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Froome le tira el guante a Contador

‘Purito’ Rodríguez gana, según lo previsto, en Jaca, pero el Sky agobia al ciclista de Pinto, que pierde 18 segundos en la ascensión, incapaz de responder a un ataque masivo

Purito Rodríguez demarra al final de la etapa.
Purito Rodríguez demarra al final de la etapa. JOSÉ JORDÁN (AFP)

Hay una tendencia natural a analizar el camino según los mapas, la altimetría, la velocidad del viento, la canícula en el termómetro, en vez de atender a las consignas de Machado que indican que se hace camino al andar y que, por lo tanto, cada kilómetro que pasa, en esta Vuelta, ya no lo volverás a pisar. El imperio de la teoría indicaba que un puerto de tercera categoría podía ser tan bello como humilde a la hora de medir las fuerzas de los caminantes. Más que las fuerzas, las posibles ampollas, el recalentamiento de los pies, si acaso algún calentón en la cabeza.

Pero Machado se impuso a la tecnología (cosas que pasan cuando la poesía anda de por medio) y el camino y la estrategia fueron dictando sentencias como si de Juan de Mairena se tratase. La primera, futbolística: que no hay enemigo (puerto) pequeño. La segunda, que el más grande es capaz de pringarse en cualquier callejón con tal de recaudar botín. La tercera, que las apariencias en el ciclismo tienen más de realidad que de maquillaje. Las muecas no engañan, los resultados menos.

Las clasificaciones

Sexta etapa

1. Joaquim Rodríguez (Katusha) 4h 35m 22s.

2. Christopher Froome (Sky) a 05s

3. Alejandro Valverde (Movistar) a 10s

4. Alberto Contador (Saxo Bank) a 19s

5. Eros Capecchi (Liquigas) a 19s

6. Rigoberto Uran (Sky) a 19s

7. Rinaldo Nocentini (AG2R) a 25s

8. Mauro Santambrogio (BMC) a 28s

9. Nicolas Roche (AG2R) a 28 s

10. Robert Gesink (Rabobank) a 33s

General

1. Joaquim Rodríguez (Katusha) 22h 04m 32s

2. Christopher Froome (Sky) a 10s

3. Alberto Contador (Saxo Bank) a 36s

4. Rigoberto Uran (Sky) a 42s

5. Robert Gesink (Rabobank) a 54s

6. Alejandro Valverde (Movistar) a 54s

7. Nicolas Roche (AG2R) a 1m 04s

8. Bauke Mollema (Rabobank) a 1m 12s

9. Daniel Moreno (Katusha) a 1m 17s

10. Juan José Cobo (Movistar) a 1m 34s

Olía a puro en el Fuerte del Rapitán, donde moría la etapa tras 13 curvas divertidas y exigentes. Nadie fumaba, pero el Purito Rodríguez era el señalado por todos para atribuirse el éxito y el ciclista catalán no faltó a la cita: asfixiado, acogotado, ungido por sus características pero castigado por las circunstancias. Llegó muerto, pero con el hilo de vida que dicen que dan los estertores para cruzar la meta como si la línea de llegada fuera la criptonita de los campeones.

Ganó Purito, pero sobre todo ganó el Sky, en una exhibición majestuosa de estrategia y fuerza, hasta el punto de que Froome, el supuestamente asediado, el agazapado, llegó al momento oportuno con los ciclistas oportunos: dos colombianos, impagables, Henao y Urán, que convirtieron la subida al Fuerte en un asedio de los viejos tiempos. Fue una subida supersónica, indesmayable, de esas en las que no puedes ni soltar una mano para tirar un bidón. Solo Froome exhibió el orgullo del Tour, cabalgando y mirando a todos los lados, vigilando a sus vecinos, hablando con sus compañeros para darles indicaciones (se supone que malsanas) para fatigar aún más la subida. Era el Froome del Tour, el gigante con ese aire de sobrado, de poderoso príncipe o de conde duque del ciclismo.

Y lo fue a pagar el rey de la Vuelta, el más inesperado, Alberto Contador, que sufrió un golpe de estado en toda regla, agobiado por el ritmo colombiano, desasistido en el grupo de los especiales, condenado a sí mismo y a su misma mismidad. Cuando sus lanceros colombianos aparataron la lanza, Froome lanzó el ataque final y Contador se rindió, prefirió que la herida no fuera grave, aceptó la inferioridad momentánea y renunció a jugarse el músculo por una pedalada de urgencia.

Contador aceptó el síntoma. Es decir ceder en un puerto de 3ª 30 segundos respecto a Purito Rodríguez, el ganador, y 21 respecto a Froome, el otro terrateniente de la Vuelta (bonificaciones incluidas). “Vale, minimicemos daños”, debió pensar Contador aceptando la momentánea derrota con su rival keniano y con el incansable Purito que en estas cumbres despide siempre ese olor a fiesta que lleva aparejado su apodo.

El Fuerte del Rapitán hizo fuerte a Froome en esta pequeña pasarela en la que los principales modistos de la Vuelta desfilan con mayor o peor fortuna. ¿Flaqueó Contador? Un poco. Algo le secó la boca, el aliento, la garganta. Algo le dejó quieto sobre la bicicleta en un puerto escaso, duro pero rápido. Quizás le ahogaron los lebreles colombianos más que el señor keniano. Lo cierto es que le cayó una pequeña mancha en su hasta ahora inmaculado traje. Ahora le toca frotar y frotar la carrera para devolverle el color al maillot. 36 segundos frente a Purito y 26 frente a Froome, en la general, no es un asunto de fuerza mayor. Pero es un mal indicio. Un pinchazo que conviene reparar urgentemente.

Fue el sobresalto de una carrera que dejó un momento psicológico excelso. Fue cuando Purito y Valverde hablaran en el pelotón y ambos se fueron raudos hacia la cabeza del grupo que quería embucharse a los cinco fugados (luego acabó haciéndolo) ¡Alarma! No. Era una cuestión de urgencia. Se trataba de orinar, pero visto lo ocurrido en Logroño, parece que ahora hay que pedir permiso hasta para vaciar las tuberías del agua amarilla. Para todo, menos para ganar.

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