Una historia de otra época
La última vez que el Manchester United y el Manchester City se disputaron la 'Premier' fue en 1968.- Los ‘citizens’ de Joe Mercer salieron victoriosos tras una última jornada de infarto
Joe Mercer se encontró en 1965 con un equipo raído, donde los futbolistas corrían menos de lo exigido y bebían más de la cuenta por los vestuarios de la League Two. Ambicioso y poco dado a la autocomplacencia, el técnico del Manchester City decidió incorporar a Malcom Allison como segundo, también porque le faltaba la salud y eso mellaba su energía. Pero resulta que Big Mal [Allison] demostró ser un adelantado a su época puesto que no tardó en acoplar al grupo un programa físico creado por el exportero Joe Lancaster, tan exitoso como exigente, hasta el punto de que no fueron pocas las veces que los jugadores acabaron el entrenamiento vomitando. Los resultados no tardaron en llegar. En 1966, el City ascendió a la League One; al año siguiente, evitaron con solvencia el descenso; y, al próximo, le disputaron y arrebataron el título en la última jornada a su eterno rival, el Manchester United. Desde entonces, los citizens solo han terminado una vez por encima del Mufc (en 1978), pero hoy en el estadio City of Manchester (21.00 Canal+) se disputa algo más que un derbi, porque a falta de dos jornadas y con una distancia favorable a los red devils de tres puntos, la Premier está en juego. De ganar el United, el título casi tendría dueño; de hacerlo el City, puede repetirse una historia de otra época.
En 1968, por más que apretara el Leeds de Don Revie, las castañas se las jugaron tres equipos en la última jornada. Con 55 puntos aparecía el Liverpool de Bill Shankly y su leyenda del Boot Room, impulsado por los goles de Roger Hunt, pero descartado en el último traspié ante el Stoke. Y con 56 figuraban los dos equipos de Manchester. El City, teórico rival débil, viajaba a St. James Park, estadio del feroz Newcastle, parcialmente invadido por los citizens, que completaron el aforo con 46.492 espectadores; y el United, favorito a todas luces –incluso se llevó el trofeo de la Liga a Old Trafford- recibía ante 62.963 espectadores al Sunderland, conjunto en la zona baja de la tabla que no se jugaba nada más que la honra. Caprichoso, sin embargo, el fútbol dio un giro inesperado.
Lo que les quedará tras el derbi
Al Manchester United
.- Swansea en casa
.- Sunderland fuera.
Al Manchester City
.- Newcastle fuera
.- QPR en casa
Tras la primera parte en St. James Park, con empate a dos, Allison tenía claras sus intenciones. “Pensaba entrar en el vestuario a echar una buena bronca a los jugadores”, contó años después; “pero al ver las caras de los futbolistas y sus ganas, no me quedó otra que decirles que jugaran como los campeones que eran”. Peor iban las cosas, sin embargo, en el estadio del Mufc, donde los futbolistas del Sunderland Suggest y Mulhall ponían en entredicho el título. Toda una proeza si se tiene en cuenta que era el equipo de Matt Busby, que dirigía a jugadores de la talla como Bobby Charlton, George Best, Bill Foulkes y Brian Kidd, que apenas unos días después eliminarían al Real Madrid en la semifinal de la Copa de Europa y darían todo un recital en la prórroga de la final ante el todopoderoso Benfica (4-1) de Eusebio, el primer éxito europeo el la mayor competición de un equipo inglés. Busby, entonces, pasó a ser Sir Matt.
Pocos recuerdan, sin embargo, el fiasco que vivió el equipo dos semanas antes del laurel europeo, ese 11 de mayo. Ni siquiera el gol de Best en los compases finales le bastó al equipo para doblegar al Sunderland, más competitivo que nunca. De hecho, desde entonces, desde hace 44 años, los black cats no han vuelto a ganar en Old Trafford. La fiesta estaba en Newcastle, donde un equipo formado exclusivamente por ingleses –a excepción del testimonial Bobby Kennedy, escocés- y con poco poder adquisitivo [intentaron sin éxito fichar al fenomenal Gordon Banks (a quien se le atribuye la mejor parada de la historia sobre Pelé), que se decantó por el Stoke], logró un éxito memorable. Así, en el segundo acto, Neil Young marcó su doblete y Francis Lee definió de primeras tras un pase interior. Era el 2-4 y la imagen de Lee con los brazos abiertos subido al granito que hacía de vaya separadora con la afición, se quedó para la memoria de los aficionados, ya en éxtasis, poco preocupados por el último gol del urraca McNamee e invasores del campo cuando el colegiado pitó el final del encuentro.
Era el momento del City, equipo gobernado en el campo por Colin Bell –a la postre elegido el mejor jugador del equipo por la afición ese año- Mike Summerbee y el propio Francis Lee. Un conjunto que dos años más tarde conquistaría la Copa de la Liga y la Recopa europea, pero que jamás volvería a levantar el trofeo de la Premier. Entonces, una vez hubo llegado la Copa a Maine Road –antiguo estadio del City- desde Old Trafford, la levantó el capitán Tony Book para la afición. Luego, la recogió Joe Mercer, con una sonrisa retratada en un mosaico en el estadio del City of Manchester.
Ahora es otra época, otra historia. Después del sonrojante triunfo del Manchester City en Old Trafford (1-6) en el partido de ida de esta Premier, el técnico del Manchester United, Alex Ferguson, fue tajante: “Es la peor derrota de mi carrera”. Pasados los meses, sin embargo y en lo que es un ejemplo de la competitividad que destila tanto el entrenador como su equipo, todo parece bien distinto. “Es el derbi más importante de mi época”, reflexionó Sir Alex; “pero tenemos futbolistas, experiencia y determinación”. Algo similar opina Giggs: “Ellos juegan en su casa, pero nosotros somos el Manchester United, los campeones”. La réplica la puso el técnico Roberto Mancini, de quien también se dice que se juega el puesto de trabajo, toda vez que maneja la plantilla más cara de Inglaterra, en lo que es otra vuelta radical del fútbol , equipo obrero como siempre fue el City: “No tenemos presión porque no tenemos nada que perder”.
De ganar el United, la Premier casi tendría dueño a falta de dos jornadas; de hacerlo el City, que atiende, por si las moscas y como curiosidad al último partido de los red devils –ante el Sunderland-, reverdecer la historia depende de Mancini y sus futbolistas. Una historia que se dio en la última jornada de 1968.
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