El volcán de Múnich
El Allianz, escenario de la final contra el Chelsea, es un fortín para el Bayern: siete triunfos en siete partidos en esta ‘Champions’ • Solo el Roma, en 1984, patinó en una final como anfitrión
Un enorme cartel con el rostro rudo de Bastian Schweinsteiger adorna algunos de los recovecos más significativos de la ciudad. “Esto es algo que no vivirás jamás”, reza la arenga del capitán del Bayern. A falta de solo dos días para la final de la Liga de Campeones contra el Chelsea, Múnich es un hervidero teñido de rojo y blanco, un volcán durmiente que el próximo sábado (20.45, TVE1 / Autonómicas) emanará todo su magma futbolístico cuando el balón eche a rodar sobre el tapete del Allianz Arena. Es imposible abstraerse, dicen los lugareños. Más de 2.500 vallas publicitarias y 50 pantallas de información, distribuidas estratégicamente por el centro de la urbe, auguran un infierno para los blues. Durante las próximas 48 horas, Múnich solo pensará de forma esférica. Solo en fútbol. “Intento no leer ningún periódico ni ver los resúmenes de la televisión, pero es imposible. En todos lados, en la calle, se habla constantemente de la final. Lo mejor es ponerme un CD”, asegura el meta bávaro, Manuel Neuer, uno de los iconos predilectos de la hinchada alemana tras su actuación en las semifinales ante el Madrid.
En 17 partidos de Liga en casa, el Bayern solo ha cedido dos derrotas, suma 47 goles a favor y 6 en contra
Desde que hace poco menos de un mes Michel Platini entregase el cetro europeo al alcalde muniqués, Christian Ude, la metrópoli calienta motores. “Es el guion ideal”, apunta el presidente del club, Uli Hoeness, ganador de tres coronas europeas consecutivas con el Bayern, las de 1974, 1975 y 1976; “es una oportunidad única. Probablemente, la cita más importante de nuestra historia. Eso sí, los que de antemano crean que el sábado esto será la Oktoberfest –la tradicional fiesta de la cerveza en Múnich–, se equivocan”. No le garantiza al Bayern su estatus de anfitrión la victoria. Sin embargo, rara vez falla en casa, al abrigo de sus aficionados, en una noche de alta alcurnia. En los siete duelos de Champions que ha disputado en su nido -incluyendo el de la previa-, el equipo alemán ha rubricado siete triunfos, con 21 goles en su casillero y solo cuatro en contra. De allí han salido escaldados este curso colosos como el Manchester City o el Real Madrid. También el Basilea, que recibió un 7-0, y equipos de empaque como el Olympique de Marsella o el Nápoles. “Conocemos cada palmo del césped”, desliza el dirigente Karl-Heinz Rummenigge, uno de los grandes símbolos de la entidad.
Cuenta el Bayern, además, con un registro doméstico espectacular en la Bundesliga. En 17 envites como local solo ha cedido dos derrotas –una de ellas ante el campeón, el Dortmund– y un empate, con 49 goles en el bolsillo (una media de más de tres por partido) y solo seis adversos. “Será muy parecido a un partido de Liga”, explica el capitán, Philipp Lahm, encantado de mantener la liturgia habitual previa a los partidos. “Estaremos en nuestro vestuario, en nuestro hotel de costumbre, en nuestra ciudad deportiva, con nuestra gente… Todo son ventajas”, ahonda el técnico, Juup Heynckes.
No obvia tampoco el preparador los anales europeos, que también favorecen a su equipo. El Bayern será el tercero que juegue una final continental en casa. Antes lo hicieron el Real Madrid (en 1957), el Inter (1965) y el Roma (1984). Comandados por Alfredo Di Stéfano, los blancos no se apiadaron del Fiorentina (2-0) en el Bernabéu; con Helenio Herrera en la caseta y los Mazzola, Luis Suárez o Facchetti haciendo diabluras, los nerazzurri liquidaron al Benfica (1-0) de Eusebio en San Siro; y solo los romanos patinaron ante su público (1-1), ante el bailoteo del meta Bruce Grobbelaar en la tanda de penaltis contra el Liverpool, que en 1978 alzó uno de sus cinco laureles en casa, en Wembley. El mismo escenario fue testigo del triunfo del Manchester United en 1968 al calor de la grada inglesa. Como el Ajax de Cruyff, victorioso en tierras holandesas, en el estadio De Kuip de Rotterdam, en 1972, o la Juve y el Borussia Dortmund en el Olímpico romano (1996) y el muniqués (1997), respectivamente. El reverso de la moneda dejó la angustiosa derrota del Barça en el Pizjuán, en 1986, frente al Steaua de Bucarest.
Conocen el campo al detalle, pero pueden tener una presión extra Di Matteo, técnico del Chelsea
“Tenemos un cosquilleo especial”, admite el cañonero Mario Gómez, autor de 12 redes en los 11 partidos del Bayern en la Champions. “Desde que se designó la sede de la final se convirtió en nuestro gran objetivo. Es una motivación extra”, ahonda Schweinsteiger. “El Bayern tendrá una ventaja emocional”, anticipa Ballack, que desfiló por ambos equipos. Al factor psicológico alude también el entrenador del Chelsea, Roberto di Matteo, pero a la inversa: “Para nuestros veteranos será muy difícil jugar otro final. Sí, pueden conocer el campo y sus dimensiones, aunque pueden sentir una presión extra por parte de los aficionados”, argumenta el italiano.
Tanto el Chelsea como el Bayern cuentan con la misma cifra de entradas, 17.500 por club. El precio, entre 70 y 350 euros, no ha echado atrás a los hinchas, que abarrotarán el zepelín muniqués, una oda a la arquitectura moderna. “El precio me pone enfermo. Se piensan que los seguidores son como vacas a las que hay que ordeñar”, afirmó, colérico, Hoeness. El mandatario, pese a todo, ocupará una velada más su poltrona en el Allianz. Y es que, como en casa, en ningún sitio.
Madrid, Inter y Roma: cara y cruz como huéspedes de una gran final
- Triunfos como anfitrión
1957: Real Madrid, 2 – Fiorentina, 0 (Bernabéu)
1965: Inter, 1 – Benfica, 0 (Giuseppe Meazza)
- Victorias en el país
1968: Manchester United, 4 – Benfica, 1 (Wembley)
1972: Ajax, 2 – Inter, 0 (De Kuip)
1978: Liverpool, 1 – Brujas, 0 (Wembley)
1996: Juventus, 1 – Ajax, 1 [4-2] (Olímpico de Roma)
1997: El Borussia le gana 3-1 al Juventus en el Olímpico de Múnich
- Derrotas como anfitrión y en el país
1956: Real Madrid, 4 - Stade Reims, 3 (Parque de los Príncipes)
1984: Roma, 1 – Liverpool, 1 [4-2] (Olímpico de Roma)
1986: Steaua, 0 – Barcelona, 0 [2-0] (Sánchez Pizjuán)
2011: Barcelona, 3 - Manchester United, 1 (Wembley)
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