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Jordi Quixano
Michu posa con el estadio del Swansea de fondo.
Michu posa con el estadio del Swansea de fondo.DIARIO AS

Las tiendas deportivas de la ciudad tienen como reclamo camisetas vintage con sus celebraciones, el club vende unas 70 elásticas oficiales suyas diariamente y no hay nadie en Swansea que no sepa quién es Miguel Pérez Cuesta, Michu (Oviedo, 1986). Es el mediapunta de los Swans, el pichichi de la Premier junto a Robin Van Persie, del Manchester United, con cuatro dianas en tres partidos. En apenas un mes, ya tiene casa —en la zona marítima y aburguesada de la ciudad—, el inglés suficiente para comunicarse, por más que rumie ponerse un profesor particular, y el respeto de Gales e Inglaterra, además del de su vestuario, que persigue el toque por orden de Michael Laudrup.

Pregunta. ¿Qué le dijo Laudrup para ficharle en la primera conversación telefónica?

Respuesta. Mostró su interés en ficharme y me ofreció un buen contrato, además de jugar en la mejor Liga del mundo. No tuvo que insistir mucho porque siempre me gustó la Premier y porque este fútbol me beneficia. Resultó fantástico porque era mi ídolo como jugador, todo un crack. Y su filosofía como técnico, la de jugar el balón, también me convence.

P. ¿Es el rondo, al igual que Cruyff, ejercicio de cabecera?

R. Se nota su pasado, sí. Y cuando se mete en los rondos es el que más calidad tiene con diferencia. Está claro que le gusta que toquemos el balón. Pero no es una persona de hablar mucho; deja libertad al futbolista y se agradece. A mí, personalmente, me dice que juegue como sé, que lo haga como siempre, como el año pasado.

Aquí está permitida la plancha, pero no aceptan el engaño. El rival te increpa” Michu

P. Parece que le funciona...

R. Sí, he caído de pie en la Premier, con cuatro goles en tres partidos. Estoy muy feliz porque aquí afloran más mis características; los partidos se rompen, hay muchos espacios y, sobre todo, hay más oportunidades de gol. Además, a mí me gusta el fútbol que no retiene mucho la pelota. Mejor un toque que dos. Carreras, ataques, ritmo loco...

P. ¿Nota que la grada le adora?

R. No sé. Supongo que ven que intento dejarlo todo en el césped, donde defiendo también a mis aficionados. Me podrá salir mejor o peor, pero no me marcho del campo sin desfondarme. Y ellos están todo el rato cantando. Pero lo que de verdad me impresiona es que cinco minutos antes de que empiece el partido y cinco minutos antes de que acabe, el campo está lleno. Eso alimenta las ganas de dar tu mejor espectáculo.

P. ¿Se vive mucho el fútbol en Swansea?

R. Creo que en todo Reino Unido. Mi hinchada, en cualquier caso, es muy fiel; en el primer partido se desplazaron 2.000 personas. Yo vengo de Oviedo, Celta y Rayo, que son grandes aficiones. Y aquí, desde luego, no es menos. Siempre se llena el estadio, hasta el punto que quieren ampliarlo de 20.000 a 30.000 asientos.

P. Son los únicos galeses de la Premier. ¿Os sentís como la Galia de Astérix y Obélix?

R. Un poco, sí. El día que fiché, me dijeron que los grandes se sienten incómodos en nuestro estadio porque la afición aprieta mucho y porque no suelen sacar buenos resultados. El ser modestos quizá nos da más fuerza. Eso y el querer rasear la pelota.

Laudrup era mi ídolo. En los rondos es el que más calidad tiene. Le gusta que toquemos” Michu

P. ¿Tiene la sensación de que en la Premier cada vez se trata mejor al balón?

R. Eso es culpa del Barça y de la selección española. Ven que ese fútbol da resultado. Pero jugar así es difícil porque esos jugadores son de los mejores del mundo.

P. ¿Recibe más patadas por querer jugar el esférico?

R. El fútbol inglés es más físico, pero con las piernas amoratadas acabas en todas partes, en la Liga y donde sea. Aquí, además, son más nobles. Es verdad que está permitida la plancha, pero no aceptan el engaño y el rival te increpa. Pero yo no me tiro. Si me quejo es porque me duele.

P. ¿Y tiene alguna queja del vestuario por hacerle novatadas?

R. No, más allá de que en Denver tuve que cantar encima de una silla después de una cena…

P. ¿Qué canción escogió?

R. Stand by me porque era bueno que fuera en inglés. Es una broma que hacen siempre; este vestuario es una familia.

P. ¿No es tan jerárquico como suelen serlo los ingleses?

R. Hay gente que lleva mucho tiempo y genera respeto. Pero es un club pequeño. Además, hay un código de normas y el que no las cumple tiene que pagar una multa que imagino luego invertiremos en nosotros para una cena. A mí me cayó una por llegar tarde a un entrenamiento.

P. ¿Qué pasó?

R. Pues que a veces nos juntamos varios del equipo para jugar al fútbol-tenis en un gimnasio antes de los entrenamientos. Dos para dos. Y se nos pasó la hora.

P. ¿No tiene suficiente con las sesiones dobles de Laudrup?

R. Supongo que me lo paso bien con cualquier cosa redonda.

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