El Madrid se pone a 100
Xabi y Özil conducen al equipo hasta el récord de puntos con una victoria contundente (4-1) ante el Mallorca
El Madrid disfrutó de una tarde tranquila para conquistar 100 puntos por primera vez en la historia de la Liga. Con el título asegurado, el equipo ofreció una versión desinhibida, más generosa. Exactamente igual que hace un año, después de que el Barcelona se hiciera aritméticamente con la Liga, floreció el buen juego.
Olvidado el rigor, esas invocaciones a la seriedad táctica y al equilibrio que tantas precauciones han introducido a la hora de elaborar en el medio campo, Xabi y Özil se asociaron para mover el balón a discreción. Fue como si el Madrid, por fin, se permitiese un festín. Incapaces de robar una pelota que circulaba a toda velocidad, los futbolistas del Mallorca se vieron condenados a una tensa espera pegados a Aouate.
REAL MADRID, 4-MALLORCA, 1
Real Madrid: Casillas; Arbeloa (Albiol), Pepe, Ramos, Marcelo (Coentrão, m.75); Xabi, Khedira; Benzema, Özil, Cristiano; e Higuaín (Di María). No utilizados: Kaká, Jesús, Granero y Callejón.
Mallorca: Aouate (Calatayud, m. 81); Cendrós, Chico, Ramis, Cáceres; Bigas, Pina, Martí; Pereira, Castro y Víctor C . No utilizados: Hemed, Víctor, Crespí y Zuiverlooh.
Goles: 1-0. M. 18. Cristiano. 2-0. M. 22. Benzema. 3-0. M. 48. Özil. 3-1. M. 51. Castro. 4-1. M. 58. Özil.
Árbitro: González Gómez. Amonestó a Castro.
Unos 85.000 espectadores en el Santiago Bernabéu.
Higuaín comenzó metiendo un gol que le anularon. Luego Benzema remató dos veces contra dos paradas del portero. Hasta Khedira, entusiasmado, se incorporó al festival de disparos. Si la idea del Mallorca fue cederle terreno al rival para no concederle contragolpes, no condujo a nada. Esta vez el Madrid no fue ese equipo empeñado en llegar arriba a toda velocidad. Esta vez presionó alto, con y sin balón, resuelto a generar los espacios con paciencia y toque. Todos los jugadores pudieron desplegar sus virtudes para regocijo del público.
Marcelo colgó el centro ideal, medido, un poquito tenso, un poquito templado, lejos del portero y sobre la frente de Cristiano. El portugués despegó dejando a Ramis en tierra y cabeceó a la red. Fue su gol 46 en Liga. Una barbaridad para arrancar la fiesta. Higuaín habilitó a Benzema para el 2-0. A la vuelta del descanso, otra vez Higuaín dejó una pelota bendecida para Özil, que picó con clase el 3-0. Marcelo insistió con un centro maravilloso para que Özil empujara con la derecha el 4-1.
El gol del Mallorca, un misil de Castro, fue consecuencia del desorden que generó el cambio de Arbeola por Albiol. El lateral se retiró lesionado y Mourinho trasladó a Ramos a la banda derecha.
No jugó Di María. Cosa extraña. Su lugar lo ocupó Benzema, e Higuaín se movió por el medio. El resultado fue una avalancha sobre el arco contrario. Como siempre que Mourinho apostó por esta fórmula. Cuando Higuaín fue reemplazado por Di María el público le dedicó una ovación. Un mensaje claro al técnico y al presidente: el Pipa merece un respeto.
“¡Pipa, quédate!”
La fiesta del título se convirtió en un homenaje improvisado a Gonzalo Higuaín, el único delantero que ayer no marcó. Así fue porque el argentino es tan querido por sus compañeros como por la hinchada. Y porque Sergio Ramos le fue a buscar micrófono en mano mientras invitaba a los 85.000 aficionados y a la plantilla del Madrid a cantar con fuerza. Del estadio se elevó un rugido y los jugadores rodearon a su colega en un gesto de afecto sin precedentes: “¡Pipa, quédate! ¡Pipa, quédate!”.
Sorprendentemente, cuando tomó la palabra, Higuaín no dijo que seguiría, ni habló del próximo curso como la mayoría. Más bien, habló del presente como de un dulce recuerdo: “No tengo palabras para agradecer esto. Han sido años maravillosos en los que tuve que pelear al máximo. Cada uno tiene sus cosas a base de trabajo. Muchísimas gracias a todos los que han trabajado conmigo y... ¡hala Madrid!”.
El suceso se produjo después de que Higuaín manifestara a sus compañeros, antes de ir a Cibeles, que desea marcharse porque cree que Mourinho no elige a los jugadores inspirándose en criterios de méritos deportivos.
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