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Un trampolín a Roland Garros

Djokovic prepara en Madrid el asalto a París, donde busca ser el primer hombre en ganar cuatro grandes seguidos desde 1969

Juan José Mateo
Djokovic, en las instalaciones de la Caja Mágica de Madrid.
Djokovic, en las instalaciones de la Caja Mágica de Madrid.Javier Lizón (EFE)

“Estoy orgulloso. No estés triste”. Mientras carga con una bolsa llena de ropa sucia, Marian Vajda, técnico del serbio Novak Djokovic, que debuta hoy contra Gimeno-Traver en el Abierto de Madrid (MarcaTV, no antes de las 18.45), recuerda un momento de recogimiento: el instante en el que habló por primera vez con su pupilo tras la final de Montecarlo, su primera derrota en ocho partidos contra Rafael Nadal. Desde entonces, Nole no juega. Primero, digirió la muerte de su abuelo. Luego, renunció a competir en Belgrado. Finalmente, tras disputar solo un torneo en las últimas cinco semanas, llegó en avión privado a Madrid para sentar las bases de un ‘in crescendo’ que le lleve desde la capital de España a Roma para luego asaltar Roland Garros, el único grande que le falta. Si ganara en París, sería el primer tenista que celebra cuatro grandes seguidos desde 1969 (Rod Laver).

“Novak”, explica tras una buena comida el bonachón Vajda; “se ha dado cuenta de que mantenerse es más difícil que llegar al número uno. Es la realidad. En 2011, cuando llegó a Madrid, vivía una situación especial: estaba en racha, ganaba cada torneo que jugaba, y tenía la gran motivación de alcanzar el número uno. Eso es muy difícil de repetir. En 2012…” En 2012, viene a decir Vajda, ese objetivo, esa espuela en el ánimo, esa ambición por alcanzar el trono, ya no existe. Es cosa lograda. Tras su fenomenal 2011, Nole arrancó el curso con el riesgo de haberse convertido en un estómago satisfecho. Antes de que ganara el Abierto de Australia, Vajda le dedicó muchos minutos a ese asunto. Un sencillo concepto bastó para reactivar al caníbal. París. Roland Garros. El templo de la arcilla, único grande en el que el serbio jamás ha disputado la final. “Y sí”, confía el técnico; “competir en Madrid es algo grande para Novak, pero todo lo que hace, todo, lo hace para Roland Garros”.

“París”, admite Djokovic, al que en la capital vuelve a acompañar tras una larga ausencia Igor Cetojevic, el gurú que le ordenó seguir una dieta sin gluten; “es la meta definitiva de cualquier jugador, el lugar en el que lograr el máximo rendimiento”. “Haber ganado aquí, en Madrid, y en Roma, mi gran 2011, supone ahora una cierta presión, también unas ciertas expectativas, pero sé cómo enfrentarme a todo eso”, continúa tras pasar un par de días enfermo del estómago y encerrado en su hotel con vistas al Retiro. “Sé que (de Madrid a París) debo ir muy lentamente, paso a paso”.

Madrid no es un sitio cualquiera para Nole. Aquí, en la final de 2011, ganó por primera vez a Nadal sobre tierra batida. Aquí, para celebrar aquello, se dejó ver cantando himnos serbios mientras su entrenador, desnudo de cintura para arriba, se bamboleaba sobre el capó de un todoterreno. Aquí, el 14 de julio, participará en una exhibición con fines benéficos junto a su némesis mallorquina. Y aquí, tras su espectacular 2011 y su brillante 2012, el serbio, que de vez en cuando va a jugar al golf al club de campo, busca el impulso que necesita para conseguir una de las pocas cosas que le faltan. Madrid es el trampolín hacia Roland Garros.

Resultados: 1ª ronda. Hombres. N. Almagro-S. Giraldo (Col.), 6-7, 6-3 y 6-3. M. Youzhny (Rus.)-J. Martí, 6-3 y 6-2. Mujeres. S. Williams (EEUU)-E. Vesnina (Rus.), 6-3 y 6-1. C. Suárez-J. Jankovic (Ser.), 4-6, 6-4 y 7-6.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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