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El flaco Reus, el rockero Schürrle y el témpano Klose

El ‘transgresor’ Löw cambia de un plumazo la delantera de Alemania para agitar al vestuario

LADISLAO J. MOÑINO
Özil felicita a Reus tras su gol.
Özil felicita a Reus tras su gol.OLIVER WEIKEN (EFE)

“Es bueno ser descarado de vez en cuando”, respondió con su habitual y calculada calma el seleccionador Joachim Löw cuando le preguntaron por las sorprendentes suplencias de su tridente ofensivo, Müller, Mario Gómez y Podolski, ante Grecia. Alemania salió silbando del grupo de la muerte, hegemónica, pero a Löw le pareció que necesitaba agitar el once en busca de competitividad. Hay un punto de transgresión aperturista y emocional en todo lo que hace Löw, capaz de confesar que le gustaría recorrer “Nepal y el Himalaya como un mochilero”, abrir la mano con el tabaco en las concentraciones o equilibrar el estrés de sus futbolistas, generado por la alta competición, con sesiones de yoga. “Después de tres victorias no podía estar enfadado con la actuación del equipo en lo más mínimo, pero hace días que ya había planificado hacer esas sustituciones”.

Löw cambió de un plumazo a toda su línea delantera; Mario Gómez, Podolski y Müller fueron los sacrificados

No es habitual que de un plumazo un entrenador cambie a toda su línea delantera en una gran competición como la Eurocopa cuando los partidos ya son a todo o nada. Fue un mensaje doble. Uno para la tripleta de atacantes titulares de que el banquillo es pujante y otro para las tres novedades, a los que de alguna manera su técnico señaló como potenciales titulares. Por rendimiento en el torneo y por la proyección de sus reemplazantes, la rotación pareció más amenazadora para Podolski y Müller que para Mario Gómez. Marco Reus (Dortmund, 1989) y Andre Schürrle (Ludwigshafen, 1990), los encargados de ocupar las bandas, forman parte del relevo de la generación Klinsmann (Lahm, Mertesacker, Schweinsteiger, Podolski) que Alemania tiene preparada para el futuro más inmediato. Junto a Mario Götze están llamados a convertirse en parte del espinazo de la Alemania que compita por el Mundial de Brasil.

Reus regresa este verano al Dortmund, que ha pagado 17 millones de euros al Borussia Moenchengladbach. Hace cuatro años los técnicos de las categorías inferiores le abrieron las puertas a los 17 años. Argumentaban sus suplencias por la extremada delgadez y no le pusieron inconveniente alguno cuando pidió la carta de libertad. No fue una decisión fácil para un chico nacido en Dortmund ,que ingresó en el club con siete años y fue hasta recogepelotas. Reus se tuvo que buscar su lugar en el fútbol en el modesto Roth Weiss Ahlen, al que ayudó con varios goles decisivos al ascenso a Segunda División antes de ser recuperado para el primer nivel por el M’Gladbach. Al término de la última temporada, Woody, como le apodan por su corte de pelo a lo Pájaro Loco, fue designado mejor jugador de la Bundesliga. Ante los griegos ocupó la posición de Müller en la banda derecha y respondió a la confianza de Löw con un gol.

Schurrle felicita a Khedira tras un gol.
Schurrle felicita a Khedira tras un gol.Shaun Botterill (GETTY)

Schürrle no marcó, pero Löw apreció su capacidad para llegar desde la segunda línea caído a la izquierda, pese a su condición de diestro. Él dio el salto a un gran club alemán un año antes que Reus. Inició esta temporada en el Bayern Leverkusen tras explotar en el Mainz, que recibió ocho millones de euros por un chico capaz de montar un grupo de rock junto a sus por entonces compañeros Holtby y Szalasi. El trío quedaba después de cada entrenamiento y se atrevió con algunos pequeños conciertos. La música, para Schürrle, es una afición, pero el fútbol una obsesión. Durante los últimos días ha confesado que se ha dedicado a estudiar los movimientos de las defensas de los posibles rivales de Alemania de aquí hasta la final. “Quiero estar preparado por si me llega el momento”, ha reiterado.

Sí marcó ante los griegos Klose, ahora en el Lazio. Un veterano de 34 años apreciado por sus entrenadores por la ejemplaridad con la que admite su pérdida de protagonismo. Nunca tuvo una mala palabra para Van Gaal cuando este, nada más aterrizar en el Bayern, anunció sin tapujos que no le servía como titular. Tampoco ahora que Mario Gómez le ha desplazado como cabeza de área en la selección. Habla poco, más bien susurra, se entrena con profesionalidad y, como siempre que juega para Alemania, castiga cualquier descuido, como el de Sifakis, que pagó cara su mala salida.

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Sobre la firma

LADISLAO J. MOÑINO
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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