La gloria en cinco penaltis
Cesc e Iniesta confiesan que cambiaron la dirección de sus lanzamientos en el último instante Con Casillas, España ha superado tres rondas y ha perdido una, tras recibir 11 goles en 18 tiros
El árbitro turco Cüneyt Çakir pitó el final del partido y sobre el campo Iker Casillas quedó en cuclillas, con la cabeza gacha y la mirada perdida en el césped, como intuyendo lo que pasaba a partir de ese momento, consciente, de nuevo, de que en 11 metros se decidía todo. Empezaba un partido que en el mejor de los casos, duraba 10 remates. Una batalla psicológica que cada cual afrontó a su manera. Iker se fue al banquillo, se quitó los guantes, liberó el habitual vendaje que lleva en las muñecas, se quitó el culotte bajo los pantalones y buscó aire. Cada cual a su manera, los cinco lanzadores interiorizaron el momento: Xabi Alonso, Iniesta, Piqué —“no había terminado el partido y ya estaba pidiendo tirar uno”, bromeaba ayer su padre—, Sergio Ramos y Cesc buscaron la capacidad mental para sacar adelante un momento tan trascendente.
A Cesc Fàbregas le cambió la cara nada más pitar el árbitro. Se le acercó Pedro y ni le habló. Se le acercó Xavi y lo mismo: su cabeza era un penalti. Y era el quinto. “Lo pedí yo. Me dijo Toni [Grande] que tirara el segundo, pero le dije que no, que el quinto. Hombre, seguro, seguro de que lo iba a marcar no estaba, pero por la mañana tuve un presentimiento, intuía que acabaríamos en penaltis y que si tiraba el quinto, lo marcaba. Tenía como un deja vu de hace cuatro años, la sensación de que iba a pasar y ha salido a la perfección”.
“Se la pico y que sea lo que Dios quiera”, dice Sergio Ramos que pensó antes de tirar
Cesc reconoció que el partido fue una prueba muy complicada para él: “Jugar de delantero contra dos centrales como Pepe y Alves supone un examen muy difícil. Son muy pesados, muy fuertes, muy duros, me lo he pasado bien. Por eso dije que jugué fatal, era la sensación, vosotros desde fuera diréis”. Explicó, también, que pensaba tirarlo por el medio: “En el último segundo tiré a asegurar, porque siempre cambio al final. Contra Buffon lo cambié”, recordó. También aquel día, en junio de 2008, le habló al balón: “Solo le he dicho que tenía que entrar”.
La tanda empezó mal. Rui Patricio le cazó el tiro a Xabi Alonso en el primero. Antes de que lanzara, Pepe se acercó a su compañero en el Madrid a decirle algo al oído, cosa que no le hizo gracia al vasco. También Ronaldo habló con Rui Patricio. “No sé qué dijeron. Me ha hecho una buena parada, me acertó, ha llegado largo. Cosas que pasan. Fue gran mérito suyo”, reconoció el de San Sebastián, que pasó el día de ayer con su mujer y su hijo Jon.
“La parada de Iker nos ayudó mucho”, reconoció Iniesta, que vivió con cara de rabia los lanzamientos de los penaltis. “Dije que quería tirarlo. Me tocaba, por el momento, por la experiencia, había que tirar el penalti porque me sentía con mucha confianza”. Iniesta desveló que pensaba lanzar al otro lado: “Pero vi el movimiento del portero y cambié”.
“Yo pensé ahí, y ahí. Calidad, nano”, aseguró Piqué, que tiró el tercero y que se carcajea de sí mismo. Maldita la gracia que le hizo a sus padres. “Nos matará”, se resigna la madre, Montserrat, con cara de susto aún. “No había pitado el árbitro y ya estaba pidiendo que le dejaran tirar uno”, exageró el padre, Joan. “Me encanta sentir esa presión, vivimos para esto. Siempre que haya la oportunidad lo voy a tirar”. No es un especialista. Ninguno de los lanzadores españoles suelen tirar los penaltis en sus clubes. “Creo que una vez tiré uno, pero hace mucho”, explicó, feliz, el central del Barcelona, convencido de que lo más decisivo en un caso como este es manejar la presión. “Ahí es donde tienes que intentar superarte”, explicó, después de comer en el Holiday Inn de Kiev. “Intentas abstraerte de todo, al final son 11 metros así que intenté ajustarla al palo y tuve suerte, lo conseguí”.
Ramos tiró el cuarto penalti y lo tiró a lo grande. “Se la pico y que sea lo que Dios quiera”, dice que pensó antes de tirar. No ensayó el lanzamiento durante la semana a conciencia, porque pensaba picarla y no quería que corriera la voz, pero matizó: “Al final decides en el último instante. Lo decidí al coger carrerilla. Pensé en picarla, es verdad, pero no te engaño, no lo decidí hasta el final. Tenía una espinita. Siempre he sido un jugador que me gusta asumir responsabilidades”. Ramos tuvo muy claro lo que iba a hacer: enfrentarse a sus miedos, al poso que le dejó el fallo contra el Bayern Múnich, el que apartó al Madrid de la final de la Copa de Europa. “Aquel día se levantó la hierba. El tapete sobre el que se coloca el balón estaba muy deteriorado y cuando lo pisé se levantó y metí el pie demasiado por debajo de la pelota. Por eso se fue alta”.
La madre de Iker no aguantó los nervios, como en 2008, y se marchó al lavabo
Y ahí estaba el miércoles, frente a Rui Patricio, con las cosquillas en el estómago, consciente de la fechoría que pretendía cometer… y con Navas a su vera. Ya sabía que el de Camas la iba a liar, tirando el penalti mitad a lo Panenka, mitad a lo Neeskens. “¡Qué grande! Está loco. Si lo falla, lo matan”, le aplaudió Piqué.
“Llegar a este momento es complicado. Es azar, tener especialistas, pero, sobre todo, tener suerte”, aseguró Iker Casillas. “Tuve la intuición de parar el primero, la suerte de poder adivinarlo”, dijo otra vez, protagonista de la película, parándole un tiro a Moutinho. “Tuve claro que me tiraría a ese lado”, explicó. Mientras, en la grada, su madre María del Carmen no pudo contener sus nervios y, recordando que ya se desvaneció durante la tanda de penaltis de hace cuatro años ante Italia, se fue al lavabo. El padre de Iker, José Luis, controlaba el estado de su esposa al tiempo que seguía la rueda de los penaltis.
No le extraño a Iker que Ronaldo no lanzara: “Ellos sabrán, no sé por qué ha esperado al quinto; la verdad, me da igual”, apuntó. Desde que Casillas defiende la portería de España, las eliminatorias que se deciden desde los 11 metros se han cerrado con tres victorias de España (3-2 ante Irlanda, en octavos de final del Mundial de 2002; 4-2 ante Italia en cuartos de la Eurocopa de 2008; y 4-2 en esta ocasión ante Portugal) y una derrota (3-5 ante Corea del Sur, en cuartos de final del Mundial de 2002). 18 lanzamientos recibidos, 11 goles encajados, siete balones que no entraron. Casillas detuvo cinco de esos siete disparos.
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