Mirarse el ombligo pierde a España
Mermada por la ausencia de Thiago y el desgaste físico de algunos futbolistas, la selección estuvo irreconocible ante Japón
“Vamos a ver cómo arrancamos”. Luis Milla aguardaba con cierta preocupación el debut de su selección en los Juegos mientras presenciaba el partido Honduras-Marruecos. No es que dudara de su equipo sino que no sabía cómo respondería a un encuentro exigente por la vitalidad de Japón, por la presión que supone ser señalado como uno de los favoritos del torneo y por el momento de forma de sus futbolistas. Ya se sabe que los Juegos se celebran en días puñeteros para las selecciones más convencionales como España. No se sabe muy bien si funcionan como clausura de la pasada temporada o como anuncio de la próxima, y en la duda se perdió la selección, muy contemplativa, nada competitiva.
Más que la indiscutible derrota, que se puede corregir en los próximos partidos contra Honduras y Marruecos, sorprendió la despersonalización de España, irreconocible tanto para la multitud de niños escoceses que vestían la zamarra roja en el Hampden Park como para las decenas de seguidores japoneses, que guardaban una actitud reverencial hacia un rival que consideraban capaz de remontar el partido en el descuento. Nada funcionó el jueves en España: ni el equipo ni el entrenador, de manera que la selección se fue empequeñeciendo en la misma medida que se agrandaba Japón, mucho mejor desde el punto de vista físico, excesivamente ingenua e indulgente frente a De Gea.
Nada funcionó en España: ni el equipo ni el entrenador
Ya se sabía de las dificultades ofensivas que podía tener España. No cuenta con excesivos delanteros, depende sobre todo de Adrián, y su difícil relación con el gol se ha complicado todavía más por la ausencia de Thiago. La creatividad y sorpresa del volante azulgrana son decisivas para desequilibrar con el pase y el regate y alcanzar el área contraria. No tiene sustituto, y de alguna manera su ausencia obliga a reorganizar al equipo, cosa que aún no se sabe muy bien como solucionará Milla. La opción de Mata no funcionó porque le faltaron socios: no jugó Muniain, afectado por una lesión muscular; no salió Ander Herrera hasta la segunda parte y no encontró su sitio Javi Martínez.
Milla necesita la mejor versión de Javi Martínez, Herrera y Muniain y se desconoce si remontarán físicamente después de ser muy exigidos el pasado curso en el Athletic y, en el caso del capitán, haber formado parte del equipo que ganó la Eurocopa. Habrá que constatar el punto físico de los refuerzos procedentes de la Roja porque en Glasgow no hubo ni rastro tampoco de Jordi Alba, figura en Polonia y Ucrania. No progresaron los laterales y no se tiraron desmarques ni hubo caídas a los costados en la segunda línea, insustanciales como fueron Rodrigo e Isco. Ni siquiera se contaron ocasiones porque no se elaboró el fútbol, ni se acudió a la estrategia ni hubo picos de juego.
Agravadas las disfunciones que ya se presuponían en ataque, la novedad fueron las deficiencias defensivas. Japón ni siquiera necesitó pisar el área para desestabilizar a España. La inestabilidad de la zaga se manifestó en las cesiones, los controles y los pases, sin que mediara ningún contrario, muy nerviosos los laterales (Montoya y Alba) y los centrales, zurdos ambos (Iñigo Martínez y Álvaro Domínguez), cosa que seguramente perjudicó la mecánica de juego y el posicionamiento en la cancha. La expulsión de Íñigo Martínez sancionó los errores españoles y obliga a preguntar al seleccionador por su decisión de prescindir de Botía, campeón de Europa sub-21 el pasado junio en Aarhus.
Milla presentó cinco novedades ante Japón con respecto al equipo campeón el año pasado en Dinamarca: Íñigo Martínez jugó por Botía; Alba por Dídac Vilà; Koke por Thiago, Rodrigo por Muniain; e, inicialmente, Isco por Herrera. Aunque es medio equipo, se suponía que su rendimiento sería mucho mejor del expresado en Glasgow. Botía reaparecerá ante Honduras, se supone que Muniain y Herrera también estarán listos; y resulta difícil discutir sobre Jordi Alba en comparación con Vilà. El debate remite a la baja de Thiago y plantea una pregunta: dadas las ausencias, ¿podía jugar España al toque con la alineación que dispuso Milla o se imponía una alternativa más directa?
El equipo de Milla echa en falta la creatividad y capacidad de sorpresa que aportaba el ausente Thiago
No funcionó el plan A ni hubo alternativa B. Los jugadores no se encontraron en el campo y solo coincidieron en el vestuario, donde aseguraron que no hay por qué preocuparse. Un mal partido no puede discutir su trayectoria, pero obliga a preguntarse por la preparación olímpica (derrota ante Senegal y victoria mínima contra México) y su mal debut en Glasgow con Japón. Una cosa es jugar al tiqui-taca sin dañar al rival, como pasa a veces con la absoluta y su debate alrededor del falso nueve, y otra muy distinta exponerse a una goleada ante un rival menor por no dominar el área propia y la divisoria, punto neurálgico de España. No hay nada peor que mirarse el ombligo como pasó ante Japón.
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