“Es una liberación enorme”
Contador reflexiona sobre las dificultades de un triunfo logrado ante rivales “dignos de aplaudir” y sobre el significado de su vuelta a lo más alto tras ser sancionado por dopaje
Con el último trozo del bocadillo pendiente aún de masticar, Alberto Contador traga, bebe agua y se descarga con la digestión a medias. “Tengo ganas de disfrutar de esta victoria. Aun no la tengo asimilada”, dice sobre su primer gran triunfo tras su sanción por dopaje. Con gesto serio, contenido ante lo que acababa de conseguir, el ciclista de Pinto respira de nuevo con pausa tras dejarse medio pulmón en el último kilómetro de la Bola del Mundo. “Ha sido una etapa dolorosísima para las piernas, pero la recordaré siempre”, confiesa. Su gesto tras cruzar la pared de Navacerrada contemplaba la dentadura, blanca, al aire, como si quisiera morder el oxígeno. “Me he dedicado a controlar a Alejandro [Valverde] y a Joaquim [Rodríguez]. Sabía que cada kilómetro que pasaba estaba más cerca de conseguirlo. Cuando ha atacado Purito faltaba algo menos de 1.500m, y era consciente de que las diferencias en La Bola son mínimas, así que he tratado de mantenerme atento”.
“Ganar te da un plus de confianza. Si no lo haces, te queda la espinita” Alberto Contador
Si algo ha adornado la virtual victoria de Contador, a falta de la última etapa, ha sido el apoyo del público. Abarrotada la subida al último puerto, multitud de familias esperaban saludar al madrileño. “¡Esto es un Cristo de bicis y de gente!”, se le escuchaba a alguno de los incondicionales que pugnaba por dominar un pequeño espacio junto a las vallas que definen el recorrido. “Ha sido increíble el cariño que se me ha dado durante todo este tiempo, ya sea en redes sociales, en el coche o entrenando”, agradeció Contador. “Gracias tridente —Contador, Valverde y Purito—, por hacernos amar este deporte”, se leía en una pancarta cerca de la meta.
Tras lidiar con la lluvia durante la primera mitad de la etapa, y con el sol en el tramo final, el líder de Saxo Bank no perdió de vista a Purito. El control, posicional y estratégico, le sirvió de calculadora tras el ataque del catalán. “Joaquim ha estado fortísimo en los mano a mano en los puertos con mucha pendiente. Yo atacaba y él me remachaba en el sprint, creo que ha hecho una grandísima Vuelta”, reconoció el pinteño, que también tuvo palabras de reconocimiento para Froome. “Es digno de aplaudir, ha hecho un Tour impresionante, y se ha dejado todo para pelear con todos nosotros. Chapeau por él”.
A pesar de su gesto contenido, que se libera de repente con una enorme sonrisa —“Estoy contentísimo, ¡lo que pasa es que a veces me habéis dado pa´l pelo!”, lanza a los presentes—, se desprende en Contador una realización interna por lo conseguido. “Ha habido momentos que la cosa estaba difícil, pero creía que tenía posibilidades, y apostaba por mí. Porque si no hubiera confiado en que lo podía conseguir no hubiera atacado en Fuente Dé”, recuerda. “Es una liberación enorme por la tensión y la presión que me meto yo mismo. También por toda la gente que me ha apoyado y que ha disfrutado”, descuelga.
“Ha sido una etapa dolorosísima para las piernas, pero la recordaré siempre” Alberto Contador
“¿Ya han pasado por aquí? ¿Por dónde va Contador?, ¡Ahí, ahí!”, son las observaciones de una pareja de seguidores. Buscaban al favorito, “al de rojo”, como les indica su padre. “Está claro que muchas veces se plantea que como Contador es el favorito, se da por hecho que ganará. Pero es muy difícil hacerlo, más aún después de tanto tiempo sin correr”, confió el protagonista. A su llegada retumbaron las vallas en medio de un concierto de flashes de cámaras. Fue el aplauso sincero de los amantes de las dos ruedas. Hubo quien llegó a la cima sin bici, caminando e incluso practicando la marcha, “Y mientras diluviaba”, advierte el aventurero. “Hay una cosa que es evidente, ganar da un plus de confianza y te incita para volver a hacerlo. Y si no es así, te queda la espinita”, remata Contador.
Digerido el bocadillo, la victoria y visualizado el podio que le aguarda, Contador camina, ahora sí, con la sonrisa puesta. Consciente de que ha vuelto al lugar que echaba de menos. Y con la mirada fija en lo que está por venir, bueno, a medias. “El Tour me queda muy lejos, hay que ver cómo va el año, los recorridos…”, deja entrever. De momento son solo fechas en el calendario, pero ya ha dejado una tachada con todo el placer del mundo.
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