Más oficio y menos locura
El Valencia de Pellegrino no asume tantos riesgos como el de Emery
Los laterales y los extremos suben menos, las líneas están más juntas y la consecuencia es un equipo más contenido: produce menos ocasiones de gol, pero también le generan menos. A grandes rasgos, ese sería el nuevo Valencia de Mauricio Pellegrino, que visita hoy el Bernabéu, comparado con el de los cuatro años anteriores con Unai Emery. Olvídense, pues, de volver a ver aquella (bendita) locura: el 4-4 del 18 de marzo de 2010, en Bremen, en los octavos de final de la Liga Europa ante el Werder, una orgía de ataque, el epítome de Emery al frente del conjunto de Mestalla.
Pese al meritorio 0-0 de la campaña pasada, el Valencia no gana en el Bernabéu desde hace cuatro años: un 2-3 con Koeman en el banquillo, dos goles de David Villa y otro de Arizmendi en el curso 2007-08.
Traspasado Jordi Alba al Barça por 14 millones y Topal al Fenerbahçe por cinco, el director deportivo valencianista, Braulio Vázquez, ha invertido 17,2 millones en futbolistas fundamentalmente curtidos (João Pereira, Gago, Guardado y Haedo Valdez) más la apuesta por el talento canario de Jonathan Viera y la convencida espera al lesionado Canales, que volverá en un par de meses.
Todo parece más tranquilo con Pellegrino. Su llegada también supone el fin de las rotaciones constantes. Habrá un once reconocible. Más allá de la lesión de Guaita, Diego Alves parece el elegido en la portería. En el lateral derecho, João Pereira ha confirmado la intensidad y la personalidad ofrecidas a Portugal en la pasada Eurocopa (saltaron chispas en su duelo con Jordi Alba en las semifinales). Es el más indicado para intentar frenar a su compatriota Cristiano Ronaldo si cae por ese lado. En el otro lado, Mathieu espera la competencia de un fichaje que no acaba de concretarse (Monreal, del Málaga, y Cissokho, del Lyón, son los preferidos por Vázquez) tras haber descartado por una pubalgia al milanista Dídac Vila. La baja hoy por lesión de Rami duele en el centro de la defensa, ocupada por Ricardo Costa y Víctor Ruiz.
Todo parece más tranquilo con Pellegrino. Su llegada también supone el fin de las rotaciones constantes. Habrá un once reconocible
Pellegrino quiere a Gago de cinco, como en la selección argentina, es decir, el mediocentro que inicia el juego y guarda a su vez la posición en la medular, ayudado por su compatriota Tino Costa, en una posición algo más avanzada. En la media punta, Jonas ha sido el más destacado de la pretemporada: más cerca del área, el brasileño explota mejor sus condiciones de goleador. Sobre todo ahora que Soldado, entre lesiones y la herida de haberse quedado fuera a última hora de la Eurocopa de Polonia y Ucrania, no ha marcado en esta fase preparatoria. Pero el capitán ha reafirmado su compromiso con el club de su tierra al rechazar una suculenta oferta del Tottenham, inglés.
Aun sin estar en forma, Pellegrino quiere a Soldado esta tarde en Chamartín, impulsado desde el banquillo por la reciente llegada del paraguayo Valdez, cuya agresividad puede ser un acicate para la movilidad en el área del punta valenciano. Ausente de la convocatoria, el joven Alcácer espera su turno para citas menos comprometidas.
En las alas, no hay discusión. La energía desbordante del franco-argelino Feghouli, revelación del pasado curso, ha llevado a Pablo Hernández a pedir su salida del club, tentado por la oferta del Swansea que entrena Michael Laudrup, que ofrece cinco millones por su contratación. Guardado, en el interior izquierdo, aporta equilibrio, oficio y serenidad. Justo las cualidades que exige Pellegrino en este Valencia más maduro y contenido.
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