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Un gol separa al bueno del malo

Un solitario tanto de Raúl García basta para desquiciar a los de Pochettino (0-1), que firman el peor arranque de su historia

Ramon Besa
Arda Turan y Koke felicitan a Raúl García por su decisivo tanto.
Arda Turan y Koke felicitan a Raúl García por su decisivo tanto.josep lago (AFP)

No da pie con bola el Espanyol y la hinchada ya pide cabezas, ruborizada por la condición de colista del equipo, asustada por la gestión de la directiva, dispuesta a exigir ya mismo responsabilidades. No tiene buena pinta el Espanyol, muy desequilibrado, inferior ayer al Atlético, que se manejó con una cierta suficiencia en el coqueto estadio de Cornellà-El Prat. Apretaron los rojiblancos hasta decantar el marcador y después administraron su ventaja con rigor y también un excesivo conservadurismo, circunstancia que empañó su excelente presentación e incluso puso en peligro su triunfo.

ESPANYOL, 0 - ATLÉTICO, 1

Espanyol: Cristian Álvarez; Javi López, Raúl Rodríguez, Moreno, Víctor Álvarez; Víctor Sánchez, Forlín (Tejera, m. 65), Verdú, Cristian Gómez (Rui Fonte, m. 35); Longo y Simão (Stuani, m. 46). No utilizados: Casilla; Galán, Colotto y Capdevila.

Atlético: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis; Mario Suárez, Tiago; Arda Turan (Cebolla Rodríguez, m. 60), Raúl García, Koke (Gabi, m. 54); y Diego Costa (Adrián, m. 82). No utilizados: Asenjo; Kader, Cata Díaz y Emre.

Gol: 0-1. M. 30. Raúl García.

Árbitro: Iglesias Villanueva. Mostró la tarjeta amarilla a Stuani, Arda Turan, Forlín, Diego Costa y Raúl García.

Estadio de Cornellà-El Prat: 21.888 espectadores.

Jugó el Atlético de salida como corresponde a un equipo que se siente protagonista de la Liga. No atendió al rival, ni al escenario, ni siquiera a su propia formación, para desplegar su fútbol enérgico y especialmente competitivo, ahora mismo uno de los más admirados del torneo. Muy intensos, los muchachos de Simeone defendieron con la pierna fuerte y en ataque cada vez se manejaron mejor con el balón. Mejoran con el tiempo y, rebosantes de confianza, son capaces de resolver incluso sin Falcao. A falta del mejor rematador del mundo, se impone la solidaridad y el sentido de equipo, representado anoche por jugadores polivalentes como Raúl García.

El volante cabeceó cómodamente un centro desde la derecha de Juanfran y acabó con la resistencia del Espanyol. La dinámica blanquiazul es opuesta a la del Atlético. Ha asumido que es el último de la tabla y se prepara para un ejercicio de supervivencia, así que ayer procuró recuperar el vigor defensivo perdido después de arrancar el campeonato con aires de gallito.

El plan le duró media hora a Pochettino. No perdonó Raúl García el error en la marca de Javi López. Los fallos individuales, y muy especialmente las reiteradas pérdidas de balón, irritaron especialmente a la hinchada. El Espanyol no encuentra el punto de inflexión, cosa difícil frente a adversarios poderosos como el Atlético, que se manejó con autoridad y a veces incluso con una cierta precipitación, seguramente porque en cada llegada adivinaba la posibilidad de cantar el gol. A menudo le faltó pausa y profundidad para ganar mejores oportunidades y rematar el control de partido.

El mando del Atlético era tan manifiesto que Pochettino inició el carrusel de cambios en cuanto su equipo tomó el 0-1. Rui Fonte sustituyó a Cristian Gómez para mejorar la dinámica ofensiva a partir de un nuevo dibujo. Tampoco funcionó. Los aficionados se dirigieron definitivamente hacia el palco y señalaron a los miembros del consejo de administración del club después de su desencanto con el juego de los futbolistas.

Llegado el descanso, nadie daba un duro por el Espanyol. Los blanquiazules solo generaban peligro en su propia área, incapaces de armar un tiro, muy alejados del marco rojiblanco. No le llegaba la pelota a Longo, sometidos los medios blanquiazules por la presión del adversario, superior el Atlético en las tres líneas: mandaba Godín en la salida de la pelota, gobernaba Raúl García en la divisoria y sobresalía Arda Turan con su toque siempre afilado en dirección a la portería de Cristian Álvarez.

Ante la fiabilidad del Atlético, Pochettino continuaba tocando teclas, desmintiéndose prácticamente en cada cambio, imposible de descifrar su idea. La nueva apuesta fue Stuani, que se presentó con una patada tremenda a Tiago, falta que mereció la tarjeta amarilla para el uruguayo, sustituto del inexpresivo Simão. El extravío del equipo era monumental. Había que encontrar a Verdú para entrar en juego. Retrasó un poco su posición el fino centrocampista blanquiazul y el Espanyol pisó el campo del Atlético, cada vez más contemporizador, menos metido en el encuentro.

Simeone reforzó la medular y apretó más en defensa con las sustituciones. Arda Turan se rompió y el Atlético pasó a cuidar del gol de Raúl García. A golpe de riñón, el Espanyol le ganó metros a un adversario excesivamente especulativo y el partido se puso especialmente peligroso para el Atlético. Un tiro de Longo y un cabezazo de Stuani en una condición prácticamente tan ventajosa como la que aprovechó Raúl García pusieron en alerta al plantel rojiblanco, invicto en la Liga.

Iba y venía la pelota, de campo a campo, rota la línea media, expuestos los dos porteros. Los movimientos de Longo y los cabezazos de Stuani eran tan peligrosos como las llegadas del Cebolla Rodríguez y las entradas de Adrián. No supo aprovechar el Espanyol la renuncia del Atlético a sellar el marcador, síntoma evidente de la confianza del equipo de Simeone y del mal momento del plantel de Pochettino.

La rechifla de la hinchada nada más acabar el partido fue monumental. Hubo muchos pitos, pancartas varias, pañuelos en distintas zonas y, sorprendentemente, gritos de añoranza para Tamudo y Lo Pelat. El Espanyol es el único equipo que no ha ganado un partido de Liga mientras el Atlético sigue a dos puntos del Barça. Anoche le valió un gol de Raúl García.

Esplendor colchonero, infierno perico

ROBERT ÁLVAREZ, Barcelona

Seis jornadas y 16 puntos. El inicio de temporada del Atlético de Simeone es un calco al del Atlético de Antic en la temporada 1995-1996. Entonces, el club rojiblanco acabó consiguiendo el doblete: Liga y Copa. Y la víctima en la sexta jornada, entonces como ahora, fue la misma, el Espanyol. Aquel 5 de octubre de 1995 el partido se disputó en el estadio Vicente Calderón. En la media del cuadro colchonero jugó Simeone. El argentino asistió a Kiko en el primer gol de su equipo, que ganó por 2-1 a un rival en el que también estaba el también argentino Pochettino jugando de defensa central. El Atlético, entonces, se situó líder con un punto de ventaja sobre el segundo, precisamente el Espanyol.

El equipo blanquiazul, en cambio, no se parece en nada al de aquella temporada, en la que su entrenador era José Antonio Camacho. Su actual crisis de juego y resultados es espantosa. En su cuarto curso como entrenador, Pochettino no encuentra los resortes para elevar el rendimiento de su equipo, último, en la misma posición que él lo tomó en enero de 2009, cuando relevó al destituido Jose Manuel Esnal, Mané.

Después de haberse desprendido o haber devuelto a los cedidos que tan buen resultado le dieron la pasada temporada —Romaric, Weiss, Coutinho, Uche, Álvaro, Amat, Javi Márquez y Pandiani, entre otros—, el Espanyol no ha logrado formar un bloque consistente. Solo ha sumado un punto, ante el Athletic, y su defensa es una de las más vulnerables del campeonato: 12 goles ha recibido. La afición, descontenta, ya ha coreado en varias ocasiones gritos de dimisión dirigidos al presidente del club, Ramon Condal. Los resultados no pueden ser peores: es la primera vez en su historia que llega a la sexta jornada con tan solo un punto.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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