogado del Rayo, Javier Tebas.
Miñambres negó que hubiera relación entre el valor de la cláusula de rescisión y el valor del jugador —uno de los pocos argumentos que presentó Movilla para justificar su contrato: “casi todos los futbolistas tienen la misma cláusula”, dijo Miñambres, “y sabíamos que no íbamos a poder vender al jugador”—, y aportó un informe, pretendidamente en defensa de Movilla, que alude a “la pérdida de condición física y velocidad del jugador”.
Por su parte, Tebas, curiosamente exvicepresidente de la LFP, la misma entidad que valoró a Movilla en un tercio de lo que le valoró el club, aceptó tácitamente que el Rayo había actuado “de mala fe” y “con conocimiento de la insolvencia y la conciencia de perjudicar, dañar o afectar negativamente a los demás acreedores”.
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