La atadura de Van Persie

Toda una paradoja. El máximo goleador de la Premier, Robin Van Persie (Rotterdam, Holanda; 1983) –con 30 dianas-, no juega de delantero centro con Holanda. Ese puesto se lo reserva el técnico Bert van Marwijk a Huntelaar, también pichichi de la Bundesliga.

Para Van Persie jugar de ariete fue toda una liberación en el Arsenal, toda vez que la afición gunner le tildó al principio de egocéntrico y poco asociativo. A la sombra de Reyes, el futbolista no cuajó en sus inicios en el equipo a la espera de su oportunidad, que tardó en llegar porque estaban Bergkamp y Henry, y después Adebayor y Bendtner. Pero Wenger, atento a su fútbol y hastiado de darle oportunidades en el flanco, consideró que debía actuar como punto final del juego colectivo, menos exigido en el pase y más desatado en el remate. Fue la mejor de sus apuestas; RVP se descubrió como un delantero letal, hasta el punto de que en este curso, ni siquiera las marchas de Cesc y Nasri, la ausencia de pases definitivos, le privaron del gol. Nadie ha hecho tantos como él y se le recuerdan actuaciones estratosféricas como un hat-trick al Chelsea.

Su explosión coincidió cuando Wenger le exigió menos en el pase y le desató en el remate

Rápido en la arrancada, sensacional en el desmarque y los arrastres, y magnífico en el remate con las dos piernas, Van Persie dio un salto cualitativo en su carrera también gracias a Juan Ferrando, preparador físico de Cesc en el Arsenal. Vitamina D para fortalecer sus tobillos, plantillas para compensar la diferencia de altura de sus gemelos y dieta equilibrada. Desde entonces, ha sido un delantero constante, lejos de ese futbolista de tobillos quebradizos y músculos frágiles. Ahora, titular indiscutible con Holanda, tiene la oportunidad de brillar en la Eurocopa, algo que no ha conseguido en los grandes eventos. Pero para su infortunio, actúa lejos de la portería, también del gol.