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Ighalo está para lo que le echen

El Granada deshilacha al Espanyol con dos goles del nigeriano y se aferra a la permanencia

GORKA PÉREZ

Ighalo, un nigeriano al que solo le falta el acento para pasar por un andaluz más, volvió a rescatar al Granada a falta de dos jornadas para el final con un dobleteque le deja a menos de dos metros del cielo de Primera. No lo hizo de una manera cualquiera. Primero, con una triquiñuela de exhibición; después, con una aparición nada mariana cuando nadie parecía reclamar el balón dentro del área.

Lanzado a por la victoria, el Granada sabía que, de morder a alguien, el Espanyol parece que resulta bastante agradable al tacto en las últimas jornadas. Al conjunto blanquiazul le penalizó su falta de relación entre el centro del campo y la defensa. Se recluyó cada vez más atrás, como si desde allí, lejos de la sombra, se vieran más fáciles las soluciones.

GRANADA, 2 - ESPANYOL, 1

Granada: Julio César; Cortés, Iñigo López, Borja Gómez, Siquiera; Franco Jara (Jaime, m. 88), Moisés, Mikel Rico, Dani Benítez; Martins (Abel, m. 84) e Ighalo (Uche, m. 64). No utilizados: Juan, Lucena, Geijo y Nyom.

Espanyol: Cristian Álvarez; Javi López, Raul Rodríguez, Forlín, Dídac; Weiss, Baena (Pandiani, m. 79), Víctor Sánchez, Romaric (Coutinho, m. 53); Verdú y Álvaro (Rui Fonte, m. 65). No utilizados: Casilla, Moreno, Amat y Cristian Gómez.

Goles: 1-0. M. 29. Ighalo, desde dentro del área pequeña. 2-0. M. 34. Ighalo remata un centro de Moisés. 2-1. M. 54. Dídac, con un disparo raso desde fuera del área.

Árbitro: Mateu Lahoz. Amonestó a Weiss y Dídac.

Los Cármenes, unos 22.000 espectadores.

El cuadro rojiblanco procesó rápidamente la alternativa. Con menos metros por recorrer, más gente se podría sumar al ataque. Una mina si desde la misma banda Cortés y Jara se turnan para encontrar el momento en el que encontrar a Ighalo. En su primera oportunidad, el delantero se sacó un recorte de tacón que dejó clavado a Raúl Rodríguez y fusiló a medio metro de distancia a Cristian. Desabrochaba así el botón de una camisa visitante a la que le fallan las costuras cuando toca presumir de ella.

Desconectado con la idea inicial de la primera vuelta, al conjunto de Pochettino se le miraba ayer con lupa y, de tanto enfocarle con la lente, se acabó quemando. Enfrascado en una defensa honoraria en los despachos, el peor argumento lo ofreció en el campo. Fruto del enésimo enganche textil, un centro de Moisés trató de colocárselo por sombrero Martins en un remate en plancha, pero lo terminó por embozar de nuevo Ighalo ante el amarre fallido de Baena.

Angustiado por la falta de concordancia en el centro del campo, el técnico blanquiazul recurrió a Coutinho como único ventilador capaz de recuperar la percha del equipo. Con Weiss expropiado en la banda derecha, la única conexión con Álvaro partía del juego previsible que se elaboraba por acumulación en el centro del campo. Sin embargo, Dídac, lateral y probablemente cansado de acercarse pero no finalizar, colocó el balón junto al palo izquierdo de Julio César con un remate raso desde fuera del área.

Una onda que interfirió la corriente andaluza hasta que de nuevo el Granada se acordó de buscar la espalda de la defensa del Espanyol por medio casi siempre de Dani Benítez. Maniatado el partido porque ni con la necesidad por bandera parecen reactivarse los pericos, que dejan escapar el último tren a Europa, el Granada celebró una fiesta que puede ser completa si mañana el Zaragoza no puntúa ante el Levante. En ella se corearán muchos nombres. Uno de los que sonará más alto será, seguro, el de Ighalo.

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Sobre la firma

GORKA PÉREZ
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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