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La final entre Nadal y Djokovic se reanudará mañana a la una

La lluvia detiene el partido decisivo con Nadal por delante de Djokovic (6-4, 6-3, 2-6 y 1-2)

Juan José Mateo
Nadal se cruza con Djokovic durante el partido.
Nadal se cruza con Djokovic durante el partido.PASCAL GUYOT (AFP)

El cielo es de plata y los golpes de oro. Bajo las grises nubes de París, que van descargando su agua continuamente, Rafael Nadal y Novak Djokovic pelean con tiros de fuego la final de Roland Garros hasta que esta se suspende por lluvia (6-4, 6-3, 2-6 y 1-2) y se traslada a mañana a la una del mediodía, lo que no ocurría en París desde 1973.

La interrupción llegó justo cuando Nadal cerró una herida de 0-8, que le llevó de soñar en ganar el título por la vía rápida (6-4, 6-3 y 2-0) hasta un terreno de pesadilla (6-4, 6-3, 2-6 y 1-2). El español no encajaba un parcial tan doloroso en tierra desde el 0-10 que le propinó el suizo Roger Federer en su victoria en la final del torneo de Hamburgo 2007 (2-6, 6-2 y 6-0). El mallorquín se sintió perjudicado por el aguacero, que hinchó la pelota, frenó el juego y le impidió darle altura a la pelota. Sin el escudo de los efectos, que tantísimo daño le había hecho en el revés durante los dos primeros parciales, Djokovic, maravilloso, golpeó un tiro ganador tras otro a la altura de la cintura.

Entonces llegó la lluvia, que pospone el partido decisivo al lunes. Los partes son de los que dan miedo. Pintan un panorama negro, como los precedentes. En 1973, última suspensión del duelo decisivo, Nastase y Pilic dirimieron el título a favor del primero el martes.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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