Dzagoev golpea dos veces
Los goles del joven talento lanzan a Rusia a la contra ante una tierna República Checa
Caído ligeramente a la derecha, con libertad para incorporarse desde la segunda línea, Dzagoev, de 21 años, confirmó las expectativas levantadas en los últimos años. El volante del CSKA de Moscú fue muy contundente para coronar las contras rusas con dos violentos disparos. Confirmó el oficio en estas lides de una Rusia voraz y veloz ante la tierna Chequia de Michal Biel, sin delanteros para concretar sus generosas intenciones.
La valentía y el entusiasmo atacante de la República Checa se vieron golpeados por una Rusia quirúrgica en el contragolpe. Kerzhakov hizo un trabajo sucio. Desde su posición de nueve de referencia, absorbió a los centrales y abrió espacios a sus compañeros. Llegaba el capitán Arshavin por la izquierda, más pausado que otras veces, y el joven Dzagoev por la derecha. A través de pases diagonales, iban superando líneas defensivas: combinaron con precisión.
RUSIA, 4 - R. CHECA, 1
Rusia: Malafeev; Anyukov, Berezoutski, Ignashevich, Zhirkov; Shirokov, Denisv, Zyryanov; Dzagoev (Kokorin, m. 85), Kerzhakov (Pavlyuchenko, m. 73) y Arshavin. No utlizados: Akinfeev, Shunin; Nababkin, Sharonov, Granat; Kombarov, Glushakov, Semshov; Pogrebnyak e Izmailov.
R. Checa: Cech; Selassie, Hubnik, Sivok, Kadlec; Plasil, Jiracek (Petrezela, m. 76), Rezek (Hübschmaan, Rosicky, Pilar y Baros (Lafata, m. 85). No utilizados: Drobny, Lastuvka; Suchy, Rajtoral; Limbersky, Darida, Kolar; Necid y Pekhart.
Goles: 1.0. M. 15. Dzagoev. 2-0. M. 24. Shirokov. 2-1. M. 51. Pilar. 3-1. M. 78. Dzagoev. 4-1. M. 84 Pavlychenko.
Árbitro: Howard Webb (Inglaterra).
Estadio: 40.000 espectadores en el estadio de Wroclaw.
Kerzhakov escribió una biografía a los 20 años. Era una estrella del Zénit de San Petersburgo poco después de haberse graduado en una escuela de fútbol de esa ciudad. A los 24 llegó al Sevilla sin acabar de consagrarse en esos dos años en el club de Nervión. Le pesó esa pinta de estibador. A la vuelta a Rusia, primero al Dinamo de Moscú y más tarde a su casa, en el Zénit de San Petersburgo, ha sido el delantero más fiable de Rusia en los últimos cursos.
Tras lanzarse de cabeza en plancha, el balón golpeó en el poste y el rechazo lo remachó Dzagoev sin contemplaciones. El mayor talento tantas veces anunciado del CSKA, recién recuperado de una rotura de metatarsianos en el pie, ponía por fin una pica en una gran cita internacional. Apuntalada su apuesta contragolpeadora, Rusia aprovechó el desconcierto checo para abrir brecha. Otra contra, un pase con el interior en diagonal de Arshavin y la picadita por encima de Cech del centrocampista Shirokov. El chico malo del fútbol ruso tuvo su recompensa tras ser repescado por Dick Advocaat después de haber sido culpado por Hiddink de la paliza ante España en la anterior Eurocopa. Cedido por el CSKA al Torpedo ZIL, Shirokov se fue a una barbacoa y no regresó hasta dos meses después. Entonces simuló sin éxito haberse roto la pierna. Ahora en el Zenit, el público lo adora.
La República Checa parecía condenada al espíritu espumoso de Rosicky, pero Plasil la despertó con un precioso pase en profundidad a Pilar. El pequeño extremo del Viktoria Pizen regateó a Malafeev y puso el partido en otra dimensión. Con el resultado más apretado, Rusia jugó más fluido. Arshavin afinó el pase, pero Kerzhazov desafinó en el remate. Cada disparo suyo se iba más lejos de la portería de Cech. Parecía una prueba para enviar la pelota cada vez más cerca del córner. Se desesperó Advocaat y lo sustituyó por Pavlyuchenko.
Los checos se habían volcado sobre el área de Malafeev. El lateral derecho Gebre Selassie, el primer jugador negro de la selección checa, intentó la volea de Marco Van Basten en el 88: desde el pico derecho del área, el tiro se marchó alto. El portero Malafeev protagonizó la parada de la noche: un disparo potentísimo y raso de Rosicky a su costado derecho. Fue el canto del cisne checo. Pavlyuchenko sirvió poco después a Dzagoev y este, ya dentro del área, completó su exhibición con un disparo violento a media altura que superó a un Cech lento en la reacción. Tras ganar casi solo la Champions, el meta del Chelsea sucumbió ante el bombardeo ruso, impotente ante el trallazo, este implacable, de Pavlyuchenko tras unos caracoleos dentro del área. Rusia arranca como una locomotora.
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