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“Los jóvenes están muy consentidos”

Hace dos meses que Inzaghi se ha hecho cargo del Juvenil A. “Es un comunicador. Los chicos le escuchan”, dice Fulvio Fiorin, su segundo

Eleonora Giovio
Filippo Inzaghi, en la ciudad deportiva del Milan.
Filippo Inzaghi, en la ciudad deportiva del Milan.marco luzzani (GETTY)

El Campo F está rodeado de abedules y álamos, casi escondido, lejos de las vallas de la entrada del Centro Sportivo Vismara. Se hace raro ver allí a Filippo Inzaghi vestido de míster: zapatillas deportivas, brazos cruzados atrás, silbato colgado del cuello. “¡Dale, dale! ¡Date la vuelta y mira al balón! ¡Bien, bien!”, grita una y otra vez el exdelantero del Milan, ahora técnico del Juvenil A del club rossonero. “¡Dale, dale! ¡Date la vuelta y mira al balón! ¡Bien, bien!”. Hace dos meses que Inzaghi (Piacenza, Italia; 39 años) se ha hecho cargo del equipo. “Es un comunicador. Los chicos le escuchan. Además, sabe ver la jugada antes de que se produzca, como cuando era futbolista…”, dice Fulvio Fiorin, su segundo. La misma pasión que le acompañó durante 21 años y 288 goles.

Pregunta. Se hace muy raro verle de entrenador.

Respuesta. Ya. Me lo dicen todos… Lo estoy viviendo como si fuera un reality. No para de venir gente a vernos. En el debut había casi mil personas. Es bonito enseñar a los jóvenes, verlos crecer día a día, poder darles lo que tengo dentro, lo que he sido, cómo he llegado a triunfar. Quiero transmitirles las ganas que siempre tuve.

Antes éramos más espabilados. El fútbol de calle te hacía despertar”

P. ¿Han cambiado mucho los chavales respecto a su época?

R. Muchísimo. Los jóvenes de entonces éramos mucho más espabilados. Las nuevas generaciones son caprichosas, consentidas… Ordenador, Facebook, poco fútbol en los parques... Yo jugaba en campitos en los que utilizábamos los bolsos para hacer las porterías. El fútbol de calle te hacía despertar.

P. ¿Qué le preguntaron los primeros días?

R. Sé que para muchos de ellos he sido Inzaghi… Para mí, es una gran responsabilidad porque veo en sus ojos y sus caras lo mucho que esperan de mí. Intenté estar preparado para cualquier pregunta. Es bonito saber que puedo enseñarles algo, que esperen eso de mí.

P. ¿Cómo se vive sin el fútbol?

R. Sabía que iba a ser difícil… El hecho de haberme quedado en el Milan, de seguir pisando un campo y ver toda esta atención mediática, me ha dado serenidad. Me ha ayudado a superar el momento duro que ha sido separarme del fútbol activo. Ahora es cuando saboreo lo que he hecho. Cuando juegas, ni te das cuenta.

P. ¿Cómo que no?

R. En mi caso, no. Siempre que conseguía un objetivo me ponía inmediatamente otro. Por eso no lo disfrutaba del todo.

P. Daba la sensación de disfrutarlo con sus celebraciones...

R. Si me pongo a pensar ahora en lo que hice en 2007, los cinco goles en las tres finales que disputé [Champions, Supercopa europea, Mundial de clubes], es para estar dos años disfrutándolo, pero no lo disfruté ni un minuto. Cuando lo dejas, miras a tu alrededor, ves el interés que has despertado, te preguntas el porqué, empiezas a mirar al pasado y entiendes lo que has hecho.

Es bonito saber que puedo enseñar algo a los chavales, que esperan eso de mí”

P. ¿Qué es lo que le hace sentirse más orgulloso?

R. El cariño de la gente. Me paran para decirme grazie. Es el ejemplo que quiero dar a los chavales: cuando juegas durante 20 años y cada persona que encuentras te da las gracias, es como para sentirte orgulloso de lo que has hecho, de cómo lo has hecho.

P. ¿Cómo lo ha hecho usted?

R. Con la voluntad, las ganas y la humildad. Creo que es por eso que la gente me quiere tanto. Para alguien que ha vivido el fútbol como lo viví yo, eso es precioso.

P. ¿Por qué no siguió o no se fue al extranjero como Del Piero?

R. Ofertas tuve. También la del presidente del Granada, que vino a verme a Formentera. Pero esta ha sido una oportunidad demasiado grande para mí porque el Milan es el Milan. Me lo ha dado todo. He terminado marcando un gol con un estadio que lloraba por mí. He dejado un gran recuerdo y no me veía en otro sitio. Me he visto obligado a tomar esta decisión. Lamentablemente, no podía seguir jugando en el Milan y uno como yo, si no puede seguir en el Milan, tiene que dejarlo. No tenía sentido jugar en Italia con otra camiseta. Ir al extranjero habría sido alejarme de mi ciudad, de mi familia, de mis amigos…

En 2007 conseguí cinco goles en tres finales. Ni Cristiano ni Messi lo han hecho”

P. ¿Ha descubierto entrenando algún aspecto nuevo de su carácter?

R. Sí, que hay que decir las cosas en el momento oportuno. Tendré que ser duro cuando toque, pero también ayudar a los muchachos. No puedo olvidarme de que tienen 16 años y que están a punto de hacerse hombres. Más que un entrenador, tengo que ser un educador: quiero que sepan cómo hay que entrenarse, qué hay que comer, cómo hay que comportarse fuera del campo... La diferencia entre un jugador normal y un campeón está en esos detalles.

P. ¿Se concede ahora algún capricho más?

R. El primero es que, por fin, me he venido a vivir a Milán después de 12 años al lado de Milanello [la ciudad deportiva rossonera, en medio de la nada]. Puedo disfrutar de la ciudad. Antes solo vivía para el fútbol y las distracciones no eran para mí. Ahora doy paseos, voy a ver monumentos, disfruto de la gente, de los restaurantes... Tengo menos presión en la comida, pero, tras pasarte 20 años siguiendo determinadas pautas, es muy complicado cambiarlas.

P. ¿Qué es lo primero que piensa ahora cuando se despierta?

R. ¡En que lo tengo que hacer todo yo! Antes solo pensaba en que tenía que entrenarme, que llegaría a Milanello y estaría todo preparado. Ahora tengo que prepararlo yo todo. Cuando llegas al campo, lo tienes que tener todo listo. Te encuentras con 30 chicos, cada uno con sus problemas, y tienes que pasar por el mal trago de dejar fuera a alguien.

P. ¿Qué es lo que más echa de menos del fútbol?

R. San Siro, las emociones de ese estadio, los goles y mis compañeros. Me ayuda pasar las jornadas en un campo. Supongo que la nostalgia se me pasará.

P. ¿El recuerdo más vivo?

R. La noche de Atenas, fue mi noche, con 34 años..., y 2007, con cinco goles en tres finales. Nadie lo había hecho… Ni Cristiano ni Messi. Lo ha hecho Inzaghi, un italiano.

El Barça ha puesto de moda jugar sin ‘9’ y ya no hay grandes duelos delantero-defensa”

P. Ha marcado 288 goles y los ha celebrado todos como si fueran el primero…

R. En mí buscaban goles. Por eso los celebraba tanto.

P. ¿Qué gol no olvidará jamás?

R. El de Atenas, ante el Liverpool. La pelota, que entra lenta, tras regatear a Reina...

P. ¿El futbolista con más clase con el que ha jugado?

R. Kaká.

P. ¿El mejor defensa?

R. Maldini, Nesta, Ferrara, Montero... Antes había grandes duelos entre delanteros y stoppers… Crespo, Batistuta, Vieri, Montella, Chiesa contra Cannavaro, Maldini y compañía. Ya no.

P. ¿Por qué?

R. Quizá porque el Barça ha puesto de moda jugar sin nueve.

P. ¿El delantero que más ha admirado?

R. Van Basten y Rossi. De niño soñaba con ser como ellos.

P. Decía Valdano que Inzaghi no regateaba ni a una silla… Sin embargo, ha hecho un montón de goles. ¿De dónde viene ese olfato?

R. Lo he tenido siempre. El hecho de ser muy instintivo, de ver dónde llegaba la pelota antes de que saliera, es algo que no se puede enseñar. Sí, he aprendido algunos movimientos y pillerías.

Antes de irse, echa un vistazo al despacho junto a los vestuarios en el que ha atendido a EL PAÍS.

—Que no se me olvide nada, por Dios.

—Pues se deja la bolsa de deportes...

—¡Ufff! Esa me la tengo que llevar. A ver si mañana me animo a jugar con los amigos.

—¿No ha vuelto a jugar desde mayo?

—No. Me dolía demasiado.

Y se marcha, nostálgico.

Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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