Márquez borda una jugada redonda
El español gana en Assen con una remontada fabulosa el día en que caen Luthi y Espargaró
Corre Marc Márquez con el corazón, se deja llevar por el instinto en el cuerpo a cuerpo, tanto que solo él parece saber que tiene cada movimiento estudiado al milímetro y que, por eso, no besará el suelo. No lo tienen tan claro sus rivales, por ejemplo, como este sábado Andrea Iannone, que se las vio con el de Lleida en cada curva. Pero también corre Márquez con la cabeza: sigue un plan premeditado y lo ejecuta con la precisión de un cirujano, bisturí en mano. Era demasiado pronto para escaparse en Assen cuando lo hizo Iannone, así que él, que ya había desvelado la importancia de conservar los neumáticos en buen estado para llegar fresco al final de la prueba, se lo tomó con calma. Y la jugada le salió redonda. Sobre todo porque, de nuevo, le acompañó la fortuna. Y el día en que volvió a ganar -no lo hacía desde Portugal-, fue también el día en que dos de sus principales rivales por el título, Thomas Luthi y Pol Espargaró, terminaron por los suelos.
A Luthi se lo llevó por delante Wilairot cuando apenas había comenzado la carrera y todos los pilotos formaban un pelotón casi indescifrable. Y Espargaró se cayó cuando, solo en la segunda vuelta, rodaba en cabeza y trataba, seguramente demasiado pronto, con el neumático aún frío, de abrir una brecha con sus perseguidores. En plena curva su Kalex se movió demasiado, tan al límite la llevaba, y terminó perdiendo el control de la moto y volando por los aires. Rodaba por entonces Márquez en cuarta posición, tras Iannone y Aegerter, que aguantó poco en cabeza. El que sí se sumaría a la fiesta durante unos giros fue Redding, que se las vería con el pupilo de Alzamora.
Ocurrió cuando Iannone, con un buen ritmo y después de haber relegado a Aegerter a posiciones más retrasadas, se concentró en la pista y quiso dejar atrás a sus rivales. Pareció lograrlo fácilmente. Solo era la séptima vuelta. Pero Redding, en segundo lugar, le perdió rápido la pista. Un par de giros más tarde Márquez, que se sabía con mejor ritmo que nadie -fuera como estaba Espargaró ya de la pista-, intentó adelantar al británico para evitar la fuga, pero este se le resistía. Le costó lo suyo al español, pero lo logró. Iannone se escapaba demasiado pronto, llego a rodar a más de tres segundos de distancia, pero Márquez no perdió la paciencia.
Se colocó segundo y empezó a buscar su ritmo y a recortarle distancias a nueve vueltas para el final. Y demostró haber llegado a los últimos giros más fresco que nadie, como había previsto. El italiano empezaba a perder fuelle y él era capaz de firmar la vuelta rápida a siete vueltas para que terminara la prueba. A falta de tres Márquez empezó su ataque. Las trazadas de uno y otro eran muy diferentes. El español se abría mucho en unas curvas y el italiano no cerraba la puerta en otras. Así se sucedieron los minutos, largos, y Márquez culminó su ataque en la última vuelta, no sin antes hacer derrapar su neumático trasero, no sin obligar a Iannone a levantar su moto en algún adelantamiento, no sin subirse a los pianos. Ya había usado demasiado la cabeza, era el momento de jugar con el corazón.
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