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Tablas en el correcalles

Vilanova introduce a Adriano en lugar del camerunés para forzar el 3-4-3 Mourinho confía en el alemán a pesar del gran momento de Kaká

El País
Pepe, Xabi Alonso y Özil intentan impedir el avance de Messi.
Pepe, Xabi Alonso y Özil intentan impedir el avance de Messi.LLUÍS GENÉ (AFP)

Dos dobletes, cuatro goles, dos nombres. Messi y Cristiano Ronaldo, 16 goles en Liga entre ambos, los últimos en el tercer clásico de la temporada. Sobresalieron el portugués y el argentino en un partido que se movió entre distintas revoluciones. Las alteradas del comienzo, la pausa tras el descanso, y la taquicardia final. Con un Barça volcado al ataque y rasgado en defensa tras las bajas de Puyol, Piqué y Alves, que se sumó a la lista de desgracias. El Madrid, serio y contundente en la marca, pecó de tibieza a la hora de controlar al argentino, que volvió a desmarcarse de cuantos tuvo por delante. Pudo sumarse a la fiesta Montoya, que estrelló un disparo en el larguero cuando languidecía el partido y daban las últimas bocanadas los peces gordos. No fue así y quedó igualado un clásico que se jugó como un correcalles, entretenido e imprevisible que deja los números como estaban, lo que no define el desenlace de una Liga a la que le restan muchos puntos que repartir.

Se adelantó el Madrid por medio de Cristiano Ronaldo cuando apenas se había alcanzado el ecuador de la primera mitad. El portugués ajustó un potente remate con la pierna izquierda que superó la estirada de Valdés. El portero azulgrana inclinó el cuerpo para tapar el palo largo pero el zurdazo le sorprendió por el corto. Conseguía así Cristiano su noveno tanto en 16 enfrentamientos con el Barcelona, e inclinaba el partido para los azulgrana, perdidos a la hora de conseguir superar la barrera defensiva del conjunto blanco. El planteamiento de José Mourinho contemplaba un medio del campo bien protegido por Khedira y Xabi Alonso, al que se sumaba Di María a la hora de contener las galopadas de Jordi Alba por banda izquierda.

Vilanova por su parte confió en Adriano como central ante la ausencia de Piqué, que no pudo recuperarse de sus problemas en el tobillo y a pesar de su baja apuntaba a la titularidad de Song, finalmente fue el defensa brasileño el que ocupó su lugar. El error en el tanto de Cristiano provino de un error en el repliegue por banda derecha. Pero los problemas en esa banda no terminaron ahí. Daniel Alves tuvo que retirarse cinco minutos después del gol por dolores en el muslo de su pierna izquierda. De nuevo Vilanova no eligió a Song y fue Montoya el que sustituyó al lateral brasileño.

Así las cosas el conjunto azulgrana trataba de superar la defensa blanca a partir de combinaciones alejadas de la portería de Casillas, en casi todas con Messi como enganche. El argentino retrasó su posición para tratar de generar superioridad en tres cuartos de campo a pesar de que ese repliegue supusiera alejarse de la portería rival. Con Iniesta anclado en la banda izquierda, el manchego fue titular en lugar de Alexis, y Pedro en la derecha, el juego del Barcelona partía desde el centro para tratar de desbordar por la banda y de nuevo concluir en el carril central. Gracias a una internada del canario y tras rebotar en Sergio Ramos, el balón llegó a los pies de Messi tras un encontronazo entre Xabi Alonso y Pepe que no se pusieron de acuerdo para despejar el balón, y el argentino reventaba la red cuando se cumplía la media hora de partido. La igualada compensaba el bajón físico del encuentro, que hasta el descanso rebajó las revoluciones en busca de un mayor control de balón.

Los primeros compases de la segunda mitad advertían el mismo respeto con el que concluía el primer acto. El Barça, neutralizado el tanto inicial comenzaba a dominar más el balón, algo que al Madrid no pareció importarle demasiado, consciente de que en cualquier descuido podía llegar su oportunidad. Sin embargo, llegó una falta al borde del área de Casillas que desestabilizó la aparente calma tensa que dominaba el encuentro. Messi colocó la pelota cerca de la escuadra izquierda de la portería del capitán blanco y se consumaba la remontada. Pero si de algo está adoleciendo el Barça es de falta de contundencia en defensa. Así, en un pase al hueco por el medio de la defensa lanzado por Özil encontró Cristiano la oportunidad de devolver la igualada. El portugués, dolorido en un hombro tras una chilena fallida minutos antes, engañaba ahora por bajo a Valdés y alojaba el balón, raso y manso, en el palo derecho.

Hasta el pitido final solo Montoya, que estrelló un zapatazo en el larguero y Xavi con un saque de falta que se perdió alto pudo desestabilizar el reparto final. Algo que no llegó a producirse. Los goles repartidos, los puntos compartidos, la diferencia resultante la misma.

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