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Grzegorz Lato: “Nos faltan buenos entrenadores para dar el salto”

El presidente de la Federación Polaca de Fútbol disputó tres Mundiales y fue Bota de Oro en el de Alemania 74, cuando su selección terminó tercera

Javier Lafuente
Lato, en el Polonia-Bélgica de la fase de grupos del Mundial de España 82
Lato, en el Polonia-Bélgica de la fase de grupos del Mundial de España 82C. Press

Grzegorz Lato (Malbork, 1950) marcó 45 tantos con la selección polaca, 10 en tres Mundiales, logró la Bota de Oro en Alemania 74, y, sin embargo, el gol más importante de su carrera fue un pase. El que le dio a Jan Domarski la noche del 17 de octubre de 1973 en Wembley. Polonia resistía el asedio de Inglaterra, necesitada de la victoria para clasificarse para el Campeonato del Mundo, cuando en el minuto 55 Lato robó un balón a Roy McForland en el centro del campo y arrancó con la velocidad endiablada que caracterizaba al pelado extremo polaco, que cedió el esférico a Domarski para que reventara la meta de Shilton y abriese las puertas del mundo a la mejor selección polaca de la historia. “Fue como si lo hubiese marcado yo. Aquel gol nos permitió disfrutar de todo lo que vino después”, recuerda Lato a través del teléfono.

El Mundial de 1974 sirvió para mostrar que, anclados a un lado del Telón de Acero, se encontraban algunos de los mejores jugadores del continente, cuyos inicios profesionales no resultaron quizás del todo idílicos. “No fueron fáciles, aunque no nos podíamos quejar. Tuvimos la oportunidad de viajar por todo el mundo. En realidad, éramos unos privilegiados en nuestro país”, razona el ahora presidente de la Federación Polaca de Fútbol, una de las anfitrionas de la Eurocopa.

Aquel combinado de Tomaszevski, Zmuda, Deyna, Gadocha y Szarmach, entre otros, partía junto a Haití como un rival asequible para Argentina e Italia, pero solo fueron necesarios ocho minutos ante la albiceleste en el primer partido para constatar que los pronósticos estaban equivocados. El tiempo que tardó Lato en marcar su primer gol y en dar un pase a Szarmach para que anotase el segundo. “Éramos un equipo muy compacto, jugábamos de memoria. Kazimierz Gorski [el seleccionador] nos había preparado muy bien, practicábamos un fútbol muy rápido”, rememora el exdelantero, quien iba a ser el suplente de Lubanski. Pero a este, el mayor goleador de la historia de Polonia, le rompió una pierna McForland, aquel al que Lato desbordó como un ciclón en Wembley, y le privó de la cita de Alemania.

Ninguno conseguía pararme. Me iba de todos

Lato, que destacaba tanto por su calva, con apenas unos rizos desaliñados, como por su letal desborde –era capaz de alcanzar los 100 metros en 10,2 segundos– concluyó el Mundial como máximo realizador con siete tantos, lo que le permitió colocar su nombre junto al de leyendas como Johan Cruyff y Franz Beckenbauer.

 De entre todas las figuras de aquel combinado, del endiablado tridente que formaba con Gadocha y Szmarch, o del meta Tomaszevski, hasta entonces el único capaz de parar dos penaltis en un Campeonato del Mundo, Lato no duda en destacar a uno por encima de todos: Kazimierz Deyna. “Era el Zidane de nuestro tiempo, sin él no hubiésemos podido conseguir todo lo que logramos. Hacía que jugásemos todos mucho mejor”, comenta Lato sobre el embrujo del finísimo medio polaco, fallecido en accidente de tráfico en 1989: “A mí, sin duda, me ayudó a marcar muchísimos de mis goles, me lo ponía todo más fácil”.

Grzegorz Lato
Grzegorz LatoCordon Press

Aunque disputó otros dos Mundiales –el de Argentina, cuatro años más tarde, y el de España 82, donde Polonia volvió a lograr la tercera plaza, con un Lato menos protagonista en detrimento de Zibi Boniek–, el exjugador guarda sus mejores recuerdos como profesional del campeonato de Alemania. Fue el torneo que le permitió lucirse como jugador y también el que le dio la oportunidad de enfrentarse a alguno de los mejores del momento. “Era impresionante ver jugar a Beckenbauer o a Rivelino”, a cuyo Brasil se midió por el tercer puesto y a quien marcó el séptimo gol que le daba la bota de oro del campeonato. Y dice no recordar a nadie que le opusiera resistencia: “Ninguno conseguía pararme. Me iba de todos”.

También la cita de Alemania le brindó, lesiones aparte, el momento más triste en un campo de fútbol: el 3 de julio, en Fráncfort. Con un campo anegado, los polacos se disputaban el pase a la final con la selección anfitriona. “No sé qué hubiera pasado, pero me gustaría haber jugado en un campo en buenas condiciones, siempre me quedará esa duda”, relata Lato, cuyo equipo cayó 1-0, con un gol de Gerd Müller.

El exjugador guarda sus mejores recuerdos como profesional del campeonato de Alemania

Tras aquellos éxitos en los años setenta, donde incluso llegó a lograr la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Múnich y la plata en Montreal, y en los primeros ochenta, Polonia no ha vuelto a tener un equipo que hiciese siquiera algo de sombra a aquel combinado. Acudió a las citas de 1986, 2002 y 2006, pero su presencia fue poco más que testimonial. “El principal problema que ha tenido nuestro país ha sido una falta importante de buenos entrenadores, que ha evidenciado una merma en la preparación de los equipos”, argumenta Lato, quien también admite que se debe mejorar la calidad de la Liga polaca, en la que actualmente solo participan 16 equipos.

 Otro factor determinante es que los mejores futbolistas polacos, en cuanto tienen la menor oportunidad, fichan por algún club extranjero. En la época en la que Lato deleitaba con sus desbordes desde el extremo, la ley impedía que los jugadores saliesen de Polonia siendo menores de 30 años, lo que hizo que el brillante delantero solo abandonase el Stal Mielec, su equipo de toda la vida, con destino al Lokeren, belga, y de ahí al Atalante, mexicano, para retirarse en el fútbol canadiense, probablemente un periplo que no cuadra con su trayectoria. “No siento pena por no haber jugado en un gran equipo, estoy orgulloso de mi carrera y de haber jugado en los equipos en los que lo hice”, zanja Lato.

Ahora, sin embargo, la situación ha cambiado: “Entiendo que muchos jugadores se vayan fuera, pero eso hace que no consigamos armar un campeonato con una estructura sólida”, argumenta el actual presidente de la federación. Sin ir más lejos, dos de los mejores futbolistas de la última década nacidos en Polonia, Lukas Podolski y Miroslav Klose, juegan con Alemania. “No les podemos criticar nada, cada cual elige dónde y con quién quiere jugar, hay que respetar su decisión”, aclara Lato, que se fija como objetivo superar al menos la ronda de grupos. Polonia disputará el pase a octavos ante Grecia, Rusia y República Checa. A su favor cuenta con que la columna vertebral del equipo –Piszczek, Blaszczykowski y Lewandowski– viene de ganar la Bundesliga con el Borussia Dortmund y que en el banquillo estará el que fuera central de la selección durante la mejor etapa de su historia, Wladislav Zmuda, que tratará de inculcar el espíritu que les llevó a Lato y a él a romper todos los pronósticos.

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Sobre la firma

Javier Lafuente
Es subdirector de América. Desde 2015 trabaja en la región, donde ha sido corresponsal en Colombia, cubriendo el proceso de paz; Venezuela y la Región Andina y, posteriormente, en México y Centroamérica. Previamente trabajó en las secciones de Deportes y Cierre del diario.

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