_
_
_
_

Héroes y contaminación

Mientras Phelps se ha convertido en una leyenda, la asombrosa china Shiwen vive en la diana por los recelos en Occidente

José Sámano
Michael Phelps, durante la carrera de los 4x2oo libre, en la que consiguió el oro y su 19ª medalla olímpica.
Michael Phelps, durante la carrera de los 4x2oo libre, en la que consiguió el oro y su 19ª medalla olímpica. lavandeira jr (EFE)

Una leyenda indiscutible, Michael Phelps, y quizá una discutible heroína en ciernes, Ye Shiwen. El deporte tiene estos contrastes. Mientras el estadounidense se convirtió anoche en el hombre con más medallas en la historia olímpica —con su plata en los 200 mariposa, y el oro en 4x200 libres— había superado los 18 metales de la gimnasta soviética Larisa Latynina—, la asombrosa nadadora china vive estos días en la diana por los recelos que ha despertado principalmente en Occidente.

Batido por el sudafricano Chad le Clos en la brazada final, resultó extraño ver al gigante Phelps salir de la piscina no como una divinidad sino como alguien fundido, sin otra expresión en el rostro que la de la derrota y el vacío. En la cabeza de este competidor sublime no estaban las 19 medallas. Como todo genio insaciable, buscaba una última obra maestra. Al contrario que Phelps, ya en su despedida, Shiwen, una chiquilla de 16 años, —que ayer también ganó los 200m estilos con récord olímpico— rumia en el acuartelamiento chino el enredo en el que se ha visto involucrada. De momento, con total ligereza por parte de sus acusadores.

La china Ye Shiwen no tiene el amparo de la gran maquinaria propagandística

El deporte no es capaz de sacudirse la contaminación del dopaje, esa gran farsa que invalida a sus héroes, que lo son por sus gestas de carne y hueso, no por su paso por los laboratorios. El lastre es tal que hoy todo está bajo sospecha, incluso con suspicacias interesadas. Por si no fueran ya bastante mancha los positivos que se confirman por los cauces oficiales, ahora, según quién sea y de dónde sea el protagonista, la epopeya se acepta con todos los honores o se pone en duda.

El sábado, Ye Shiwen hizo algo más que triturar el récord mundial de 400 estilos. En los últimos 50 metros mejoró incluso el registro de Ryan Lochte, un mocetón estadounidense de 28 años. La carrera de Shiwen asombró al mundo, una hazaña descomunal. De inmediato, lejos de aceptar la proeza, el estadounidense John Leonard, presidente de la asociación de entrenadores, expresó su “inquietud” y levantó los recelos. No tenía otro indicio que una marca sideral. La china no tiene el amparo de la gran maquinaria propagandística de Estados Unidos, que, como China, tampoco es ajeno a la lacra del dopaje.

Ye Shiwen con la bandera de China tras recibir la medalla de oro.
Ye Shiwen con la bandera de China tras recibir la medalla de oro.CHRISTOPHE SIMON (AFP)

La delegación china reaccionó de inmediato y subrayó que nadie puso en jaque los prodigios de Phelps en Pekín. “Shiwen ha seguido todos los protocolos de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y está limpia; fin de la historia”, terció ayer lord Colin Moynihan, presidente de la Asociación Olímpica Británica. Pero Leonard consiguió su efecto, provocar desconfianza en el imaginario popular. La interminable lista de tramposos ha logrado que hoy no se pueda poner la mano en el fuego por nadie y, en este caso, la natación china quedó fichada en los noventa, tras una cadena de positivos, lo que no ayuda a Shiwen. Pero si está o no limpia es misión de la AMA. Leonard no tiene ninguna autoridad al respecto y sí la responsabilidad de no enfangar antes de tiempo.

En el agua, también España tuvo ayer su protagonismo. El piragüista vasco Ander Elosegi fue cuarto, y Mireia Belmonte por fin irrumpió en plenitud: finalista en los 200 mariposa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_