Babel invierte en Babel

Ryan Babel (Ámsterdam, 1986) decidió este verano invertir en sí mismo. No triunfó en el Liverpool, que en 2007 pagó por él cerca de 18 millones de euros al Ajax cuando, con apenas 18 años, estaba considerado uno de los grandes talentos del fútbol europeo tanto jugando de extremo como de delantero centro, la posición que probablemente ocupe esta noche. Tampoco levantó cabeza en el Hoffenheim, alemán, tras su tormentoso paso por Anfield. Así que decidió comprar su libertad con tres millones salidos de su propio bolsillo. Babel firmó entonces solo por una temporada con el club en el que se formó. 

“Algunos verán esto como un paso atrás, pero esta inversión en mí mismo la veo como un paso adelante, como una oportunidad para mi nueva carrera y mi nueva vida. Sé que esto no es normal, pero a veces hay que tomar una gran decisión para revertir las cosas”, explicó al poco de regresar a su país. “Todo me es muy familiar”, dijo cuando volvió a verse paseando por los alrededores del estadio ajacied.

Babel se crió en Bijlmermeer, en los aledaños del Ámsterdam Arena. “Algunos le dicen gueto, pero a mí no me gusta llamarlo así”, matiza sobre su barrio, uno de los más conflictivos de la ciudad holandesa. Allí creció entre el flow del rap, amigos que se torcían, partidos callejeros y una tragedia que no olvidará: en 1992, con cinco años, un avión se estrelló contra el edificio contiguo al de su familia y hubo 43 muertos.

Algunos lo verán como un paso atrás, pero para mí es un paso adelante

El rap está tan presente en su carrera como el fútbol. Con el exmadridista Drenthe formó el dúo Rio-Roya. Una composición propia, Eeyeeyo, fue número uno en Holanda y algunas de sus letras levantaron polvareda en Gran Bretaña por corrosivas.

“Tenemos todas las armas para destruir a un gato llamado Wayne Rooney. El gran perro del Liverpool se llama Rafa”, escribió Babel cuando aún mantenía una buena relación con Benítez. Con el tiempo, acusó al técnico español de hacerle jugar como centrocampista de banda y no como delantero, ya fuera como extremo o como nueve. Solo en la época final de Benítez en Liverpool, tras una conversación para limar asperezas, fue alineado según sus deseos. En Twitter filtró que Benítez le había dejado fuera de una convocatoria. También hizo un fotomontaje con el árbitro Howard Webb, al que vistió con la camiseta del Manchester United para denunciar sus presuntos tratos de favor al club mancuniano.

Si en Liverpool recuerdan a un futbolista díscolo que no triunfó pese a unas cualidades excepcionales (diestro pero con buen manejo de la pierna izquierda, rápido, potente y hábil), en Alemania, el diario Sport Bild, con motivo del cincuentenario de la Bundesliga, le incluyó entre los 50 peores fichajes de la historia.

En su nueva etapa en el Ajax ha vuelto a jugar de nueve, como “siempre he querido jugar”, la posición en la que en sus inicios Van Basten se atrevió a aventurar que podría ser “el nuevo Henry”. La lesión del islandés Sigthorsson y las fallidas pruebas con Sim de Jong han obligado a Frank de Boer a alinearle como delantero centro en los tres últimos partidos. “Puede jugar de nueve o de extremo”, dice su técnico, forzado a esa solución en un club que engendró y creó escuela en la posición con Cruyff, Van Basten, Bergkamp, Kluivert o Ibrahimovic.

“Es importante en la presión”, le elogia el mediapunta danés Erikssen, la gran estrella del Ajax a falta de que la inversión en sí mismo que ha hecho Babel empiece a ser rentable.