El primer ‘scudetto’ de Conte, el último de Del Piero

La sonrisa de Alessandro Del Piero es la imagen de esta Juve. La sonrisa de un capitán que con su gol de falta al Lazio hace pocas semanas (el del 1-2, el de la remontada) alejó al Milan de la lucha por el título. La sonrisa de un capitán que el pasado mes de agosto se emocionaba en la presentación del nuevo estadio bianconero y que nueve meses después, a sus 38 años, sabe que su etapa se termina. Porque en el club decidieron no renovarle. “Soñaba con terminar mi carrera aquí. Me sorprendió cuando Agnelli [el presidente] anunció que no me renovaría. Pero un capitán nunca puede olvidar sus obligaciones”, dijo hace poco el 10. Y Del Piero nunca se ha olvidado de sus obligaciones.

En Trieste, celebró anoche Del Piero su último scudetto. Gracias a la victoria contra el Cagliari (0-2, goles de Vucinic y Borriello) y gracias también al Inter, que superó en San Siro el derbi della madonnina ante el Milan (4-2; dos Ibrahimovic para el Milan, tres de Diego Milito y uno de Maicon para el Inter). La lucha que han mantenido bianconeri y rossoneri en las últimas jornadas ha sido casi de infarto. Que le pregunten a Buffon si no, que la semana pasada regaló un empate contra el Lecce con un error garrafal y permitió al Milan volver a soplar en el cogote de la Juve.

El último scudetto de Del Piero es el primero de Antonio Conte como técnico. El Juventus decidió encomendarse a él para volver a conseguir un título que en las últimas temporadas se limitó a mirar, como un espectador más. El equipo siempre terminaba por desinflarse en las segundas vueltas. La última vez que la Juve ganó el campeonato fue en 2003. Antes del escándalo del Moggigate, de la compra de árbitros y del descenso a Segunda (Serie B). “A Conte le fichamos porque buscábamos a alguien con un gran sentido de pertenencia que trajera nuevos estímulos. Y él tiene la Juve en su ADN”, explicaba el director deportivo, Marotta, a este periódico.

A sus 32 años, el Milan decidió no renovar a Pirlo la temporada pasada; algo que festejó Conte, que ha hecho transitar todo el fútbol del equipo por sus pies

Conte, centrocampista de garra, fue una de las columnas de la Juve de Marcello Lippi (vistió la camiseta entre 1991 y 2004). Hoy, a sus 42 años y con cuatro de experiencia en banquillos de equipos menores, ha conseguido transformar al conjunto piamontés. Lo ha hecho a base de carácter y entusiasmo –“si el Milan quiere ganar la Liga tendrá que hacerlo escupiendo sangre hasta el último partido. La realidad está en el campo, en el sudor y en el sacrificio”, dijo en una charla que pillaron las cámaras de televisión-. Lo ha hecho armando un grupo solido que a ratos ha jugado el fútbol más bonito del calcio, rápido y con la línea de presión muy alta sin descuidar el toque. Un grupo sin grandes estrellas ni grandes goleadores, pero con varios internacionales. Y que también, fuera de las competiciones europeas, ha tenido mucho más descanso que sus rivales. Milan y Nápoles, por ejemplo.

Para encontrar el primer juventino en la clasificación del Pichichi hay que bajar hasta el décimo puesto. Allí está Matri, con 10 tantos. Señal de que Conte ha construido un equipo que no depende en exceso de nadie. Si acaso, de Andrea Pirlo, el jugador que le ha permitido dar el salto de calidad este año. El centrocampista de la selección italiana ha vivido en Turín su segunda juventud. A sus 32 años, el Milan decidió no renovarle la temporada pasada. Algo que festejó Conte, que ha hecho transitar por sus pies el fútbol de su equipo. El único, por cierto, invicto en las grandes ligas europeas. Y el que, eso sí, más ha empatado (15).

Con Pirlo, Marchisio, un buen grupo de italianos y las apariciones de Del Piero, Conte festeja hoy su primer scudetto. El capitán, con su sonrisa y siempre cumplidor de sus obligaciones, el último.