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Nadal y Djokovic, aliados contra la tierra azul

Los dos mejores tenistas llegan a semifinales y coinciden en criticar el color de la arcilla del torneo de Madrid

J. J. M.
Djokovic, durante su partido contra Haase.
Djokovic, durante su partido contra Haase.SEBASTIEN NOGIER (AFP)

Camino de semifinales, mirándose siempre de reojo, el serbio Novak Djokovic (6-4 y 6-2 al holandés Haase) y Rafael Nadal (7-5 y 6-4 al suizo Wawrinka), coinciden en una cosa: aprovechan el inicio de la gira de tierra en Montecarlo, una cita que resume los valores más tradicionales de su deporte (club pequeño y coqueto, roja arcilla, las raíces europeas), para criticar que el torneo de Madrid, que arranca en dos semanas, haya decidido utilizar tierra azul para que le pelota amarilla se vea mejor por la televisión y que su torneo se distinga del resto.

“No tiene sentido. No estoy feliz con eso”, dijo el número uno mundial sobre la elección de color de la superficie, que no ha sido respaldado, aseguró, ni por él, ni por Nadal o el suizo Roger Federer. "El presidente de la ATP puede tomar decisiones sin que los jugadores estén de acuerdo", continuó. "Por eso habrá tierra azul en Madrid. Eso tiene que cambiar".

No tiene sentido. No estoy feliz con eso Novak Djokovic

"Aquí solo gana uno: el dueño del torneo [Ion Tiriac]", le continuó el mallorquín en rueda de prensa. “He leído lo de la pista azul de Madrid. Es una pena por la historia y la tradición de esta superficie”, había comentado ya antes en su twitter cuando se anunció la decisión. "Espero no tener que jugar algún día sobre hierba azul", finalizó el número dos mundial, que no participó en las pruebas oficiales de la pista, como sí hicieron cuando arrancó la idea (2009) la rusa Safina, Emilio Sánchez Vicario, Feliciano López o Fernando Verdasco.

Andy Murray, eliminado por el checo Berdych, no ve grandes problemas en el cambio: "Por la cercanía de Roland Garros, sería mejor jugar en tierra roja", dijo; "pero en Madrid a veces es difícil ver la pelota [por televisión]. Entiendo las razones para el cambio. Hace el torneo único y diferente".

El mallorquín no participó de las pruebas oficiales de la pista

El torneo se defiende con estudios que niegan cualquier cambio que afecte al juego; recuerda que se ha asesorado con los pisteros de Roland Garros, la catedral de la arcilla; y critica el inmovilismo del deporte de la raqueta y su derecho a avanzar en la dirección deseada.

"[Es] una ruptura con el pasado que no es un capricho ni una decisión unilateral, sino el resultado de muchos años de reuniones y negociaciones con los responsables de ATP y WTA", explican desde la organización, propiedad del rumano Tiriac, un hombre de negocios que siempre tuvo un fino sentido del olfato para el márketing, como quedó demostrado en su etapa como entrenador del argentino Vilas o de agente del alemán Becker.

Murray, por su parte, no ve grandes problemas en el cambio

El pulso por la tierra azul lleva años disputándose en los despachos. Nadal, al que siempre ha desesperado lo lento que es conseguir cualquier cambio en su deporte, una de las razones por las que ha dejado su vicepresidencia en el Consejo de Jugadores, ha sido muy activo en la discusión, igual que antes tuvo una voz principal en el conflicto de los tenistas españoles con Pedro Muñoz, en su momento presidente de la Federación española; en las peticiones de un formato bienal para la Copa Davis que incluyera más premios para los tenistas; o en las discusiones que buscaban recortar el calendario para permitir más tiempo de descanso a los jugadores.

Djokovic, Nadal y Federer temen que el color oculte un cambio de textura que altere el caminar de la pelota y el sentir de sus pisadas. Es improbable que eso les lleve a renunciar a la cita: como los demás tenistas, están obligados por reglamento a disputarla por ser de categoría masters 1000. A cambio, si cumplen, los 12 mejores se reparten a fin de curso un bonus que crece según el ránking del mínimo de 100.000 dólares al máximo de 2 millones.

Además, los tres mejores ven en la elección un ataque innecesario a las tradiciones de su deporte, que, sin embargo, disfruta ahora de elementos que jamás habrían soñado los pioneros: desde la tecnología del Ojo de Halcón para dirimir las bolas más difíciles hasta los nuevos materiales de competición y los nuevos estilos de ropa, que, siempre en paralelo al crecimiento de los patrocinadores y las bolsas de premios, han acabado con costumbres tan arraigadas como jugar siempre de blanco.

Ocurre en Montecarlo. Mientras los organizadores sueñan con una final entre los dos grandes contrarios, estos, que distinguen claramente entre la pista y los vestuarios, se alían en los despachos.

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Sobre la firma

J. J. M.
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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