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Racismo a flor de piel

La UEFA admite que no puede evitar a los seguidores xenófobos en los estadios

Platini, en una conferencia de prensa de la UEFA.
Platini, en una conferencia de prensa de la UEFA. vassil donev (EFE)

“¿Cómo lo hacemos fuera de los estadios? Este es racista, no entra; este no lo es, sí. No podemos”. El presidente de la UEFA, Michel Platini, reconoció ayer su impotencia ante la posible entrada de seguidores racistas a los 31 partidos de la Eurocopa de Polonia y Ucrania. “Estamos más preocupados que en ningún otro torneo”, admitió la directora de la organización Fútbol contra el Racismo en Europa, Piara Powar. Platini ha invitado a 31 expertos de esta asociación para controlar, a través de monitores, las manifestaciones racistas en el campeonato. La UEFA dará tres avisos a las selecciones cuyos hinchas tuvieran comportamientos indeseables hasta el punto de poder expulsarlas de la competición.

Ante la amenaza de Balotelli, el delantero negro de Italia, de abandonar el campo si sufre alguna vejación de este tipo, Platini insta a los jugadores a que dejen actuar a los árbitros. “No es un jugador, Balotelli, el encargado de pitar. Pararemos el partido si hay problemas porque el racismo es lo peor. Si un jugador se va del campo, verá la tarjeta amarilla”, expuso el presidente. Pierluigi Colina, jefe de los árbitros de la UEFA, explicó que hay un protocolo a seguir por los 12 jueces que pitarán a las 16 selecciones. “Crucemos los dedos para que no ocurra. Pero si el árbitro decide abandonar el campo, lo seguiremos”, indicó Joe Hart, portero de Inglaterra.

“No creo que haya más racismo en Polonia y Ucrania que en Francia o en Inglaterra”, añadió Platini, en contra de todas las precauciones tomadas por el organismo presidido por él ante este torneo. El excentral inglés Sol Campdell, columnista de The Guardian, aconsejó a los hinchas negros de Inglaterra no acudir a la Eurocopa para evitar “volver en un ataúd”. Los familiares de Walcott y Oxlade-Chamberlain, dos de los seleccionados por Roy Hodgson, le han hecho caso. Un documental de la BBC emitido la semana pasada mostraba a hinchas polacos cantando lemas antisemitas y a un grupo de seguidores asiáticos apaleados en un encuentro de pretemporada de la Liga ucraniana. Jonathan Ornstein, presidente de la comunidad judía de Cracovia, se sintió “explotado” como fuente en ese reportaje. El racismo no es algo generalizado en Polonia, según Ornstein, que instó sin éxito a la BBC a hablar con dos jugadores judíos del Wisla de Varsovia.

El organismo europeo dará tres avisos a los equipos cuyos hinchas tengan una mala actitud

Polonia fue el centro del Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial. Apenas quedan judíos en este país, pero el antisemitismo persiste. El año pasado apareció una pancarta insultante en el estadio del Resovia de Rzeszow, al sureste de Polonia. Los cuatro culpables fueron condenados a medio año de prisión, trabajos a la comunidad y la prohibición de entrar al estadio.

En los años 90, en Alemania, los grupos neonazis tuvieron presencia en los campos de fútbol hasta ser poco a poco erradicados por la policía. La Eurocopa puede ayudar a que en Polonia y Ucrania, donde por primera vez se empieza a hablar de multiculturalismo, suceda lo mismo. Aunque si Platini no puede asegurar la exclusión de los fanáticos en los estadios, toca cruzar los dedos, como sugiere Joe Hart.

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