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La vuelta a la tortilla

Purito Rodríguez, en el podio.
Purito Rodríguez, en el podio.FÉLIX ORDÓÑEZ (reuters)

Como una tortilla requemada a la que se le da la vuelta tratando de salvar al menos la apariencia. Puede que se note en el sabor, pero no en la estética. Puede que quede un olor delator en el ambiente, pero no será difícil encontrar otro remedio para este daño colateral.

Así fue la etapa de ayer; que ni pasará a la historia por ser una de las más emocionantes de la carrera ni será una de las claves de la victoria para el que se vista de rojo en Madrid, tan solo un pequeño paso adelante más. Pero que ha servido para recordar una de las virtudes de este deporte, que es la imprevisibilidad, la capacidad que tiene para sacar el espectáculo de la nada como por arte de magia. La misma cualidad que a veces nos deja con sensación de vacío cuando nos frustra las expectativas al comportarse de manera contraria, en esas etapas de las que mucho se espera y nada sucede que a veces nos toca soportar. Pero ayer el giro fue en positivo para el espectáculo, aunque los que salieron perdiendo con el cambio añorarán aquella apatía.

El caso es que cuando la victoria de etapa parecía estar decidida a favor de los escapados, y el juego por el liderato parecía también estar decantado por el marbellí Maté, a partir del momento en el que en el pelotón del Movistar dejaba de ejercer su rol controlador que ya había ejercido los dos días anteriores, y en el mismo instante en el que las dudas asaltaban a los directores de equipo de Froome, Contador y Purito por la actitud a tomar —era Valverde quién portaba el maillot de líder, pero la llegada de Arrate, a pesar de lo pírrico de las diferencias entre los favoritos, ya había servido para instaurar un primer orden jerárquico en el seno del pelotón—, sucedió que el Sky tomó la sartén por el mango y decidió dar la vuelta a la tortilla. Y descubrimos que la tortilla tenía un sabor diferente a aquel que nos imaginábamos.

Los grandes perjudicados en esta ocasión, tanto el líder Valverde como su equipo Movistar, no por el efecto en sí sino por el daño colateral

Sky lio un abanico con Flecha al comando, y en la reacción por parte de sus rivales al movimiento táctico que no por esperado resulta predecible, ocurrió una de las consecuencias típicas de los abanicos, por eso calificados como temidos: ¡caída!

Los grandes perjudicados en esta ocasión, tanto el líder Valverde como su equipo Movistar, no por el efecto en sí sino por el daño colateral, llegaron a la meta como bien pudieron, con una actitud encomiable del propio líder en su defensa que hizo que los daños fuesen menores de lo que podían haber sido. Cansado y cabreado, cruzó Valverde la meta a 55 segundos de sus más directos rivales, nada para lo sucedido.

Clarke, uno de los escapados, consiguió la victoria en el sprint con Tony Martin. A Maté el sueño se lo robó un abanico, mientras que a Marcos García, cuarto clasificado que se creyó ganador, el sueño se lo robó la realidad.

Hoy será día de debates y polémicas sobre la ética, la deportividad, la historia de siempre. Las víctimas siempre tendrán su parte de razón, y los que han salido ganando con la polémica defenderán su derecho a ejercer su deporte, esto es así. Y al final las discusiones llegarán a extremos subjetivos de lo particular de cada situación, que harán aflorar recuerdos del pasado... Quedémonos con que el ciclismo consiguió encontrar el conejo en la chistera; y no sé si bonito, pero desde luego sí que fue sorprendente.

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