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Ferguson convence a Van Persie

El United paga 30,6 millones por el ariete, que no renovó con el Arsenal por falta de títulos

J. QUIXANO
Van Persie trata de regatear a Vidic, ahora su compañero.
Van Persie trata de regatear a Vidic, ahora su compañero.KERIM OKTEN (EFE)

Marcado porque no es capaz de conseguir títulos, el Arsenal tiene cada verano un disgusto de los grandes. La ausencia de laureles —el último fue en 2005, cuando conquistó la FA Cup— no repercute demasiado en el técnico Arsène Wenger, puesto en entredicho de vez en cuando, más como un débil siseo que como una opinión fuerte y extendida. Pero sí que se resiente en la ambición de los futbolistas, hasta el punto de que Cesc (Barcelona) —ayer hizo un año exacto— y Nasri (Manchester City) decidieron irse del club el curso pasado y ahora el destierro lo provoca Robin Van Persie, el delantero que firmó 37 goles la temporada pasada, capital para que los gunners alcanzaran la Champions. RVP firmó por el Manchester United, que desembolsó 30,6 millones y que le ofrece cuatro años al futbolista.

Al igual que con Cesc, que considera a Wenger como su padre futbolístico, Van Persie, que acababa contrato el próximo verano, le debe al técnico francés su eclosión. Siempre le funcionó al entrenador su poder de persuasión con este delantero del barrio conflictivo de Kralinngen, que de niño jugaba con sus amigos marroquíes y siempre deslizaba su ambición, por más que en el Feyenoord no quisieran quemarle etapas: “Quiero ser el mejor del mundo”. Resulta que Wenger corrigió a RVP después de que le expulsaran de un duelo en su primera temporada con el Arsenal. “Algo tendrás que cambiar”, le señaló; “no te digo el qué, ya lo sabrás”. Años después, Van Persie aclaró que este episodio acentuó su rendimiento: “Consiguió que me fijara en mí mismo, que me volviera más profesional”.

Tras Cesc y Nasri el año anterior, Wenger se ve de nuevo obligado a traspasar a una estrella

En lo deportivo, cuando Henry firmó por el Barça, Wenger decidió ponerle de ariete —no sin reservas porque primero probó a Adebayor y Bendtner—, lejos de desempeñarse como extremo, donde no era titular (Reyes), quizá porque entendió que es un futbolista que funciona menos exigido en el pase a cambio de poner el remate. “Cesc y Nasri se fueron a los 24; Van Persie tiene 28 y mi sueño es que se retire aquí”, señaló Wenger hace unos meses. Ha fracasado. Se lo lleva Ferguson.

Desde que Cristiano Ronaldo se marchara al Madrid (2009), Ferguson no había hecho un fichaje estratosférico como se reclamaba desde Old Trafford, sobre todo porque se hizo una caja de 94 millones. No cedió a las pretensiones populares el técnico, que convino que le alcanzaba con su equipo, como así demostró, finalista de la Copa de Europa en 2011. La última temporada, sin embargo, se torció más de lo permitido; cayó por un sonrojante 1-6 frente al City —“el vecino molesto”, que le bautizó sir Alex—; quedó apeado de la Champions sin decir ni pío; y el Athletic le desmontó en la Liga Europa.

Ferozmente competitivo, Ferguson ha decidido darle una vuelta de tuerca al equipo, primero con el fichaje de Kagawa, un volante talentoso que llega del Dortmund, y ahora con Van Persie, que completa una delantera de referencia: Rooney y Van Persie. En la rebotica se quedan Welbeck y Chicharito.

“Necesito tener 25,5 millones de beneficio cada verano”, señala Wenger cuando le reclaman explicaciones de sus numerosos traspasos. Ahora, sin embargo, necesitará eso y gol —RVP sumaba 355 partidos, 154 goles y 71 asistencias como gunner—, puesto que se queda con Giroud como punta, pichichi de la última Ligue 1, pero todavía por despuntar en un gran equipo, a la sombra de Benzema en la selección. Aunque ese ya no es el problema del United.

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