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El capitán olímpico por definición

Nadie como Giggs, que en noviembre cumplirá 39 años, representa mejor el respeto a los valores del deporte

R. BESA
Giggs, en el amistoso contra Brasil
Giggs, en el amistoso contra BrasilNIGEL RODDIS (Reuters)

Un galés que el 29 de noviembre cumplirá 39 años será el capitán de la selección de Gran Bretaña que mañana debutará contra la de Senegal en Old Trafford. La rara relación que mantienen el fútbol y el olimpismo siempre generó controversia y provocó situaciones en apariencia extravagantes. Alguna, en cualquier caso, ha sido especialmente celebrada, como la que concierne precisamente al jugador bandera del anfitrión de Londres 2012: Ryan Joseph Wilson Giggs. Los Juegos permitirán que el famoso delantero del Manchester United pueda disputar al fin un gran torneo de selecciones tras una vida de militancia anónima con la de Gales.

La excepcionalidad ha tenido un efecto reparador y de justicia deportiva para Giggs, un futbolista de club por excelencia, una especie en extinción. Nadie personifica mejor la leyenda del United. Hoy sigue la senda de legendarios como Bobby Charlton, George Best o Eric Cantona y compite con celebridades de la talla de Paul Scholes y David Beckham. Los números certifican que es el que más partidos ha jugado con los Red Devils (876) y el que más títulos ha ganado (33) desde que debutó en 1991 con 17 años. No es casualidad que fuera distinguido con la Orden del Imperio Británico, condecoración que agradeció con una frase lapidaria: “No creo que la Reina sepa quién soy”.

Aunque con 14 años fue capitán de la selección inglesa escolar, se decidió por militar en la galesa (1991-2007)

El escocés Alex Ferguson, su entrenador en el United, acostumbra a recordar que, cuando le conoció, con 13 años, su figura le recordó la de un cocker spaniel persiguiendo un trozo de papel de plata llevado por el viento. No ha parado de correr, ni de centrar, ni de pasar ni de pensar, hasta el punto de ser elegido por los hinchas como el mejor jugador de la historia de Old Trafford. Hay, sin embargo, un detalle definitivo en su trayectoria para conocer su personalidad: jamás ha sido expulsado en 909 partidos y se ha llegado a contar que en uno de los episodios de Los Simpsons, emitido en 2003, Homer se pregunta: “¿Pueden creer que acaban de amonestar a Giggs?”.

Aunque con 14 años fue capitán de la selección inglesa escolar, se decidió por militar en la galesa (1991-2007), elección que le ha impedido disputar una Eurocopa o un Mundial, al igual que ha ocurrido también con Mark Hughes o Ian Rush. Nacido en el Hospital St. David’s, de Carlton, junto a Cardiff, es hijo de Danny Wilson, internacional galés en rubgy, y Lynne Giggs. “Mi padre ha sido un granuja y un matón”, escribió en su autobiografía para explicar los motivos por los que tomó el apellido de su madre y despotricó de su progenitor, que se llevó a la familia a Manchester para jugar en el Swinton cuando él tenía seis años.

Giggs es un futbolista de club por excelencia, una especie en extinción

Ryan, cuyo abuelo paterno era originario de Sierra Leona, circunstancia capital para entender su militancia en las causas antirracistas, pasó mucho tiempo junto a sus abuelos maternos a causa de la separación de sus padres. La infancia explicaría en parte su carácter serio y responsable, combativo y solidario, siempre al servicio de sus compañeros, que le tienen por “un señor caballero”. Stuart Pearce, el seleccionador olímpico británico, no tuvo dudas a la hora de su elección ni tampoco de su designación como capitán. Giggs participa incluso en las reuniones de los técnicos y alecciona a los 15 ingleses y tres galeses que competirán por Gran Bretaña.

Palmarés de Giggs

  • 12 Ligas inglesas
  • 4 FA Cup
  • 4 Copas de la Liga de Inglaterra
  • 8 Community Shield
  • 2 Ligas de Campeones
  • 1 Supercopa de la UEFA
  • 1 Copa Intercontinental
  • 1 Mundial de Clubes

Ya no es el extremo zurdo que desbordaba y daba centros estupendos, sino que ha centrado su posición. Aunque ha perdido velocidad, ha ganado precisión y ascendente sobre el equipo y racionaliza su esfuerzo de manera que renueva su contrato año a año. Practicar el yoga dos veces por semana y tratarse con un osteópata y un acupuntor no le ha hecho perder el miedo ante el colérico Ferguson. Admirador de Diego Armando Maradona y Brian Robson, no ha escapado tampoco del foco de la prensa populista, que recuerda su pasión por los coches y alguna aventura extramatrimonial. Nadie le reprocha, en cambio, su liderazgo futbolístico. Ni siquiera Beckham.

La leyenda cuenta que Beckham requirió la ayuda de Giggs una noche en que unos ladrones habían entrado en su mansión. El galés se presentó con un bate de béisbol para defender a su amigo inglés del United. Incluso al propio Beckham, descartado después de ser un ilustre candidato a liderar al conjunto británico en Londres, su ciudad de origen, no le habrá parecido mal que el capitán sea finalmente Giggs. Los Juegos, siempre tan complicados con el fútbol, le dan ahora la oportunidad de poner el broche de oro a una carrera admirable como futbolista. Si hay un capitán olímpico por definición, dada su carta de naturaleza y respeto a los valores del deporte, ese es Giggs.

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Sobre la firma

R. BESA
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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