Mata pide sitio de tacón

Capital el curso pasado, cuando su calidad y su toque dieron lustre a un Chelsea que intentaba abandonar su versión más metalúrgica de la mano de André Villas-Boas, fulminado a las primeras de cambio, Juan Mata se erigió en una de las piezas fundamentales para que el equipo londinense alzase la primera Copa de Europa de su historia, ya con Roberto di Matteo en su banquillo. Confió el preparador italiano en el exvalencianista, cuyo juego perdió brío, que no eficacia, bajo el organigrama del nuevo técnico. Encorsetado, más pendiente de las marcas y el kilometraje en lugar de la elaboración, su punto fuerte, logró salir airoso y selló una campaña sensacional en la que además de la Champions también alzó la FA Cup. Con el 10 a la espalda, firmó 13 asistencias y seis goles en la competición doméstica, otras dos redes en Europa y cuatro más en la Copa. Cifras de altura en su primera campaña en Inglaterra.

Durante el verano, el español cogió el billete a la Eurocopa, primero, y a los Juegos de Londres más tarde. Mientras, en Londres, el deseo del magnate Roman Abrámovich de maquillar la cara de su equipo propició la salida de bregadores como Meireles, Kalou o Essien y el aterrizaje de un torrencial del talento con la incorporación, siempre a golpe de billete, de los jóvenes Marin (10 millones de euros), Óscar (32) y Hazard (40). Lesionado el alemán y en plena efervescencia del brasileño, autor de un gol majestuoso ante el Juventus el pasado miércoles, ha sido el belga quien le ha robado finalmente el sitio a Mata, sustituido en los tres primeros compromisos ligueros, ante el Wigan, el Newcastle y el Reading, y dosificado en la grada por Di Matteo ante el Queen’s Park Rangers en la penúltima cita del calendario inglés. Tampoco tuvo excesivo tiempo para brillar en la Champions. Frente a La Juve apenas gozó de 16 minutos.

Ayer, sin embargo, su nombre volvió a figurar en el once de inicio en el duelo contra el Stoke City. Saltó al césped el asturiano echufado, pero el partido, muy trabado por el planteamiento conservador de los visitantes, le impidió brillar. También a Fernando Torres, que no acertó a embocar a gol en un par de ocasiones. Sin embargo, Mata se reservaba un golpe de efecto. A falta de seis minutos para la conclusión, descerrajó el pulso al taconear magistralmente para Ashley Cole, autor del gol de la victoria. Su primera diana desde hace dos años. El español festejó el triunfo con rabia, apretando los dientes, en sintonía con la grada. Reclama un sitio; pide paso.

Efusivo también, muy lejos de la capital inglesa, el protagonismo recayó en Zlatan Ibrahimovic. El gigante sueco rubricó dos goles en la victoria del PSG en terreno del Bastia (0-4). La tercera consecutiva del equipo parisino, que toma vuelo y se encarama a la tercera plaza de la Ligue 1 después de un arranque dubitativo. Asistió Ibra al primer toque a Ménez primero, ampló la cuenta después tras una buena combinación en el área y redondeó el 0-4 final con un toque delicadísimo que batió por bajo al meta rival. Rey de la hinchada del Parque de los Príncipes, el exartillero del Barça acumula ya siete goles en los cinco partidos de Liga. Tres dobletes: ante el Lorient, el Lille y el del anoche. También encontró la portería en la primera velada europea desde hace ocho años en París ante el Dínamo de Kiev (4-1). El sueco, como Mata, funciona a base de genialidades.