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El grande de los treintañeros

Nunca hubo un torneo tan ‘viejo’ del Grand Slam: Federer y otros 32 jugadores tienen 30 años o más Victoria (6-4, 6-7, 6-3 y 6-4) de Almagro ante Stepanek, de 33

Juan José Mateo
Federer, durante el partido ante Donald Young.
Federer, durante el partido ante Donald Young. EMMANUEL DUNAND (AFP)

Es la foto fija de cuánto ha cambiado el tenis en un decenio. Nunca hubo tantos jugadores de 30 o más años en un torneo del Grand Slam: 33 empezaron el Abierto de Estados Unidos. Nunca hubo un circuito tan veterano, sin promesas adolescentes que animen el futuro: la media de edad de los 100 primeros en 2012 está cerca de los 27 y solo uno (el australiano Bernard Tomic, nacido en Alemania y de ascendencia croata) tiene menos de 20. Nunca en el siglo XXI hubo un favorito para el triunfo con tantos pelos en la barba: el suizo Roger Federer, que debutó venciendo por 6-2, 6-3 y 6-4 al estadounidense Donald Young, tiene 31 y aspira a convertirse en el primer treintañero que levanta la copa en Nueva York desde que lo hiciera el norteamericano Pete Sampras en 2002.

Si tu cuerpo te lo permite y sigues teniendo algo de éxito, ¿por qué no seguir?” Tommy Haas

¿Dónde están los Becker, los Chang, los Sampras, los Nadal, esos adolescentes que celebraban títulos grandes sin haber cumplido los 20 años? ¿Qué explica que perduren los veteranos sin que importe su estilo, sea el grácil de Federer, el durísimo de David Ferrer o el elegante del alemán Tommy Haas, los tres entre los 25 mejores jugadores?

“Los nuevos materiales, en teoría, favorecen a los viejos porque aumentan su potencia y les dan una mejor manejabilidad”, apunta Xavi Segura, encordador de la selección española, sobre esos tenistas eternos, tipos como el checo Radek Stepanek, de 33 años, eliminado en la primera ronda por Nicolás Almagro por 4-6, 7-6, 3-6 y 4-6.

Los cuerpos de los jóvenes, viene a decir Segura, sufren porque los nuevos cordajes y los materiales ultraligeros que han revolucionado las raquetas favorecen la fuerza: hay que ser muy hombre, estar físicamente desarrollado del todo, para sobrevivir en esas circunstancias. Del mismo modo, los cambios en las superficies, más uniformes en velocidad, les han privado de alcanzar la excelencia en un tipo concreto de pista y con un solo golpe (el saque de Becker, por ejemplo) mientras desarrollan el resto de su juego. Falta, finalmente, una chispa de genialidad entre los candidatos.

La media de edad del top 100 en 2012 está cerca de los 27 años

“En el tenis lo que importan son tus metas, tu estado mental, si aún quieres sufrir en la cancha y hacer todo lo que toca fuera”, razonó Haas, de 34 años, el mayor entre los 25 mejores, capaz de derrotar este año en la final del torneo de Halle a Federer y de pasar del número 896 al 21 de la clasificación mundial en solo un curso y medio. “Si se da todo eso, si tu cuerpo te lo permite y sigues teniendo algo de éxito, ¿por qué no seguir? Este es un deporte mental que se ha vuelto muy físico en los últimos años”, añadió; “miras la final de Wimbledon 2008, Nadal-Federer, o la del Abierto de Australia 2012, Nadal-Djokovic, y ves que, si quieres jugar con ellos, te tienes que dedicar en cuerpo y alma a esto. Todo el mundo sabe que, cuanto mejor te muevas, más tiempo estarás golpeando limpiamente a la pelota”.

Así, los focos de la Gran Manzana iluminan a Federer y sus pasos de bailarín. “Volver a Nueva York como número uno es especial”, dice quien recuperó el trono con su victoria en Wimbledon 2012. Tiene 31 años. No hay otro tenista de más edad entre los diez mejores. Es padre de dos hijas. Da igual: cuando pisa la pista, los jóvenes tiemblan.

RESULTADOS: Primera ronda: Hombres. Andújar-Bellucci (Bra.): 7-6, 3-6, 7-6 y 7-5. López-Haase (Hol.): 6-3, 7-5 y 6-2. Mujeres: Suárez-Pervak (Kaz.): 7-5, 1-2 y retirada por lesión. Arruabarrena-Peer (Isr.): 6-4 y 7-6. Soler-Kudryavtseva (Rus.): 6-3 y 6-2.

Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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