En la final con la ayuda de ‘Excalibur’
Errani (1,67m) asalta el título ante Sharapova (1,88m) con una raqueta que tiene nombre de espada y que ha alargado un centímetro y medio
"Es la peor combinación posible. Durante el torneo, Errani ha estado increíble, bravísima, pero en este partido se junta que su peor golpe es el saque y el mejor de Sharapova el resto”. Si hay una tenista que se pueda permitir un juicio tan lapidario como ese antes de una final grande, esa es Martina Navratilova, ganadora de 18 títulos del Grand Slam. La italiana Sara Errani no había ganado nunca a una de las 10 mejores tenistas del mundo (0-28) hasta que llegó a París. La rusa Maria Sharapova acaba de recuperar el número uno mundial y busca completar el Grand Slam, los cuatro grandes del tenis, conquistando la única corona que le falta a los 25 años. Todo juega en contra de la pequeña italiana (1,67m), que se enfrena al peso de los golpes de Sharapova (1,88m). En el tenis, a más estatura, más potencia, mejores defensas, saque más duro. Y sin embargo, Errani tiene un secreto: Excalibur.
Excalibur era la mítica espada del Rey Arturo. Excalibur es el nombre que le ha puesto Errani a su nueva raqueta. Excalibur, le contó la finalista a L’Equipe, mide un centímetro y medio más que su vieja herramienta, y como es de una marca distinta, le ha costado pagar una multa de 30.000 euros para poder cambiarse de patrocinador y empuñarla. Con ella ha encontrado la potencia que le faltaba.
“Y ante la final individual”, dijo la italiana, que ganó la final de dobles junto a su compatriota Vinci; “estoy preparada”.
“Es una jugadora peligrosa”, reconoció Sharapova, que sabe que la italiana ha ganado dos títulos este año sobre tierra. Poco para amedrentar a la rusa, que está ante una oportunidad única. Ganar Roland Garros y completar el Grand Slam, todo en uno… si Excalibur no lo impide.
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