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El punto fatídico inglés

Los penaltis inquietan a la selección británica, eliminada desde los 11 metros en cinco de los siete últimos grandes torneos

De izquierda a derecha, Green, Hart y Butland, los metas ingleses.
De izquierda a derecha, Green, Hart y Butland, los metas ingleses.Ivan Sekretarev (AP)

¿Será falta de entrenamiento? ¿De técnica individual? ¿De temblor de piernas? ¿Un mal de ojo o, mejor dicho, un callo en el pie? Inglaterra tiene muchos puntos débiles, pero uno es sobre todo fatídico. No es normal que una selección con pedigrí (aunque no ha ganado un campeonato importante desde el Mundial de 1966, el que organizó) haya sido eliminada de cinco de las siete últimas ediciones de Eurocopas o Mundiales en la tanda de penaltis.

Todo comenzó en el Mundial de Italia de 1990, cuando Alemania le echó de la semifinal en el desempate desde el punto fatídico. Los villanos de aquel partido fueron David Platt y Peter Beardley, dos afamados delanteros a los que les falló el pulso y fueron víctimas de la taquicardia competitiva.

El contagio fue absoluto. En la Eurocopa de 1996, el papel de maldito tuvo un protagonista único. El calambrazo le tocó a Southgate para fallar el penalti decisivo, también en semifinales y contra el mismo rival, Alemania. Cuesta creer que en el punto fatídico se acumulen los recuerdos de las desgracias. Con el pulsómetro disparado, probablemente ninguno de los afectados tiemble por el pasado, sino por el efecto presente. Quien falla un penalti se convierte en el futbolista más señalado del continente o del planeta, según la competición.

En el reparto de desgracias, el Mundial de Francia de 1998 eligió a Paul Ince y Batty para ser los protagonistas de una nueva jugarreta del punto fatídico. Argentina fue el verdugo en cuartos de final. El destino tenía más elegidos, estrellas rutilantes incluidas, para echarles el jarro de agua fría de una eliminación. La Eurocopa de 2004 tuvo a Portugal como beneficiaria de la maldición inglesa desde el punto de penalti. Beckham y Vassell fueron los paganos. El Mundial de Alemania de 2006 también expulsó a Inglaterra desde el mismo lugar y ante el mismo rival, esta vez por culpa de Lampard, Carragher y Gerrard.

El fútbol inglés cambió radicalmente con la invasión francesa liderada por Wenger, en 1996, y Cantona, en 1992, a la que luego siguió un mestizaje absoluto que progresivamente ha cambiado el rumbo del clasicista juego británico. En los penaltis, sin embargo, no ha cambiado su destino.

El partido ante Italia, el domingo, anuncia la posibilidad de otra tanda de penaltis. El portero Hart, que ha resuelto de momento el viejo debate sobre la portería inglesa, ha dado un paso al frente. No es que se haya conjurado para detener todos los penaltis del mundo sino para lanzar la pena máxima si llega el caso. “Si me lo permiten, pongo mi nombre para lanzar uno. Esperemos que no se llegue a eso. Pero si ocurre, estoy listo”. Ya lo hizo en la Eurocopa sub-21 de 2009, cuando marcó un penalti en la tanda e Inglaterra pasó. Toda una novedad.

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