De la farsa en bádminton al ciclista que se tira
Los Juegos han vivido varios casos de conductas poco deportivas
Escribe Carlos Moyá que el espíritu olímpico ya no es lo que era. Que los Juegos son un negocio y que si mañana España de baloncesto se dejara ganar contra Brasil (para evitar cruzarse con Estados Unidos en semifinal) no habría que escandalizarse. Porque, dice Moyá, “no se perjudica a un tercero dejándolo fuera de la lucha por las medallas, sino que se busca el beneficio propio”.
Posiblemente pensaran lo mismo las chicas del bádminton que han sido expulsadas de la competición. Eran ocho jugadoras de dobles -dos parejas surcoreanas, una china y una indonesia- que ya habían conseguido el billete para octavos pero que hicieron sus cálculos, por decirlo de alguna manera, para evitar a los rivales más difíciles. Es decir, optaron por jugar a perder. Sin disimularlo demasiado. Los intercambios no duraban más de cuatro golpes, los servicios iban a la red o directamente fuera de la cancha. “Es deprimente. ¿Quién quiere pagar por ver algo así?”, dijo decepcionado el exatleta Sebastian Coe, presidente del Comité Organizador de los Juegos.
Estábamos ya clasificadas, ¿por qué tendríamos que gastar nuestra energía?”,
Yu Yung, jugadora china de bádminton
Aún más extraña debió de sonarle la explicación de una de las jugadoras, la china Yu Yang: “Estábamos ya clasificadas, ¿por qué tendríamos que gastar nuestra energía?”. Clasificarse, se clasificaron, pero se marcharon a casa sin poder competir. Algunas, como Yang, anunciaron después su decisión de abandonar el bádminton.
Otra especie de abandono ocurrió también en el ciclismo en pista. Philip Hindes, ciclista de 19 años que desde 2010 forma parte del equipo británico, admitió haberse tirado a propósito para poder repetir la salida. “Dijimos que si salíamos mal, teníamos que caernos para poder empezar de nuevo. Me caí. Lo hice a propósito para poder salir otra vez. Estaba todo planeado”, declaró Hindes tras la ronda de clasificación. El reglamento de la UCI, efectivamente, prevé (artículo 3.2.021) que “si al arrancar la carrera se produce un ‘accidente reconocido’, que incluye además de un pinchazo y otras averías, la caída del ciclista, ésta debe volver a empezar (aunque sólo hasta dos veces)”.
Dijimos que si salíamos mal, teníamos que caernos para poder empezar de nuevo. Estaba todo planeado” Philip Hildes, ciclista británico
La salida se repitió. Seguramente Gran Bretaña, capitaneada por Chris Hoy –cinco medallas de oro en los Juegos; desde Sidney hasta Londres- habría ganado el oro igual y habría hecho el récord del mundo igual. Pero menuda gracia le hicieron a Hoy, abanderado británico en la ceremonia e historia del ciclismo en pista de ese país, las palabras de Hindes. La federación intentó salvar la cara atribuyendo a un “error de traducción” las frases tan sinceras de Philip Hindes que, siempre según la federación, empezó a aprender inglés en 2010 (nació en Alemania).
La pareja de remo británica Zac Purchase y Mark Hunter también solicitó ayer repetir la salida en las aguas de Eton Dorney. Se les desprendió el asiento de la embarcación. Levantaron el brazo y vuelta a empezar (finalmente fueron plata, detrás de la pareja de Dinamarca). El reglamento también permite ‘levantar’ la carrera en caso de desperfectos en la embarcación. Purchase, destornillador en la mano, fue el que intentó arreglar el asiento antes de que la carrera volviera a reanudarse.
Mañana es el turno de España, de Gasol y compañía contra Brasil. Hace tan solo mes y medio, en el fútbol también hubo la opción del biscotto. Los chicos de Vicente del Bosque, de empatar contra Croacia, habrían dejado fuera a Italia de la fase de grupos. Ganaron. Y derrotaron a la ‘azzurra’ en la final un par de semanas después.
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