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Británica de Mataró

En cuartos, ‘las guerreras’ del waterpolo femenino se miden a Gran Bretaña, donde juega la catalana Ciara Gibson-Byrne

Ciara Gibson-Byrne, ante Italia.
Ciara Gibson-Byrne, ante Italia.Alastair Grant (AP)

Cada 27 de julio, Ciara [léase Kira] festeja las fiestas de las Santas, en honor de Semproniana y Juliana, las patronas de su ciudad, Mataró, capital de la comarca catalana del Maresme, donde nació en 1992. Rubia, de ojos azules, habla catalán y castellano, aunque con sus padres -Juli, londinense, y Gary, de Carlisle, al norte, tocando a Escocia- y su hermano menor –Liam- hablan en ingles. Ciara vive en Manchester, es “muy del Barça y de Messi”, y hoy jugará contra muchas de sus mejores amigas en la pileta del Waterpolo 2012. A Ciara Gibson-Byrne le hubiera gustado estar con ellas, con Tarrago, Maica García, Ona, la Espar… con las que se ha pasado cuatro años en el CAR porque, además de sus amigas, son las jugadoras con las que se ha criado en el CN Mataró y en la selección. Y ahí vive, pero en otro edificio, porque el pasado día 27 entró en el tartán del estadio olímpico vestida de blanco mientras sonaba Heroes de David Bowie. Ciara participa en estos juegos con Gran Bretaña, aunque se siente muy catalana, así que hoy se enfrentará a España, en los cuartos de final del torneo.

Me canse de entrenarme con España y no jugar por no tener la nacionalidad, así que acepté la oferta del país de mis padres”

“Quiero jugar por mi país, pero no puedo”, declaró a la revista Tot Mataró en el 2009. “Es verdad, yo quería jugar con España, pero no pude. Me entrenaba con ellas en el CAR, pero no podía jugar. Me perdía los torneos porque no me salía el pasaporte y era muy frustrante. Todavía no lo entiendo”, explica sin resquemor. Un día apareció por Mataró el húngaro Szilveszter Fekete, a quien la federación británica de waterpolo confío la puesta en marcha del plan para competir con las chicas en los Juegos de Londres. Y aceptó su invitación.

“Fue lento, es cierto. Era menor, resultó algo complicado, aunque el Mataró, su club y la Federación trataron de agilizarlo. Fue imposible y al final, decidió jugar con la Gran Bretaña”, recuerdan en la federación española. “Hizo bien. Cuando escogió, veníamos de Shanghái, donde jugamos mal, y nadie daba un duro por este equipo. Las británicas estaban clasificadas de oficio”. Pequeña, pero muy rápida y ágil, tal vez estaría ahora convocada por Oca, o tal vez no. Lo que es seguro es que está en Londres, donde hoy se enfrentará a las guerreras. “La presión es suya” dice antes de asegurar que si su selección, Gran Bretaña, queda eliminada, “me veréis en la piscina animando a España en semifinales”.

Si Gran Bretaña pierde, me veréis en la piscina animando a España, donde juegan mis amigas de toda la vida”

Últimas de su grupo, las británicas eran el equipo preferido por las cuatro selecciones del grupo de España para encontrarse en el cruce. Las guerreras ganaron el grupo, así que en el camino de las medallas se enfrenta, a priori, contra el rival más fácil. Aunque las chicas de Oca y el propio seleccionador tiren por tierra ese pensamiento y sean muy cautos. “Juegan en casa, han mejorado mucho. Será muy difícil y si nos creemos lo contrario, lo pagaremos”, aseguró ayer Maica García, boya de combinado español, que el año que viene volverá a ver a su amiga Ciara por las piscinas españolas. Vuelve a casa, ha fichado por el Mataró y estudiará relaciones internacionales en la Universidad Blanquerna de Barcelona. Con ella viajarán dos compañeras de su postiza selección, Chloe Wilcox y Francesca Paitner-Snell.

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