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HISTORIAS DE UN TÍO ALTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Los Celtics no son tan viejos

Si con 36 años Ray Allen es mayor, ¿por qué Tim Duncan está rejuvenecido?

Ray Allen lanza a canasta ante Udonis Haslem.
Ray Allen lanza a canasta ante Udonis Haslem.CJ GUNTHER (EFE)

Es algo normal en cualquier serie de los playoffs de la NBA que lo que parece importante en ese momento se olvide enseguida. Queremos pensar que la jugada X en el partido Y de la eliminatoria Z permanecerá en nuestra memoria para siempre, pero la verdad es que hay demasiados años, jugadores y equipos. No podemos recordarlos a todos.

La lesión de rodilla de Derrick Rose, dentro de un año, habrá desaparecido de nuestras mentes al igual que el vino sobrante de la noche del último miércoles. Las oportunidades perdidas de los Lakers frente a Oklahoma han sido relegadas a compartir el espacio con esas cuatro palabras de húngaro que una vez supimos. Pero el posible fracaso de este año de los Celtics es diferente y lo recordaremos en los años venideros.

La explicación de este fracaso es fácil: la edad. Salvo que los Celtics no son tan viejos. Más viejos de lo que esperábamos, quizá, si los comparamos con Russell Westbrook, Kevin Durant y LeBron James. Pero si con 36 años Ray Allen es viejo, ¿por qué Tim Duncan, a los 36, está rejuvenecido? Si con 34 Paul Pierce está cascado, ¿por qué a los 34 Manu Ginóbili parece tan bueno como siempre?

Pues porque los Spurs están ganando. Y porque olvidamos que Ray Allen, Paul Pierce y Kevin Garnett juegan como viejos (no son rápidos como Ginóbili): se podría decir que son lentos, pesados e insoportables. Pero siempre han sido así. Kevin Garnett no empezó a jugar de la forma en que juega hace dos días; lleva dos décadas jugando así.

Entonces, ¿cuál es el problema? ¿El entrenador? Tal vez. A este observador le parece que un buen técnico sería capaz de encontrar una forma de derrotar a un equipo que se ha gastado tanto dinero en sus tres jugadores principales que ninguno de los nueve restantes formaría parte del quinteto inicial de ninguno de los demás finalistas de conferencia, especialmente cuando uno de esos tres principales estaba lesionado y más todavía cuando tiene cuatro integrantes del Salón de la Fama (sí, creo que Rajon Rondo es así de bueno) a su disposición. Pero esto parece una salida fácil. Doc Rivers es un entrenador que no es bueno ni malo. No es especialmente responsable de que se haya desaprovechado esta versión de los Celtics de Boston.

Por desgracia, la respuesta es más complicada que un entrenador, un jugador o una jugada. Del mismo modo que es una locura tratar de achacar el hundimiento de la economía a un solo hecho, también lo es atribuir el fracaso de los Celtics a una sola causa. Y, de todas maneras, hay mucha aleatoriedad en el deporte: una canasta aquí, un tobillo sano allí y podríamos estar hablando de las posibilidades de que los Celtics consiguiesen un tercer o cuarto título en media década.

Pero no lo estamos haciendo. Probablemente nunca sepamos exactamente por qué. Ahora mismo da rabia. Es normal que queramos saber la respuesta. Queremos la causa, la razón, el mito fundador. Pero esto solo es verdad ahora mismo. Porque ahora mismo el fracaso de los Celtics parece trágico y una oportunidad perdida. Dentro de un año, no lo será.

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