“Samaranch impidió que me hiciera profesional”
Manolo Santana rememora su triunfo en Barcelona hace 50 años
Cincuenta años después de su primer triunfo en el Godó, ahora Open Banc Sabadell, Manuel Santana recibirá un homenaje en las instalaciones del Real Club de Tenis de Barcelona. Fue en 1962, justo un año después de que lograra en Roland Garros el primero de sus cuatro títulos de Grand Slam (Roland Garros 1961 y 1964, Open de EEUU 1965 y Wimbledon 1966). Volvió a ser campeón del Godó en 1970, año en que ganó también el torneo de dobles junto a su amigo y rival Roy Emerson. Santana fue, hasta Nadal, el jugador más importante en la historia del tenis español y el que, con sus triunfos individuales y en la Copa Davis (llevó a España a la final de 1965 y 1967), consiguió la explosión masiva de este deporte en los años setenta y ochenta.
Pregunta. Cincuenta años ya desde su primer triunfo en el Godó...
Respuesta. Sí, son muchos, pero el tiempo pasa para todos. Y me encanta que ahora el club se acuerde de mi primer triunfo y me rinda este homenaje.
P. ¿Qué recuerda de todo aquello?
R. Lo recuerdo todo muy bien. En aquellos años, el Godó era el torneo español por excelencia y el único referente internacional. Por eso acudían siempre los mejores jugadores, porque dentro del circuito tenía un prestigio y porque siempre cumplía con los compromisos que tomaban los organizadores.
P. Cuando usted ganó en 1962, solo otro español había ganado, Andrés Gimeno. ¿Cree que Andrés abrió una puerta?
R. Sin duda. Para mí él fue siempre un gran jugador y creo que él y yo hemos sido los dos jugadores que abrimos el tenis español, los referentes. Siempre he mantenido una gran amistad con Andrés y me honra seguir teniéndola.
P. En 1961 usted ya disputó la final del Godó y la perdió contra Roy Emerson. Entonces ya había ganado en Roland Garros (se disputaba antes del torneo de Barcelona) superando a Pietrangeli en la final.
R. Para mí estos dos y Laver eran los mejores jugadores del momento. En tierra batida, sin embargo, Pietrangeli les superaba a todos. Aquel año me impuse a Roy Emerson en cuartos de final y a Rod Laver en semifinales. Pero sabía que para ganar el torneo debía realizar un partido memorable. Lo hice y vencí a Pietrangeli en la final de aquel Roland Garros de 1961, mi primer gran título. No podía creérmelo. Y Cuando acabé aquel partido estaba tan emocionado que intenté saltar la red, pero la vi tan alta que opté por pasar por debajo. Y a otro lado, él me esperaba con los brazos abiertos.
Los jugadores cenábamos con el Conde de Godó en una mansión enorme, un cóctel de lujo
P. Con Pietrangeli vivió algunas experiencias muy divertidas…
R. Nos hicimos muy amigos. Éramos grandes rivales en la pista, pero fuera de ella nos entendíamos muy bien. Él siempre me hablaba de que conocía mucho a las artistas más famosas de Italia del momento. Y una vez, en 1965, en el torneo de Roma, nos invitó a un grupo a cenar en un restaurante y me dijo que me daría una gran sorpresa. Estábamos ya sentados en la mesa, cuando entró él por la puerta acompañado de la actriz Virna Lisi. "¿Ves como no te engañaba?", me dijo. Y era cierto, en Italia, Pietrangeli era una personalidad.
P. Volvamos al torneo de Barcelona. Los jueves de aquella semana se realizaba una gran fiesta en casa del Conde de Godó.
R. Sí. Era algo tradicional que todos los jugadores le agradecíamos. No fallaba nadie. La mansión, que creo que sigue existiendo, era enorme y cuidadísima. Venían las personalidades locales y nos ofrecía un cóctel de lujo con comida y bebida selectas. Pero los jugadores nos marchábamos pronto, porque al día siguiente teníamos partido. Era una cita ineludible y todos la esperábamos con interés.
P. ¿Qué recuerda de la final? La jugó contra Ramanathan Krishnan.
R. Que no fue un partido fácil para mí [se impuso por 3-6, 6-3, 6-4 y 8-6]. Pero cuando vi que debía enfrentarme a él, pensé que ya lo tenía en el bolsillo. Porque así como Emerson fue mi bestia negra y me costaba mucho ganarle, Krishnan nunca consiguió superarme. Le gané cómodamente en Barcelona y luego volví a ganarle camino de la final de la Copa Davis, cuando nos enfrentamos contra la India.
P. En 1962 jugaban con raquetas de madera. ¿Cree que la evolución de las raquetas es lo que más ha marcado el cambio que se ha producido en el tenis actual?
R. Sin duda. Con raquetas de madera, no podrían jugar a la velocidad con que se juega ahora. Ni sacar con la potencia actual. Yo jugaba con raquetas de madera y encordaba entre 21 y 24 kilos, dependiendo de si estaba a nivel del mar o en altura, respectivamente. Ahora los cordajes son algo distintos pero no influyen tanto en el juego como el cambio en los materiales que se ha producido en las raquetas.
P. ¿Le gusta más el tenis de su época o el actual?
R. No puedo responder a esta pregunta. Es cómo cuando me preguntan si hubiera ganado igualmente mis cuatro Grand Slam en un contexto de potencia y velocidad como el del tenis actual. No lo sé. Cada época tiene sus características y sus campeones. Supongo que nos habríamos adaptado y que seríamos competitivos.
P. En su etapa los jugadores viajaban solos. Ahora lo hacen acompañados por un séquito interminable.
No tuve entrenador hasta el final de mi carrera, cuando Lew Hoad me ayudó, porque no podía pagármelo.
R. Nosotros no podíamos permitirnos gastos superfluos, porque no cobrábamos premios por ganar los torneos. Estaban prohibidos por la Federación Internacional, que quería diferenciar entre la pureza de los amateurs y los profesionales, que sí cobraban por jugar. Viajábamos solos y eso nos permitía relacionarnos mucho más: cenábamos juntos tras los partidos, íbamos al cine o simplemente nos quedábamos en el hall del hotel hablando de nuestras cosas y de tenis. No tuve entrenador hasta el final de mi carrera, cuando Lew Hoad me ayudó, porque no podía pagármelo. Ahora, el tenis es más exigente. La gente se prepara más, se gana mucho más dinero y en cada partido te juegas un dineral. Es lógico que se preparen bien y que cuenten con un grupo de gente que trabaja para ellos. Pero es evidente que ese entorno les distancia.
P. Sin embargo, ustedes también cobraban fijos en la mayoría de torneos, ¿no?
R. Al principio, no. Pero después lo hablamos y llegamos a la conclusión de que no tenía sentido que el club cobrase entradas para vernos jugar y que nosotros no percibiéramos nada. Así que los 10 mejores nos pusimos de acuerdo. Emerson y yo, que éramos los dos primeros del mundo, acordamos que cuando nos llamaran para disputar un torneo les exigiríamos 2.000 dólares cada uno. Y eso era lo que cobrábamos.
P. Usted tuvo también una oferta para convertirse en profesional.
R. Sí, unos años después que Gimeno. Pero tuve la suerte de que Juan Antonio Samaranch, entonces hombre fuerte del deporte español, se negó en redondo a que me fuera con los profesionales. Sabía que sin Gimeno y sin mí las posibilidades de España en la Copa Davis iban a ser nulas. No podía dejar escapar a los dos mejores jugadores. Y luchó con las autoridades para conseguirme un fijo anual de 50.000 dólares (unos tres millones de pesetas), que era lo que me ofrecía el grupo de Jack Kramer.
P. Sigue activamente el tenis actual...
R. Sí, porque soy el director del torneo más importante de España en estos momentos, el Masters 1.000 de Madrid. Y eso me obliga a seguir muchos torneos para estar al día de lo que está ocurriendo.
P. ¿Cree que Rafa Nadal recuperará el cetro mundial?
R. Sin duda. Porque sigue siendo el gran jugador que ha sido siempre y porque solo tiene 25 años. Estoy convencido de que volverá a ser el número uno. Para mí es el mejor.
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