El Gasol del baloncesto en silla de ruedas
Diego de Paz, capitán y líder de la selección española de baloncesto, dirigirá al equipo en los Juegos Paralímpicos
Diego de Paz tiene la mirada carismática y humilde del que ha estado en la cima. Es considerado el Pau Gasol del baloncesto en silla de ruedas y acierta ocho de cada 10 tiros libres que lanza, pero él se mortifica con cada fallo. Sus hombros robustos aguantan, como capitán, el peso de volver a llevar a su selección a unos Juegos Paralímpicos por primera vez desde Atlanta 96.
A sus 41 años, De Paz dobla la edad a muchos de sus compañeros de equipo, pero asegura que su ilusión sigue intacta y en cada entrenamiento consigue aprender algo nuevo. Para reconocer a un jugador de baloncesto en silla solo hay que mirarle las manos, que impulsan las ruedas a velocidades de vértigo y las frenan en seco.
El entrenamiento de la selección española en la concentración previa a los Juegos Paralímpicos de Londres es rápido e intenso. El roce de las zapatillas contra el parqué se sustituye por los choques metálicos de las ruedas. “¿Creéis que Estados Unidos nos dejará seis segundos sin pasar el balón?”, pregunta retóricamente el seleccionador nacional Óscar Trigo. El juego se electrifica todavía más. Pases, gritos, frenadas y canasta.
Menos mal que no hay cantera en el baloncesto en silla de ruedas
Cada jugador, en función del tipo de lesión que padece y la movilidad que esta le resta, tiene una clasificación del 1 al 4,5. Por el mismo motivo las alturas de las sillas son diferentes. Una fractura vertebral a mitad de la espalda permite hacer unos movimientos más reducidos, por lo que tiene la clase 1; el jugador está sujeto por la cintura y su silla es más baja y envolvente. La clasificación aumenta con las afecciones intermedias y bajas que permiten una mayor movilidad desde la cadera.
En un partido internacional, entre los cinco jugadores que hay en la cancha no pueden sumar más de 14 puntos. “Los entrenadores, además de saber de técnica, tenemos que sumar rápido”, asegura Trigo. Y explica que las tácticas del baloncesto en silla cada vez difieren más de las del convencional. Es habitual que el equipo contrario intente hacer volcar al jugador con menor clase y movilidad para aprovechar el tiempo que tarda en levantarse jugando solo contra cuatro.
Las caídas de los jugadores impresionan pero, la rapidez con la que se reincorporan, todavía más. El tiempo que llevan dedicándose al baloncesto varía en función de si las lesiones son de nacimiento o consecuencia de un accidente. "La longevidad en este juego es mayor y la iniciación suele ser más tardía", explica Juan Manuel Búrgalo, que se encarga de la gestión de la selección y será uno de los comentaristas en las retransmisiones de los partidos de España en los Juegos de Londres. "Algunos se quejan de que no haya cantera en este deporte, pero en realidad yo pienso que menos mal que no la hay", asegura Búrgalo.
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