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Sol, campeonas reinventadas y últimos retoques

El Parque Olímpico bulle a dos días del mayor evento deportivo del mundo

Amaya Iríbar
Unos aros oliímpicos cuelgan del London Bridge.
Unos aros oliímpicos cuelgan del London Bridge. SERGEI ILNITSKY (EFE)

Puede que los londineses (y los miles de extranjeros que viven en Londres) solo se den cuenta de que los Juegos Olímpicos, el mayor evento deportivo del mundo, están a punto de empezar en su ciudad por las banderolas que adornan las calles, los problemas de tráfico, y la cantidad de gente que pasea con su acreditación al cuello. Eso dicen algunos. Pero el Parque Olímpico lo sabe bien. Bulle desde hace días con los preparativos y es ese sitio mágico en el que uno se puede encontrar con una campeona olímpica como Marie-José Perec, hoy reconvertida en periodista, en un ascensor o tropezar con una irreconocible Nastia Liukin, la mejor gimnasta de Pekín 2008, incapaz de lograr en esta ocasión la clasificación en los trials estadounidenses, saliendo del mastodóntico edificio que acoge a la NBC vestida con unos shorts diminutos, camisola y tacones de vértigo.

El misterio, la sorpresa, es parte del éxito de este espectáculo

Todo está listo, pero aún quedan los últimos detalles. Hay grupos de voluntarios ensayando pequeñas piezas de baile (se supone que para la inauguración) frente al estadio y operarios llevando todo tipo de material de un lado a otro del recinto. Aquí todo está cerca si se coge esos autobuses de dos plantas tan típicos de Londres que la organización utiliza para unir las distintas sedes y no tanto si se decide atravesar a pie, bajo el tórrido sol que cae sobre la ciudad estos días, las gigantescas explanadas de cemento que las separan.

La actividad es frenética en el estadio olímpico, que acogerá la inauguración el viernes y de la que se hizo un ensayo a puerta cerrada el lunes. Presidido por un árbol solitario en lo alto de una colina en un extremo y por una campana gigante en el otro, en el campo se afanan grupos de trabajadores. La ceremonia, ideada por el cineasta Danny Boyle, recreará la campiña inglesa, pero por ahora la pista de atletismo ha dejado paso a una calle de doble dirección y en el interior de ese óvalo que dibuja solo se ve un fondo irregular gris. Suena a todo meter Hey Jude, de Los Beatles. Hay gente trabajando hasta en lo alto de las torretas de iluminación. En el interior se almacenan decenas de camas de hospital, quién sabe con qué función. El misterio, la sorpresa, es parte del éxito de este espectáculo. Por eso a todos los que vieron el ensayo pudieron leer en las pantallas el siguiente hashtag: #salvalasorpresa.

Grupos de voluntarios ensayan pequeñas piezas de baile

Todo se acelera en estos últimos días. De hecho muchos equipos, incluido el español, cuyos primeros representantes han llegado este martes, ya están aquí. Se sabe porque la mayoría decoran con sus banderas las terrazas de la Villa Olímpica, perfectamente visible desde buena parte del Parque Olímpico, y porque ya han empezado los entrenamientos olímpicos. En la piscina ensayan saltadores y las chicas de la sincro de Gran Bretaña y China. El espectáculo está a punto.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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