Ferrer y Feliciano, la última bala del tenis

Feliciano López acaba con la cara enterrada en una toalla, tieso sobre la madera del banquillo, mientras David Ferrer, su pareja en el dobles, intenta animarle. Es una escena sorprendente y emocionante, el colofón a una cadena de abrazos. No han perdido los españoles. No se han inclinado en cuartos. Al contrario, entre los saques del toledano y los restos del alicantino, el dúo acaba de construir su victoria por doble 6-4 ante los croatas Cilic y Dodig. El pase a semifinales ya está cerrado. Esperan, probablemente el viernes, los franceses Llodra y Tsonga. Algo más: Ferrer y Feliciano ya tienen derecho a soñar con las medallas.

Antes de su partido, los dos amigos entran a la pista sabiendo que son la última bala de España. Esto es lo que ocurre. “Estoy jugando con voltarén en el culo”, dice Nicolás Almagro, y al poco cae 4-6 y 1-6 en cuartos de final ante el británico Andy Murray. La derrota del murciano, lesionado en un hombro desde el inicio del torneo, de ahí esa necesidad de inyectarse antiinflamatorios, deja el torneo individual huérfano de españoles. Sin Rafael Nadal en la convocatoria, el peso de la historia es la carga que llevan López y Ferrer sobre los hombros. En total, España tiene solo una bala para mantener una racha impecable: desde Seúl 1988, cuando el deporte de la raqueta entró en el programa olímpico, ha sumado al menos una medalla en todos los Juegos.

Federer afronta un escollo: el gigante estadounidense John Isner, ganador del partido más largo de la historia

Pero claro, esto es Wimblendon, esto es hierba, y los españoles juegan en un reino que no es suyo, en el imperio del suizo Roger Federer: el número uno mundial, eliminado ya del dobles, donde defendía el título, olfatea las medallas individuales, citado en semifinales con el argentino Del Potro tras ganar 6-4 y 7-6(5) al estadounidense Isner.

En la misma ronda, el serbio Novak Djokovic se enfrentó al francés Jo-Wilfried Tsonga, al que tumbó 6-1 y 7-5, y se citó en semifinales con Murray. Impulsados por los colores nacionales, que los dos sienten a flor de piel, ambos tenistas protagonizaron un torneo que tuvo más que ver con las entrañas que con la raqueta: Nole, que defiende el bronce conquistado en Pekín 2008, ya ha tenido que remontar dos veces la manga inicial perdida, la última vez en octavos y contra el australiano Lleyton Hewitt. Murray, por su parte, también tuvo que protagonizar remontadas.

Se acerca la lucha por las medallas. En Londres, la hierba decide el podio