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La defensa de una causa

Tras hacer autocrítica después de su mal inicio en el torneo, la selección femenina española, con una gran zaga, tumba a la croata y luchará por los metales por primera vez

Ramon Besa
Pinedo celebra un gol ante Croacia
Pinedo celebra un gol ante CroaciaMarcelo Sayão (EFE)

Quizá porque son las reinas de la defensa y juegan cada partido al límite, como si les fuera la vida, las integrantes de la selección española de balonmano se niegan a atacar cuando se les pregunta si son capaces de ganar el oro. “El objetivo es el próximo partido”, responde el técnico, Jorge Dueñas, igual que si disputaran una carrera de obstáculos; “hay posibilidades de medalla porque el equipo tiene mucho carácter. Sabe estar en todo momento. También, en situaciones más difíciles, como cuando ha habido lesiones. Además, se distingue por su capacidad de trabajo y su talento. No es casualidad que estemos en las semifinales”. 

La próxima será la cuarta de un conjunto acostumbrado a competir al máximo nivel en los torneos más exigentes y más reconocido a veces a nivel internacional que en su propio país, quizá por el poco impacto de la Liga, gobernada por el Itxako, navarro, el vivero de la selección hasta ahora, que verá cómo muchas jugadoras lo abandonarán para emigrar el extranjero en busca de estabilidad económica.

ESPAÑA, 25; CROACIA, 22

España:Silvia Navarro; Alonso (3, 1p), Barnó, Begoña Fernández (3), Eli Pinedo (7), Mangué (3) y Aguilar (2) -equipo inicial- Ciobanu (ps), López, Nely Carla Alberto (2), Beatriz Fernández (3), Cuadrado (2), Amorós y Elorza.

Croacia: Jelcic; Gace (1), Franic (1), Tatari (5), Penezic (3), Zebic (3, 2p) y Milanovic (2) -equipo inicial- Grubisic (ps), Jovetic (1), Seric (1), Pusic, Horvat (1), Lovric (2) y Basic (2)

Marcador cada cinco minutos: 2-2, 3-4, 5-7, 9-8, 11-10 y 13-12 (Descanso) 14-15, 15-16, 18-16, 20-18, 22-20 y 25-22 (Final)

Árbitros: Horacek y Novotny (FRA). Excluyeron por dos minutos a Mangué, Cuadrado y Eli Pinedo por España; y a Milanovic (2), Penezic (2), Basic y Seric por Croacia.

Incidencias: Encuentro correspondiente a los cuartos de final del torneo femenino de balonmano de los Juegos Olímpicos de Londres disputado en la "Caja de Cobre" ante unos 7.000 espectadores

Tercera en el último Mundial y cuarta en el de 2009, España fue plata en el Europeo de 2008 y ahora acaba de derrotar a Croacia en los cuartos de final de los Juegos, una competición en la que fue séptima en Barcelona 1992, adonde acudió por invitación como anfitriona, y sexta en Atenas 2004.

“Ya llevamos años en el balonmano”, suscribe Macarena Aguilar, “y para todas poder competir por las máximas cotas en Londres es la máxima satisfacción. Si seguimos defendiéndonos como hasta ahora, podemos ganar a cualquier rival, pero no hay que pensar en las medallas”. “¡No, por favor!”, enfatiza; “no me quiero ver en el podio. Prefiero tener los pies en el suelo, ser humilde y realista, saber que tenemos muchas carencias. Aunque, eso sí, contamos cada vez con más confianza, somos más regulares y ya no nos preocupamos del adversario. Hay que recuperarse bien y defendernos”. “Así, sí”, remacha Eli Pinedo, “defendernos con fuerza y atacar con paciencia”.

El poder ofensivo quedó personalizado ayer precisamente en Pinedo, autora de siete goles de nueve intentos, la mayoría a la contra, punto final de un rápido despliegue, el mejor recurso del equipo ante la falta de lanzamiento exterior. “Me tocó a mí porque estaba en el sitio en el que se generó el espacio y pude penetrar bien”, argumenta; “tenemos buenas sensaciones, parecidas a las del Mundial. Si somos nosotras, podemos con cualquiera. Hay que mantener la garra y la cabeza fría, porque con el corazón no se ganan siempre los partidos, como hemos hecho ante Croacia: dar la cara en los momentos difíciles, arriesgarnos y después remachar en el ataque. Ahora hay que descansar para poder defendernos bien”.

“No me quiero ver en el podio. Prefiero tener los pies en el suelo”, dice Macarena Aguilar

La mejor zaga necesita una buena portera y España cuenta con una de las mejores del campeonato, sino la mejor: Silvia Navarro (32% de efectividad), ayer comparada con Ivana Jelcic, igualmente excelente (38%), llave del juego croata junto a Tatari y Penezic. “Me quedo con la intensidad defensiva y con el acierto en el ataque”, corrobora Navarro, cuya hiperactividad agota incluso a Javier Hombrados, portero del equipo masculino. “Me canso solo de verla porque no para, no se está nunca quieta”, bromea. Menuda y dinámica, muy elástica, Silvia es la garantía de la defensa de España.

“Hicimos mucha autocrítica después de perder contra Corea del Sur y aprendimos del partido ante Francia”, coinciden todas. “Nadie podía pensar que llegaríamos a las semifinales tras la derrota en el estreno”, añade Dueñas, muy diligente ayer cuando pidió un tiempo muerto para intentar matar el partido a falta de tres minutos y ayudar a las jugadoras a combatir el recuerdo del choque con las francesas después de ceder un empate en la última jugada: “Ante Croacia supimos mantener la concentración tanto cuando el encuentro se nos podía torcer como a la hora de administrar nuestras ventajas finales”.

“Aprendimos y ahora mantenemos la tensión competitiva”, remacha el seleccionador, satisfecho con el mayor éxito alcanzado por el equipo en su historia olímpica. “Hemos ganado incluso a Noruega, que es campeona de todo, así que no hay favorito”. Las guerreras, como se bautizaron antes de su debut en Londres, el nombre que corresponde a un equipo que tiene a jugadoras capaces de jugar con la nariz rota, como Macarena Aguilar en el pasado Preolímpico contra la propia Croacia, están dispuestas a defender su causa hasta el final.

“¿Sabéis?”, interviene Marta Mangué: “¡Me pellizco con mis promesas! Prometí que me tiraría en paracaídas si ganábamos la plata o el bronce, pero es que, si logramos el oro, juré que me pelaría aquí mismo, ¡Dios mío! ¡No, por favor!”. Mangué siempre se ha distinguido por su cabellera rasta, exuberante como su juego, y ahora mismo sabe que está más en peligro que nunca. Aun a su pesar, seguro que prefiere el oro a su querido pelo.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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