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El gran desafío de Polonia

El país espera al torneo como una oportunidad para la modernización y el crecimiento

Ramon Besa
Vista aérea del estadiod de Wroclaw donde se entrenó la República Checa.
Vista aérea del estadiod de Wroclaw donde se entrenó la República Checa. J. McDonald (GETTY)

A orillas del río Wisla, muy cerca del Estadio Nacional de Varsovia, un grupo de jóvenes pinta de buena mañana con letras blancas mayúsculas, muy visibles desde el puente Most Swietokrzyski, transitado por ciclistas que al mismo tiempo piden paso y perdón: Bread non games [Pan y no partidos]. Hay quietud de momento en la capital. Ni incidentes ni jolgorio y, por si acaso, la prensa informa de que la policía, y especialmente sus perros, unas bestias a las que se supone adiestradas para atacar los testículos de los alborotadores, no hará concesiones ni siquiera con los mendigos.

La festividad del Corpus pesa más que los prolegómenos de la inauguración de una politizada Eurocopa. Ocurre que el foco de interés se ha desplazado sobre todo a Ucrania y, si acaso, en las visitas de las distintas selecciones a Auschwitz. Varsovia, sin embargo, no es Kiev. Acaso se percibe una inquietante quietud, como si no pasara ni se esperase nada, y la exhibición de patriotismo se centra sobre todo en el despliegue de carteles. El blanco y rojo, ciertamente, se notan y la consigna frente a las preguntas de los escépticos se repite: “Estamos preparados”.

Hemos trabajado duro durante cinco años para afrontar el mayor desafío en la historia de Polonia” Ministerio de deportes

Los aficionados polacos presumen de su condición de anfitriones: “No sé si ganaremos algún partido, pero no tenemos dudas de que nos ganaremos a la gente”, coinciden un grupo de seguidores vestidos de blanco y rojo a las puertas del campo que hoy albergará el Polonia-Grecia. El escenario es admirable incluso de noche y desde muy lejos, porque el nombre de Polska se proyecta como el mejor de los anuncios. Polonia pone “buena cara y mejor corazón”, asegura un hotelero, agradecido porque el país aguarda un millón de aficionados al fútbol.

Hasta Michel Platini, el mismo presidente de la UEFA que el 18 de abril de 2007 anunció de manera desconcertante que la fase final de la Eurocopa se disputaría en Ucrania y Polonia, es hoy un dirigente feliz: “No estamos lejos de la perfección. Los dos países han dado un salto de calidad de unos 30 años”. Han mejorado las infraestructuras y se modernizaron los servicios. Además de construir cuatro campos nuevos, Polonia cuenta con nuevas terminales aéreas, hay más carreteras y mejores trenes: “Hemos trabajado duro durante cinco años para afrontar el mayor desafío en la historia de Polonia”, aseguran desde el Ministerio de Deportes. “Necesitamos crecer, acelerar económicamente, y la Eurocopa nos ha ayudado”. Hasta 13 de las 16 selecciones participantes están concentradas en Polonia. La misma Rusia se hospeda cerca del lugar en el que cada día 10 de mes se organiza una ceremonia en recuerdo del presidente Lech Kaczynski, muerto en accidente aéreo en Smolensk, al oeste de Rusia. Y el día 12 juegan Polonia-Rusia en Varsovia.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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