Y Hamilton, dando tumbos
Mientras McLaren trabaja a destajo para darle la vuelta al MP4/27, el británico especula con su renovación
Hace 15 días, en Silverstone, Lewis Hamilton se pasó las 52 vueltas del Gran Premio de Gran Bretaña adelantando rivales en la pista y finalmente cruzó la meta en el octavo lugar, la misma posición que ocupaba una hora y media antes, en la parrilla de salida. Antes de aparcar su MP4/27 en el parque cerrado, el británico recompensó con unas piruetas a la hinchada de McLaren, que confiaba en la cita de casa para voltear un Mundial que poco a poco se ha ido poniendo más cuesta arriba para la estructura de Woking. Finalizada la prueba, Hamilton se fue a Londres, donde al día siguiente completó uno de los relevos de la antorcha olímpica, a su paso por Luton. Aprovechando la estancia se quedó un día más en Londres, donde el martes por la noche puso el punto y final a una fiesta en la habitación de un hotel. El jueves, aquel sarao fue portada de las cabeceras más sensacionalistas de la prensa, que ironizaron sobre el método empleado por el piloto para tratar de salir del bache de resultados en el que anda metido.
A las puertas del fin de semana que marca el ecuador del certamen, el chico de Tewin ocupa el cuarto lugar en la tabla, a 37 puntos del líder, Fernando Alonso, y después de acumular solo cuatro en los dos últimos concursos (Valencia y Silverstone). El año pasado se dio cera con la mayor parte de sus rivales, especialmente con Felipe Massa, y comenzó esta temporada asegurando haber aprendido la lección, sintiéndose mucho más maduro. Han pasado cinco meses desde entonces pero el campeón del mundo de 2008 sigue dando tumbos en uno de los momentos más delicados de su trayectoria en la F-1. Ya no es que el monoplaza que conduce haya evolucionado poco, sino que más bien ha involucionado. La calamidad también le ha acompañado en las paradas en los talleres, donde se ha quedado encallado hasta tres veces (Malasia, Bahréin y Valencia). Para rematarlo, resulta que su contrato termina a finales de diciembre, que su agente lleva meses jugando al gato y al ratón con McLaren, y de tanto marear la perdiz se ha quedado prácticamente sin otra opción que quedarse dónde está, un acuerdo que muy probablemente se cerrará a la baja después de la renovación de Mark Webber con Red Bull.
“Esperamos poder firmar un contrato de larga duración con Lewis porque nuestra relación viene de muy lejos”, asegura Martin Whitmarsh, responsable de McLaren, que se muestra muy tajante cuando se le pregunta si la flojera que está demostrando el prototipo puede dificultar el acuerdo: “Creo que Lewis es mucho más inteligente que todo eso”. De cualquier forma, los técnicos del Technology Centre han estado trabajando en turnos de 24 horas para revitalizar un bólido que en marzo era la referencia y que ahora no figura ni entre los tres más rápidos, según considera el propio Hamilton. En Hockenheim, McLaren prepara una optimización radical de su coche, casi un restyling, que tanto él como Jenson Button probarán hoy mismo. “Los pontones son nuevos, serán llamativos. También hay otras modificaciones para ojos un poco más afinados y luego están aquellas que no están a la vista, las que quedan ocultas”, detalla Whitmarsh. “McLaren es la única escudería que, estando un paso por detrás del resto, es capaz de dar dos hacia delante en una sola carrera”, opina Alonso.
Por todos estos asuntos, la comparecencia de Hamilton en Hockenheim se esperaba más que nunca, aunque pronto, nada más entrar en la carpa de su escudería y sentarse, ha quedado claro que pocas respuestas iba a dar más allá de las previsibles. “No voy a decir nada de lo que salió publicado la semana pasada”, se ha desmarcado de entrada, poco antes de ensalzar los valores que han convertido a McLaren en el segundo garaje más laureado de la F-1, y sus volantes dos de los más deseados. “Tengo mucha fe en esta familia. Cuando uno se encuentra en una situación como esta, debe parar atención a la parrilla, calibrar sus opciones y no precipitarse. Normalmente, las peores decisiones son las que se toman apresuradamente”, ha zanjado Hamilton. El problema, en este caso, es que no hay demasiadas vacantes en el mercado actual que le aseguren más garantías de las que tiene en el equipo que le ha visto crecer y le ha convertido en la estrella que es a día de hoy.
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