“Pecamos de aguantar el resultado”
Casillas, el mejor de los locales, crítico con el planteamiento conservador de Mourinho tras el 2-0
El destino, que es caprichoso, quiso que la táctica de Mourinho, con fama de ser el entrenador más clarividente del planeta, quedara en manos de Iker Casillas, el portero, el hombre más representativo del Madrid, el más importante para la institución. Así lo reconoció la hinchada. “¡Iiiiikeeeer, Iiiiiikeeeer…!”, cantó la multitud nada más acabarse los 180 minutos. El portero le paró un disparo a Lahm y otro a Kroos en la tanda de penaltis. Pero no fue suficiente. No bastaron las heroicidades del capitán a lo largo del partido (fueron unas cuantas) para sostener un plan excesivamente conservador.
Sobre el carácter calculador del planteamiento habló el portero en cuanto acabó la velada: “Ha sido un varapalo para todos. El partido no se nos ha ido. Ha sido mala suerte. Quizá con el 2-0 hemos pecado de aguantar el resultado. Es lo que hay. Los penaltis son cuestión de suerte. Una ruleta”.
El planteamiento del técnico respondió a tantos otros de este Madrid. Una vez obtenida la ventaja, se organizó el repliegue masivo. Con el 1-0, el equipo dio diez pasos atrás. Con el 2-0, otros diez. Hasta que todos los jugadores se situaron por detrás de la línea del balón, metidos en su campo, esperando para provocar el error del Bayern y salir al contragolpe. El decurso del partido convirtió a Casillas en un actor principal de la semifinal. Era inevitable considerando la sincronización del ataque del equipo bávaro. Robben, Gómez, Kroos y Ribéry se conocen de memoria. Entre los cuatro comenzaron a desbordar a la abnegada defensa madridista. Poco a poco, Casillas se vio obligado a interpretar su viejo papel de salvador.
Poco a poco, el meta se vio obligado a interpretar su viejo papel de salvador
La primera parada de Casillas fue presencial. Le bastó con estar ahí, sin tocar la pelota, para imponerse a Robben. El holandés recibió solo en el segundo palo, tras burlar la vigilancia de Marcelo, y se encontró con que el portero le achicaba el remate. Quizás le sobrevinieron recuerdos amargos de la final de la Copa del Mundo. Lo cierto es que Robben hizo un escorzo para acomodar el cuerpo a su zurda y el tiro se le fue por encima del larguero. Si le hubiera pegado con la derecha, su pierna mala, habría rematado con más naturalidad. Cosa de zurdos.
Casillas es zurdo de pies pero diestro de manos. Estuvo a punto de sacar partido de esta cualidad cuando volvió a encontrarse con Robben en el punto de penalti. El holandés intentó sorprender al capitán madridista rematando a la izquierda y el portero le adivinó la intención. Empujó con las piernas y se estiró con todas sus fuerzas. Mostró los dientes mientras volaba y alargó el brazo derecho. Desvió el balón con la punta de sus dedos, pero no fue suficiente. Era un misil rasante. Tocó el palo y fue adentro.
Ante Robben, volvió a vivir el duelo que ya protagonizaron en el Mundial
El 2-1 del Bayern desbarató la táctica ordenada por Mourinho tras el 2-0. Tanta especulación acabó con el Bayern volcado sobre el área de Casillas, que antes de sufrir la ejecución del penalti sacó un tiro de Gómez. Lo asistió Kroos en la frontal del área y su remate fue al muslo del portero, que desvió a córner.
Casillas paró tres tiros en la primera parte. El Bayern alcanzó el descanso con un 70% de la posesión. La multitud asistió al asedio con los nervios destrozados. En silencio. Olvidando el espíritu de Juanito, la parafernalia, las banderitas. Cruzando los dedos para que su portero no les fallase en el día más importante del año. No suele fallar. No lo hizo en la falta directa que lanzó Robben desde la media luna del área. Fue un envío terrible, a la cepa del palo derecho, otra vez. Casillas lo sacó en una estirada que tranquilizó un poco a la gente antes del descanso.
Empezó la segunda parte y se acentuó el duelo entre Casillas y Robben. El extremo holandés se enfrentó a Pepe y, en lugar de habilitar a Gómez, que se habría quedado solo en el segundo palo, dribló al central con un regate largo. El portero se anticipó, atrapó el balón, y a Robben se le bajó la persiana. Fue la ocasión más clara del Bayern en media hora, aparte de un tiro de Gómez, a las manos de Casillas. Alrededor del guardameta se agruparon Ramos, Pepe, Khedira y Xabi para preservarlo de disparos desde fuera del área. También lo salvaron del remate de Gómez, que dispuso de un segundo para definir solo, se perfiló, se resbaló, y el remate, a cinco metros de la línea de gol, fue a pegar en Khedira.
Los 90 minutos de hicieron interminables para la hinchada local. El Bernabéu acabó reclamando córners y faltas. Parecía un campo de fútbol inglés. La fe del público en las jugadas a balón parado concentró el fervor del apoyo. La afición lo pasó mal. Basta con repasar el balance de remates en el tiempo reglamentario: 17 tiros para los visitantes contra 12 de los madridistas.
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