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Un monumento para Purito

El ciclista del Katusha es el primer español que se impone en los 106 años de la reina de las clásicas de otoño: el Giro de Lombardía

C. A.
Madrid -
Purito Rodríguez entra bajo la lluvia en la meta de Lecco.
Purito Rodríguez entra bajo la lluvia en la meta de Lecco.LUCA BRUNO (AP)

Desenfrenadas, las campanas de la Madonna del Ghisallo, una de las patronas de los ciclistas, un santuario que es un museo, lanzan al aire su sonido para celebrar en alegre repique el paso del pelotón que desde la cima buscaba en el horizonte de nubes negras algún resquicio de esperanza; desenfrenado bajo el diluvio, ciego, unos kilómetros más allá, en Lecco, a orillas del lago, una hora más tarde, Purito Rodríguez lanza al aire su bidón para celebrar de una manera inusual, incontrolada, una victoria inusual. Después levanta los brazos para la foto. Una foto histórica. En 106 años de historia ningún español había sido capaz de ganar el Giro de Lombardía, la reina de las clásicas de otoño, la que antes, cuando se disputaba para cerrar el año a finales de octubre, se llamaba poéticamente la carrera de las hojas muertas.

“La victoria de mi vida. El año perfecto”, resumió, con perfecto sentido de la síntesis, Purito, quien, con perfecto sentido de la carrera, había atacado donde debía, en lo más duro de la subida a Villa Vergano, un tramo del 15% a 10 kilómetros de la meta donde se había presentado completo el grupo de grandes favoritos, salvo el campeón del mundo, Philippe Gilbert que se cayó el día que estrenaba el arcoíris.

Ahí, donde ganaron Coppi, Bartali, Binda, Bobet; y Merckx y Gimondi...

Allí estaban Contador, Urán, Nibali, Quintana, Samuel. Y todos los que estaban allí, unos 40, solo pudieron contemplar cómo el diminuto ciclista catalán culminaba brillante el trabajo de todo su equipo, de Losada, de Dani Moreno, que marcaron el ritmo de la carrera desde el terrible muro de Sormano (dos kilómetros que se tardan 10 minutos en ascender), 80 kilómetros de desgaste puro, sin ataques, kilómetros de miedo en las curvas, en los descensos, por el agua.

Y al terminar así, sin gafas, arrojadas a la cuneta pues el agua la velaba, su carrera perfecta —sacó unos segundos en el ascenso, y los mantuvo en el largo descenso final hasta el lago, donde Samuel esprintó para lograr su tercer segundo puesto, y Urán fue tercero y Contador noveno— Purito, de 33 años, escribe su nombre en la lista del Lombardía a renglón seguido del de aquellos que desde comienzos del siglo XX han marcado la historia del ciclismo: los grandes de la historia antigua, los de antes de la primera guerra, ganadores de Tour y Giro como Thys, Garrigou, Girardengo, Faber, Pélissier; los del gran clasicismo, Coppi, Bartali, Binda, Bobet; los más grandes de la modernidad, Merckx, Gimondi (de Bérgamo, de donde salió ayer la carrera, que festejó de azul azafata Bianchi su 70º cumpleaños), Hinault… y Purito. Tras las San Remo de Poblet y Freire, las Liejas de Valverde y el Lombardía del ciclista del Katusha, al ciclismo español, tan alérgico a las clásicas hasta esta generación, solo le queda por ganar un Tour de Flandes y una París-Roubaix para completar el pleno de las clásicas consideradas monumentos, las más grandes por recorrido, tradición, dureza e historia.

“Pensé que alguien se me uniría cuando ataqué en el repecho”, dijo, empapado y feliz al término de los 251 durísimos kilómetros. “Pero el llegar solo hace más grande aún lo conseguido”. La grandeza de la victoria en Lecco no llega sola, sino acompañada de laureles y oropeles en forma de número uno del ránking de la UCI, en cuya cabeza desbanca a Wiggins y que termina liderando por segunda vez (también lo hizo en 2010). “La temporada perfecta”, como la llamó el ciclista, comenzó en marzo con victorias en la Tirreno-Adriático, en abril fue la Flecha Valona, en mayo el segundo puesto del Giro y dos victorias de etapa, en junio y julio descansó; en agosto, el tercer puesto de la Vuelta y tres etapas, en septiembre el Lombardía… “Estoy feliz. Este era mi objetivo y lo he alcanzado”, dijo el ciclista diminuto que ya tiene su monumento. Y todo con él.

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Sobre la firma

C. A.
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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